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De cumplirse los pronósticos, será la segunda mayor quiebra tras la de Lehman Brothers

Las implicaciones de la caída del Silicon Valley Bank más allá de las finanzas

Sede del Silicon Valley Bank. Europa Press/Contacto/Li Jianguo

El banco estadounidense conocido por ser el principal prestamista de numerosas startups (empresas tecnológicas nacientes) entró en bancarrota el pasado 10 de marzo por una corrida bancaria y los reguladores están desesperados por encontrar el efectivo que pueda salvar al país de un nuevo escándalo financiero internacional parecido al de 2008.

La peor situación imaginable es que no hubiera salida para cubrir los depósitos no asegurados de miles y miles de estas empresas. Sin fondos cerrarían en masa ya que estas startups carecen de la liquidez de sus hermanos mayores de Silicon Valley, como Google, Facebook, etc.

Con la reapertura de los mercados el pánico a cundido, ya que la corrida bancaria supuso la retirada de decenas de miles de millones de euros pero, si vuelve a haber otra demanda masiva de fondos, el banco estaría visto para sentencia. De cumplirse estos pronósticos, se tratará de la segunda mayor quiebra de la historia de Estados Unidos tras la caída de Lehman Brothers.

Por qué ahora

Silicon Valley Bank (SVB) anunció hace apenas dos semanas que planeaba aumentar el capital en 2.250 millones de dólares emitiendo nuevas acciones para ajustar sus cuentas después de haber vendido bonos de su cartera de inversiones con pérdidas de 1.800 millones de dólares. ¿Resultado? Antes de este último fin de semana se habían retirado depósitos por un valor de 42.000 millones de dólares dejando un saldo negativo en caja de 958 millones de dólares.

Como respuesta, y antes de llegar al pasado fin de semana, la Sociedad Federal de Seguros de Depósitos (FDIC por sus siglas en inglés) actuó manu militari tomando el control y ahora tiene en sus manos la cuantía de 175.000 millones de dólares. Parte del dinero no sólo corresponde a estas empresas tecnológicas de reciente creación, también a algunos de los peces gordos del mundo tecnológico estadounidense.

Se trata de un corralito. Los clientes con más de 250.000 dólares en sus cuentas no pueden acceder a sus fondos hasta nueva orden, siempre y cuando se consiga cubrir el hueco inmenso que existe en estos momentos. Dinero visto y no visto. La capacidad de operar de gran parte de las pequeñas empresas en las próximas semanas por ahora es nula, y de no conseguir un dividendo anticipado esta misma semana cubierto por la FDIC, un gran número de ellas estarían condenadas al cierre inmediato.

Según Bloomberg News, varios son los compradores que se habrían interesado en hacerse con los restos en la subasta del domingo por la noche. La prioridad es el ahora: conseguir liquidez lo antes posible para parar salarios y facturas urgentes. Quizás esto en España no hubiera preocupado tanto ya que se paga a final de mes, pero en Estados Unidos es bastante común cobrar el salario cada 15 días, por lo que la fecha límite para encontrar esos fondos sería el próximo miércoles 15 de marzo.

Debate sobre un posible rescate

Esta situación que recuerda a la vivida hace 15 años ha vuelto a resucitar el debate sobre si se debe rescatar un banco semejante con dinero público, dejarlo caer o permitir, llegado el momento, que sea comprado por capital extranjero. Plantea diversos escenarios:

1  El Tesoro de Estados Unidos podría destinar el dinero público necesario para reflotar los fondos de SVB y evitar la quiebra de uno de los sectores económicos más importantes del país. Los dilemas son evidentes. ¿Deben los contribuyentes socorrer una y otra vez a los sectores hiperestimulados económicamente incluso a las burbujas como la tecnológica? En caso de ser así, ¿en qué beneficia al conjunto de la sociedad? ¿Quiénes son los responsables reales de esta situación? ¿Era previsible?

2 En caso de no encontrar comprador o de que no se acepte el rescate, SVB arrastraría a miles de empresas a la quiebra. ¿Supone esto una pérdida real para el país o es una oportunidad para que las grandes multinacionales se hagan con parte de la competencia a un coste muy inferior de lo que valdría en otra situación? ¿Es posible que esto sea un movimiento planificado para eliminar a esa competencia? ¿Puede el mercado laboral estadounidense sostener una quiebra generalizada en tan poco tiempo? ¿En qué dañaría a la todavía primera potencia en su competición directa con el otro grande tecnológico que es China?

3 Si los planes de la FDIC no se cumplen, otra entidad podría comprar los restos también a precio de ganga (el Banco Santander y la compra del Banco Popular por un euro). No sólo esto, si se permite capital extranjero, ¿hasta qué punto el gobierno estadounidense puede permitir que uno de los campos más importantes en los que destaca pueda ser controlado por otras potencias? ¿Habría controles o se podría evitar que China comprara el banco a través de empresas o sociedades pantalla?

Que el Silicon Valley Bank en esta situación no es sólo un problema económico, una granada que les ha estallado en la mano a los gurús tecnológicos –y por ende al Gobierno de Estados Unidos–. Puede ser también un problema de seguridad nacional y de posición del país en el mundo. La verdadera riqueza hoy son los datos, y algunos de los grandes de esa liga tienen su capital en ese banco. El tiempo apremia y el pánico puede extenderse a otros sectores.

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