En 2009, una tormenta eléctrica causó un grave incendio forestal en la Comarca de las Cuencas Mineras, en la provincia de Teruel, que arrasó 7.300 hectáreas. Desafortunadamente, muchos de los árboles que ardieron no eran resistentes al fuego, pues se trataba de especies no autóctonas de pino plantadas para proporcionar madera a las minas de carbón de la zona -ya cerradas- con la que soportar túneles y pozos.
Preguntados, los vecinos y grupos de interés de la zona consideraron que la prioridad ambiental era recuperar el bosque devastado y Coca-Cola, que a través de su marca Aquabona gestiona el manantial de Fuenmayor, cercano al área afectada, quiso poner su granito de arena.
En 2012, consciente de que la suma de voluntades es clave para el éxito,propició un proceso de diálogo entre administración, actores locales, investigadores, científicos y ONG que sentara las bases para devolver la vida al monte.
Fruto de esas conversaciones, nacía en 2013 el Plan Director para la recuperación de 1.234 hectáreas repartidas entre los términos municipales de La Zoma, Cañizar del Olivar y Castel de Cabra.
El plan comenzó a ejecutarse en 2014 con Plantando Agua, una iniciativa liderada por Coca-Cola que es gestionada por ECODES con la asesoría científica de la Universidad de Zaragoza y que cuenta con la participación y el apoyo del Gobierno de Aragón, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad de Barcelona.
“El agua es un elemento vital para Coca-Cola. Es el ingrediente principal de nuestras bebidas, pero, además, es un recurso escaso. Por ello, tenemos una gran responsabilidad que trasladamos a través de proyectos como este”, explica Susana Pliego, Environment & Safety Manager en Coca-Cola Iberia.
Manejar la vegetación para proteger el ‘agua azul’
La principal originalidad del proyecto es que tiene en cuenta que la vegetación influye en la disponibilidad de agua. “Existe la idea extendida de que cuantos más bosques haya, más agua tendremos. Sin embargo, esto no es del todo cierto”, asegura José Manuel Nicolau, asesor científico del Plan Director y Profesor de Ecología de la Universidad de Zaragoza.
“Con tantas hectáreas como hay aquí y con un terreno calizo, cuanto más densa sea la cobertura forestal, más agua consumirá ese bosque para la fotosíntesis y más agua de lluvia atrapará para transpirarla después a través de las hojas a la atmósfera. Es agua, la llamada agua verde, que no irá a parar a ríos ni acuíferos para el consumo humano”. Nicolau aporta algunos datos. “Diversos estudios atribuyen un descenso medio del 20% en el caudal de los ríos al aumento de la vegetación en las áreas rurales, como consecuencia de la despoblación y la disminución del ganado”.
Así, los trabajos en la zona se centran en realizar una reforestación controladaque asegure el suministro de agua azul -la de ríos y acuíferos-, pero también en fomentar la ganadería como productora de agua azul al controlar la vegetación y, por ende, también los incendios. “El pastoreo limpia el monte”, apunta el Profesor Nicolau. “Estamos mejorando las infraestructuras ganaderas, como los abrevaderos, y hemos restaurado un viejo corral de ovejas”.
Un monte adaptado a los retos del siglo XXI
El Plan Director, sin embargo, va más allá. Los expertos han diseñado un monte que pueda hacer frente a los retos del siglo XXI. El primero de ellos es el cambio climático. “En los perímetros elegidos para restablecer el bosque, usamos determinadas especies autóctonas, como el pino carrasco, por ser las que mejor se adaptan a los periodos de sequía. Además, estamos plantando menos árboles por hectárea, por lo que cada uno de ellos tendrá más ración de agua cuando llueva”, cuenta María Jesús Sanz, Responsable de Relaciones Institucionales de ECODES.
Otro de los desafíos es que el monte sea resistente a los incendios, pues la Comarca de las Cuencas Mineras es una de las zonas de Europa donde más rayos caen. “Hemos escogido especies que, tras el fuego, mantienen el tronco, del que salen nuevas ramas, como las del género Quercus”, continúa Sanz. “También estamos haciendo parches de plantaciones discontinuas, lo que, en caso de incendio, dificultaría la propagación del fuego”.
El plan también hace un guiño a la economía local y busca un equilibrio entre la protección del monte y los ungulados silvestres (cabra montesa, jabalí, corzo, venado), que despiertan gran interés cinegético y son motor económico del entorno. “Con la despoblación del campo, estos ungulados están en expansión, como es el caso de la cabra montesa”, señala Nicolau. “Esta come mucha hierba, pero también los brotes de encinas, de los pinos.., por lo que supone una amenaza para las plantaciones”. Por el momento, se están efectuando censos para controlar su población. “Ahora estamos en 3,3 cabras montesas por kilómetro cuadrado, lo que no es mucho”, comenta Nicolau.
471,9 millones de litros de agua recuperada
En 2016 el Plan Director de recuperación hidroforestal impulsado por Coca-Cola fue asumido por el Gobierno de Aragón y aún tardará varios años en ejecutarse por completo.
Mientras tanto, solo gracias a Plantando Agua, a finales de 2016 se habían conseguido recuperar 471,9 millones de litros de agua (157,3 en 2015 y 314,6 en 2016), reforestar 58,74 hectáreas y plantar 66.374 árboles. Asimismo, se prevé recuperar otros 471,9 millones de litros de agua en 2017, 629,2 en 2018 -año en el que finaliza el proyecto- y, con un mantenimiento adecuado, cantidades similares en los años sucesivos.
Los beneficios no cuantitativos también son muchos. Además de demostrar que la cooperación entre las partes implicadas asegura el éxito y beneficia a todos, esta innovadora forma de gestionar el monte y los diversos estudios de campo que se están realizando pueden servir de modelo a la comunidad científica. Tal como explica el Profesor Nicolau, «el conocimiento generado se está aplicando en territorios cercanos que han sido también pasto de las llamas».
Fotos: ECODES