El año concluye con una severa crisis sociopolítica sin precedentes en la historia de Nicaragua, con más de 160 presos políticos, unas elecciones fraudulentas en las que Ortega ha logrado permanecer en el poder, mientras mantiene a sus adversarios políticos tras las rejas y se enfrenta a un escenario de aislamiento internacional ante el desconocimiento de los resultados electorales.
El 2021 fue escenario para la continuidad de la feroz represión que el régimen inició con las protestas de abril de 2018, que dejó un saldo de 355 muertos, 2 mil heridos, más 100 mil exiliados, y centenares de presos políticos en distintos momentos.
Ha sido el año de la radicalización de la dictadura que, con el apoyo de las fuerzas armadas, logró sofocar cualquier conato de protesta. Durante la última ola de arrestos desatada desde finales de mayo a noviembre detuvo a 46 opositores (entre ellos siete exaspirantes presidenciales que pretendían competir contra Ortega en las elecciones del 7 de noviembre), y a antiguos aliados “revolucionarios” del dictador con quienes gobernó durante la primera etapa del régimen sandinista.
Los poderes del Estado siguen bajo el control de Ortega, incluyendo a la Policía, que es dirigida por el consuegro de la pareja presidencial, Francisco Díaz; y el Ejército de Nicaragua que se muestra impasible ante la presencia de paramilitares y los abusos de Ortega y Murillo.
Las severas restricciones a la libertad de expresión continuaron en 2021. Ortega cerró el único medio escrito de circulación nacional y el más importante que quedaba en el país, el diario La Prensa, que también sufrió cierres y censura durante el primer régimen sandinista (1979-1990).
El gerente general de La Prensa, Juan Lorenzo Holmann, fue detenido durante la última de arrestos y acusado de supuesto “lavado de dinero”.
Decenas de periodistas críticos al régimen se encuentran en el exilio, muchos de ellos tras ser citados por la Fiscalía.
La mayoría de medios de comunicación en Nicaragua han desaparecido desde el retorno del sandinismo. Ortega es propietario de la mayoría de medios de comunicación, televisoras, radios y medios digitales. Los pocos medios privados que quedan se autocensuran para evitar ser clausurados o confiscados.
Abstencionismo
El Consejo Supremo Electoral (CSE), integrado por militantes sandinistas y aliados de Ortega, canceló la personería jurídica a tres partidos políticos de la oposición: Restauración Democrática, Partido Conservador y Ciudadanos por la Libertad (CxL).
Mientras a Kitty Monterrey, representante de CxL le fue cancelada la nacionalidad nicaragüense y tuvo que exiliarse en Costa Rica.
Las elecciones de noviembre estuvieron marcadas por la represión, encarcelamientos, un alto índice de abstencionismo que superó el 80%, y la carencia de observación electoral.
Las calles y los centros de votación lucieron vacíos. Los resultados demostraron que la base de simpatizantes del régimen se redujo a un 15% (Su máximo histórico ha rondado el 38%), con ese porcentaje Ortega logró retornar al poder al ganar las elecciones en 2006, tras un pacto político con el expresidente Arnoldo Alemán, en 1999, que redujo a 35% el porcentaje de votos para ganar la presidencia a cambio de distribuirse las instituciones del Estado y alternarse en el poder.
Con la rúbrica de ese pacto, Alemán – enjuiciado por corrupción dos años más tarde – firmó su muerte política y la de su partido -en ese entonces el más grande y organizado en Nicaragua- y garantizó el retorno y con ello la entronización de la dictadura sandinista.
Ortega dijo haber “ganado” con el 75% de los votos. Pero se trata de un 75% de ese 15% que acudió a las urnas.
Sanciones
Tras las elecciones Estados Unidos, Canadá y Gran Bretaña anunciaron nuevas sanciones.
Tres días después de la “farsa electoral”, Estados Unidos promulgó la «Ley de Fortalecimiento de la Adherencia de Nicaragua a las Condiciones para la Reforma Electoral de 2021», más conocida como Ley RENACER por sus siglas en inglés.
Cinco días después, sancionó al Ministerio Público por la ser la herramienta jurídica de la represión. Igualmente designó sanciones a nueve allegados de Ortega. Con ello, suman más de 30 los sancionados del régimen por violaciones a los derechos humanos y corrupción.
El Reino Unido y Canadá se sumaron a la designación de sanciones de Estados Unidos. El primero sancionó a siete funcionarios del régimen, mientras Canadá a tres del círculo íntimo de Ortega.
Mientras, el Parlamento Europeo desconoció los resultados de las elecciones en Nicaragua. Las llamó “farsa electoral” y pidió a la Unión Europea (UE), designar nuevas sanciones contra el régimen sandinista. Hasta ahora, la UE ha sancionado a 14 funcionarios de la dictadura, entre ellos a Rosario Murillo.
La pandemia en Nicaragua
La respuesta del régimen a la pandemia del COVID-19 se caracterizó por negar el impacto de la misma, inacción, falta de transparencia e ignorar las recomendaciones de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
El régimen hizo caso omiso a las recomendaciones realizadas por los expertos, promovió eventos multitudinarios, no decretó medidas de confinamiento, distanciamiento social, ni cierre de los centros de estudio, ni de las fronteras.
Se acuerdo con las cifras del régimen en el país se han registrado 17,442 casos y solo 216 muertes.
El Observatorio Ciudadano COVID-19 Nicaragua, un organismo independiente de vigilancia del comportamiento de la pandemia, sostiene que hasta el 15 de diciembre más de 31 mil personas han sido afectadas por el virus y ha verificado que 5.964 personas han fallecido con síntomas asociados al coronavirus.
Toma de posesión
Ortega asumirá un quinto mandato presidencial el 10 de enero. Será un gobierno desconocido a nivel internacional, pues se enfrenta a nuevas sanciones y al aislamiento.
Estados Unidos anunció que revisa la participación de Nicaragua en el Tratado de Libre Comercio con Centroamérica y República Dominicana (DR-Cafta), un mandato que establece la Ley RENACER.
Si Nicaragua es excluido del DR-Cafta perdería los privilegios arancelarios de los que goza. Estados Unidos es el principal socio comercial de la nación Centroamericana.
Nicaragua es un país exhausto de guerras, crímenes, robos y represión en las últimas décadas. Se ha enfrentado a tres dictaduras en más de medio siglo: La somocista y dos sandinistas. Las dos últimas han causado la mayor destrucción al país con miles de muertos y una economía devastada.
Nicaragua ocupa el segundo lugar de pobreza en la región y el panorama no se observa alentador para el país.