«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
dos socios de Sánchez (Bildu y el PNV) se batirán por obtener la victoria

Los vascos acuden a las urnas tras una campaña marcada por las agresiones a VOX y el viraje nacionalista del PP

Cierre de campaña de VOX en Vitoria. Flicker

Los vascos acudirán este domingo a las urnas tras una campaña «atípica» que podría alterar el gobierno nacional. Insultos y agresiones a miembros de VOX, el blanqueamiento de ETA o un giro cada vez más nacionalista de partidos como PP o PSOE, han marcado una campaña en la que dos de los principales socios de Pedro Sánchez —Bildu y PNV— se batirán por obtener la primera plaza.

Pese a la presión de una parte de la sociedad vasca cada vez más nostálgica del terrorismo, Amaia Martínez ha conseguido llevar el mensaje de VOX a las plazas más radicales de la comunidad autónoma. Con el lema Sabes que es verdad y entre insultos y agresiones, los de Santiago Abascal lucharán por mantener el escaño obtenido en 2020 en Álava y pelear el segundo en Vizcaya. 

La inseguridad ha sido uno de los temas centrales de la campaña; y, tras el apoyo de todos los partidos excepto VOX a tramitar la regularización de 500.000 inmigrantes ilegales, una parte de los vascos han mostrado su indignación. Lugares como Guecho, donde un marroquí reincidió agrediendo sexualmente a una niña de cuatro años hace unos días, o Sopuerta, donde Bildu ha abierto un centro de «menas», han ejemplificado que no todos los extranjeros aspiran a integrarse en España país. 

Por su parte, el Partido Popular ha confirmado su viraje nacionalista abriéndose a pactar con el PNV y el PSOE y hablando del País Vasco como «nación». Basándose en lo que considera su modelo de éxito en Galicia, Feijoo ha apostado por perfiles «más autonomistas que entienden la sensibilidad del territorio». De hecho, una de las principales condiciones para apoyar un Gobierno PNV-PSOE (y fortalecer así la posición de Pedro Sánchez), será la de implantar un sistema VioGen en la comunidad autónoma. 

«Seremos el dique de contención de Bildu», ha asegurado en campaña Eneko Andueza (PSOE) cuatro meses después de que su partido entregase la alcaldía de Pamplona al partido abertzale. La falta de credibilidad y la carga de Pedro Sánchez parecen estar pasando factura a un PSOE que, según sus trackings internos, pierde apoyos desde el inicio de la campaña y podría quedarse en el unidígito. 

El PNV ha puesto el broche final a su campaña celebrando que el BOE ha formalizado el traspaso de la gestión del Cercanías, la homologación de títulos superiores extranjeros y del sistema de acogida de beneficiarios de protección internacional. Pese a haberle hecho el juego a Bildu desde su creación, los de Pradales han optado en campaña por demonizar a los de Otegui para agitar el miedo y evitar un «sorpasso». 

Juego que también se ha hecho desde la Moncloa. Terminales mediáticas afines al Gobierno y numerosos acuerdos PSOE-Bildu han tratado de normalizar a unos herederos de ETA que, hasta hace escasos días, lideraban las encuestas. Sin embargo, la negativa de Otxandiano de calificar a ETA como «grupo terrorista» ha causado furor en la sociedad vasca y han herido a decenas de víctimas. 

Tras el fracaso de las gallegas, Podemos y Sumar podrían darse otro batacazo quedándose fuera del Parlamento vasco. Su rivalidad por ser la «alternativa» a un Gobierno del PNV parece no convencer al electorado izquierdista, y ninguna formación aspira a obtener más de un 3% de los votos. De hecho, ante los vaticinios electorales, la decisión del núcleo duro de Sumar ha sido «proteger» a su principal baluarte: Yolanda Díaz, que se ha borrado del mitin de cierre de campaña. 

Una de las principales claves del resultado electoral será la participación. Los últimos sondeos apuntan a un empate técnico entre Pradales y Otxandiano. La inseguridad, el funcionamiento de la Sanidad o la gestión económica podrían pasar factura a un PNV que lleva más de una década gobernando. Sin embargo, el tropiezo de Bildu evitando calificar a ETA como «terrorista» podría alterar las tendencias y hacer que los indecisos optasen por «lo conocido».

+ en
.
Fondo newsletter