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más de 500 lo han conseguido y 30 agentes han resultado heridos

Más de 1.600 inmigrantes ilegales han intentado acceder a Melilla en apenas dos meses y medio

Inmigrantes ilegales asaltan la valla de Melilla. TWITTER

El pasado martes 15 de junio un grupo de más de 150 inmigrantes ilegales de origen subsahariano trataron de acceder con extrema violencia a Melilla. De ellos, 59 lo consiguieron dejando a una veintena de agentes de la Guardia Civil heridos. Según fuentes del instituto armado, iban equipados con piedras, garfios y palos para enfrentarse a las autoridades españolas en su intento de acceder ilegalmente a territorio español.

Palos y garfios utilizados por los inmigrantes subsaharianos en su intento de acceder a Melilla – Fuente: Guardia Civil

Tan solo unos días más tarde, el 12 de julio, un total de 119 subsaharianos de unos 200 entran a Melilla después de un nuevo episodio violento en el que un total de cinco guardias civiles resultan heridos, uno de ellos causa baja para el servicio. El episodio tuvo lugar a las 4:30 de la madrugada en la zona comprendida entre el Barrio Chino y Beni Enzar. De nuevo, fuentes de las FCSE revelan que iban equipados con material diverso que utilizaron para enfrentarse violentamente a los agentes.

Dos días después de este segundo asalto, se produce una nueva tentativa en la que consiguen entrar ilegalmente una veintena de inmigrantes ilegales en su mayoría de origen camerunés. De nuevo, se enfrentan con extrema violencia a las autoridades marroquíes y españolas, dos agentes de la Guardia Civil resultan heridos.

El goteo incesante de llegadas continuó el jueves 22 de julio. Tras unos días de movimientos al otro lado de las vallas de Melilla, la Delegación del Gobierno en la Ciudad Autónoma emite un comunicado en el que pone en conocimiento de los medios de comunicación cómo tres agentes de la Guardia Civil resultaron heridos cuando formaban parte del dispositivo que trató de detener la entrada de más de 300 inmigrantes de origen subsahariano, un total de 238 lograron finalmente entrar en territorio español a las 6:50 horas. Los agentes resultaron heridos por los garfios de hierro que portaban los ilegales subsaharianos y que fueron usados para escalar la valla a la altura de Barrio Chino. Tan solo 24 horas después, más de 150 también intentaron acceder sin éxito, no se lamentaron heridos.

Apenas tres días después, el domingo 25 de julio, siete ilegales de los más de 50 que protagonizaron una avalancha conjunta consiguen acceder a Melilla. Acorde a una comunicación de la Delegación del Gobierno, de nuevo iban provistos de garfios para tratar de subir por la valla y la labor de la Policía Nacional fue determinante para contener la entrada de un número mayor de inmigrantes. En esta ocasión no hubo que lamentar heridos a pesar de la violencia empleada durante el asalto fronterizo. Según los agentes, los inmigrantes ilegales iban provistos “de barras de hierro, palos, piedras y garfios, entre otros objetos contundentes”.

También el jueves 29 de julio se produce una nueva entrada: tres inmigrantes ilegales de origen subsahariano entran en Melilla y 97 se quedan al otro lado de la valla fruto de la colaboración entre agentes de la Guardia Civil y la policía marroquí.

Las llegadas continuaron, como era previsible, durante la segunda semana de agosto. Concretamente el lunes 9, las autoridades marroquíes lograron contener la entrada de más de un centenar de subsaharianos que se dirigieron al vallado por la zona del Barrio Chino. Una nueva tentativa que tuvo lugar a las 6:48 horas y en la que no hubo que lamentar ningún herido por parte de las autoridades que consiguieron frenar al grupo de ilegales.

El martes 17 de agosto Melilla registra la entrada ilegal de 57 inmigrantes de origen subsahariano que formaban parte de un grupo de 150 que protagonizaron a primeras horas del día una avalancha organizada sobre la doble valla que separa la ciudad española de Marruecos. El grupo de más de 50 subsaharianos fue trasladado al CETI de la Ciudad Autónoma para cumplir cuarentena sin tener que lamentar en esta ocasión daños a los agentes que lograron frenar la entrada de un mayor grupo de ilegales.

Después de días en los que se registran nuevas tentativas de entrada, el pasado sábado 28 de agosto, agentes de las FCSE y autoridades marroquíes impidieron el intento de entrada de 350 inmigrantes de origen subsahariano a Melilla por la frontera que separa la Ciudad Autónoma de la localidad marroquí de Beni-Enzar. Según comunicaba la Delegación del Gobierno, «gracias a la actuación de la Guardia Civil y a la colaboración activa de las fuerzas de seguridad marroquíes, de los 350 inmigrantes subsaharianos ninguno logró entrar en Melilla».

Tras el último intento expuesto con anterioridad, el pasado domingo 29 las FCSE y los agentes marroquíes evitaban la entrada de 20 inmigrantes subsaharianos que pretendían acceder ilegalmente a la ciudad española a nado por la zona norte de la localidad. Según hizo constar la Delegación del Gobierno, «gracias a la rápida actuación de la Guardia Civil y a la colaboración de las Fuerzas marroquíes» se evitó la entrada. Por otro lado, este lunes 30 de agosto, agentes de la Guardia Civil evitaron la entrada a Melilla de otro grupo de tres inmigrantes, los hechos tuvieron lugar a las 6:35 horas en la zona de Aguadú.

En apenas dos meses y medio más de 1600 inmigrantes ilegales han intentado entrar a Melilla, más de 500 lo han conseguido, dejando a un total de 30 agentes de la Guardia Civil heridos. Un balance que, sin lugar a dudas, no solo evidencia el carácter violento de los subsaharianos que tratan de acceder a territorio español, sino que también refleja que la Ciudad Autónoma vive una presión migratoria sin precedentes con movimientos continuos al otro lado de la frontera.

Según hicieron constar fuentes de la Guardia Civil el pasado mes de julio, unos 2.000 inmigrantes ilegales continúan esperando su oportunidad en campamentos de Nador (Marruecos), algo que también corroboran diversas fuentes marroquíes y que es una prueba más de la amenaza migratoria que se cierne sobre las fronteras de Melilla.

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