Alegría en el PP. Las medidas puestas en marcha desde la aplicación del artículo 155 funcionan, los políticos catalanes han vuelto a la legalidad y las encuestas vaticinan una importante subida de Xavier García Albiol en los comicios del 21-D. Bueno, en realidad no. Cataluña vive hoy un compás de espera hasta las elecciones, donde las encuestas entregan la llave de Gobierno a las confluencias de Podemos, mientras continúa el adoctrinamiento en las aulas y la agitación del ‘procés’ a través de TV3.
El Gobierno cree que hay 'normalidad' en Cataluña solo un mes después del 155
Aunque Mariano Rajoy se muestre feliz y asegure que se ha vuelto «a la serenidad y normalidad», en el seno del partido el sentir es diferente y son muchos los que admiten que existe «cierta incertidumbre». Las elecciones, convocadas con cierta precipitación ante la presión del PSOE, pintarán un óleo muy similar al que existía en Cataluña antes del 155 y no existe un plan específico para frenar un nuevo intento de golpe de Estado.
Puigdemont quiere un referéndum sobre la salida de Cataluña de la UE
José Luis Rodríguez Zapatero y Artur Mas explicaban este domingo en televisión las negociaciones del Estatut y admitían con cierta complicidad que el entonces presidente del Gobierno permitió que la palabra «nación» estuviera en el preámbulo del mismo: «Fue una solución que propusimos sobre la marcha, no la llevaba escrita y la escribimos allí», reconoció el socialista, que calificó todo aquello como «una gran idea». De aquellos polvos, estos lodos, señores.
Alemania y los refugiados
Nos mintieron. Los principales líderes europeos y sus terminales mediáticas al servicio del establishment mintieron. El tiempo terminó destapando la realidad de la llamada crisis de refugiados. El tiempo terminó demostrando que, bajo el pretexto humanitario, se escondía una oleada de inmigración masiva que la Unión Europea no estaba preparada para recibir. El tiempo terminó dando la razón a políticos como Viktor Orbán, que denunció lo que se estaba produciendo ante la mirada atenta de Angela Merkel. Desgraciadamente, cuando Bruselas quiso despertar, era demasiado tarde.
La mitad de los inmigrantes -el 49%, para ser exactos, 482- que se han presentado como menores de edad en la ciudad alemana de Hamburgo este año son, en realidad, adultos, según un nuevo informe de la Oficina de la Seguridad Social. Es preciso recordar que repatriar a un menor de edad es mucho más difícil, pues la ley concede a estos un tratamiento preferente en muchos aspectos. El fraude no hace más que aumentar: el año pasado, los adultos que se hicieron pasar por menores ascendieron al 47%.
Este diario denunció durante meses que, mientras los refugiados se contaban por cientos en el flujo de los Balcanes, las principales ciudades europeas recibían a varones llegados sin sus familias que pronto hicieron suyos los núcleos urbanos, y también terroristas. Decenas de yihadistas aprovecharon la fragilidad del espacio Schengen para saltar de un país a otros hasta llegar a lugares como Moolenbeek, el distrito islamista por excelencia de Bruselas.
Incluso los principales medios admiten hoy que todo lo que nos contaron fue una patraña. Que las élites europeas rechazaron solucionar los conflictos armados en sus lugares de origen, incluso alentaron las disputas internas en Siria con la financiación de los mal llamados ‘rebeldes moderados’. Que los políticos que se llenaban la boca hablando de solidaridad desconocían en realidad las cifras reales de refugiados de guerra. Hoy denunciar todo esto es fácil, entonces no lo fue tanto. Libia es el siguiente capítulo. Allí las mafias migratorias, que han llegado a importantes acuerdos con ONGs europeas, operan a sus anchas en un territorio que un día fue país pero en el que hoy conviven dos parlamentos simultáneos tras el proceso revolucionario de las Primaveras Árabes.