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El miedo al cambio en iberoamérica

‘Abascal generó en México en dos días más esperanza que toda la derechita cobarde en toda América en veinte años’

El presidente de VOX, Santiago Abascal
El presidente de Vox, Santiago Abascal - EuropaPress

Ha sido todo un acontecimientos político. De los más interesantes habidos de los últimos tiempos en la convulsa Iberoamérica. Y, como veremos a no mucho tardar, de calado y trascendencia. Más de lo que muchos querrían.

La extraordinaria conmoción que ha producido en la clase política mexicana la presencia en la ciudad de México de Santiago Abascal con un pequeño equipo de VOX revela ante todo lo necesaria que era. Porque es hoy muy novedoso, pero aun más necesario, que se haga presente en América un liderazgo tan poderoso para una fuerza democrática que se caracteriza por su firmeza de la defensa de los valores de la civilización occidental y de la libertad. Y que además ha convertido en uno de sus fundamentos la lucha contra la alianza de las fuerzas totalitarias del socialismo y comunismo con el crimen organizado y especialmente el narcotráfico, el principal fenómeno habido en la izquierda en los pasados 30 años y representado por el Foro Sao Paulo y el Grupo de Puebla.

Desde que fue fundado el Foro Sao Paulo, ha gobernado, y gobierna, en muchos países y ha dado definitivamente el salto a Europa con España de cabeza de puente

El narcosocialismo o narcocomunismo, que era un fenómeno generado en las guerrillas terroristas del comunismo colombiano en las selvas, ha pasado en tres décadas, y gracias ante todo a Castro y Chávez, a dominar toda la izquierda de la América hispana y ha integrado el tráfico de estupefacientes y su blanqueo como elemento fundamental en la existencia, desarrollo y expansión del poder de la izquierda. Desde que fue fundado el Foro Sao Paulo por Lula y Castro para que los movimientos comunistas compensaran la pérdida del amparo de la disuelta Unión Soviética, ha gobernado, y gobierna, en muchos países y ha dado definitivamente el salto a Europa con España de cabeza de puente y con grandes ambiciones de penetración de la Unión Europea, acción que ya está en marcha. Estas fuerzas totalitarias enemigas letales de las democracias tienen el poder en Cuba, Venezuela y Nicaragua, lo han recuperado en Argentina y Bolivia, lo acaban de tomar en Perú, están cerca de él en Chile y preparan el asalto a Colombia y Brasil. Enfrente, tienen, en la mayoría de los casos, unas fuerzas de centro derecha, liberales o conservadoras desunidas, confusas y, en su mayoría, cautivas del discurso y marco mental impuesto por la hegemonía cultural de la izquierda. Y, por primera vez, cuentan en Washington con un gobierno casi tan benevolente y comprensivo hasta la complicidad como en Europa, donde la socialdemocracia dominante en la UE hace tiempo que es un aliado objetivo del Foro Sao Paulo.

Paradójicamente, las 27 democracias europeas tienen una unión que defiende en América, ante todo, a las fuerzas comunistas, izquierdistas y muchas veces criminales y narcotraficantes.

En este contexto, de una constelación política que les es muy favorable a los proyectos expansivos del narcocomunismo, tanto sus diversos caudillos, como las élites occidentales que simpatizan con ellos y todo su ingente coro mediático, solo tienen un enemigo que amenaza con entorpecer sus planes, y es el vigoroso surgimiento de fuerzas nacionales en Europa. Estas fuerzas, al contrario que las habituales de centro, de centroderecha y democristianas, niegan legitimidad a los proyectos totalitarios y promueven la reconquista de fundamentos éticos y valores de la civilización occidental enterrados, olvidados o entregados en el pasado medio siglo en una política de permanente apaciguamiento y vaciamiento de las posiciones políticas conservadoras.

En tres días, Abascal ha generado más ilusión de que podamos tener un futuro mejor, que años de concesiones, negociaciones, conchabaos, chalaneos, compras de votos, intercambio de favores y cambalaches diversos entre unos y otros que son iguales

Estas nuevas fuerzas que crecen desde hace años en toda Europa no quieren pactar ni consensuar nada con los enemigos de la libertad, la democracia y la civilización. Quieren derrotarlos. Y acabar con una deriva relativista y destructiva que degrada, empobrece, esclaviza y cuestiona la propia existencia de dicha civilización y de la sociedad occidental. El exponente más espectacular del éxito de estos proyectos de reconquista y renacimiento nacional es sin duda VOX. Como VOX une su vocación nacional al destino común de las naciones de la hispanidad, su éxito hace que esté destinado a tener un efecto determinante en toda Iberoamérica.

Desde la semana pasada, son muchos más que antes los que tienen conciencia de lo saludable y regenerador que será para la política y la sociedad de México, y toda Iberoamérica ya, la mera existencia de una opción política hispana de claridad y firmeza. De firme compromiso y lealtad a los principios y valores de esa civilización cristiana con sus fundamentos en Atenas, Roma y Jerusalén que los enemigos marxistas y totalitarios quieren destruir. Se han generado riadas de tintas hostiles pero también un tsunami de esperanza. En tres días, Abascal ha generado más ilusión de que podamos tener un futuro mejor, con más verdad, más nobleza, más honradez y más prosperidad, que años de concesiones, negociaciones, conchabaos, chalaneos, compras de votos, intercambio de favores y cambalaches diversos entre unos y otros que son iguales.

La irrupción de VOX en México ha puesto patas arriba el discurso en un escenario político en el que los únicos sobresaltos que marcan agenda son las excentricidades y veleidades despóticas del presidente AMLO

La polémica periodística pasará, con todas sus mentiras y ridículas descalificaciones que intentan presentar a esta nueva opción, a una alternativa que sea de verdad distinta, como fascista, ultraderechista, machista o racista. No lo es y lo saben quienes siempre utilizan estos epítetos para neutralizar, asustar e intimidar hasta el silencio a los adversarios. Con VOX eso no funcionará. Porque como muchas veces se ha dicho aquí, “en España para ser libre hay que perder el miedo a ser llamado fascista”. Y una fuerza sin miedo cambia totalmente la ecuación como se verá cuando el debate pase de los fuegos artificiales periodísticos al terreno de la pugna en el campo de la política y el poder. Lo que va a suceder más pronto que tarde en América como en Europa, por mucho que se resistan los enemigos de la libertad y la verdad que están en la izquierda y los enemigos de todo movimiento y toda esforzada labor de pensar con cierta inteligencia que suelen estar en la derecha.

De momento, la irrupción de VOX en México ha puesto patas arriba el discurso en un escenario político en el que los únicos sobresaltos que marcan agenda son las excentricidades y veleidades despóticas del presidente AMLO que a estas alturas ya son tediosa rutina. Qué refrescante ha sido ver tanta pasión en los medios mexicanos, unos oficialistas, dóciles y pancistas, otros cobardones y faltones y sin olvidar ningún tópico pero otros originales y sugerentes y algunos muy valientes, incluso dando la razón a quien la razón tenía, VOX, que no había engañado a nadie. ¡Qué titulares en la prensa, qué comentarios en otros medios y cuánta indignación en uno y otro sentido en las redes! Y todo ello por la llegada a México de un puñado de españoles.

En el quinto centenario de la gesta conquistadora de Tenochtitlán eran inevitables los paralelismos. Y prestos sacaron algunos la “Leyenda Negra” para explicar que de España no puede llegar nada bueno. Las tontadas negrolegendarias son muy habituales en la propaganda de los enemigos de la libertad. Con eso hay que vivir como con las majaderías ecorradicales de los alemanes o las cursiladas de la prepotencia del presidente francés Macron en materia de vacunas. Mitos y supersticiones para consumo y agitación. Igual que las monsergas oficiales cada vez más delirantes del régimen pretenden que hace 500 años Hernán Cortes llegó poco menos que a un paraíso de la armonía y hermandad entre los pueblos y los aztecas merendaban corazones humanos en ambiente de felicidad y libertad, se alzaron las voces contra estos españoles que la pasada semana irrumpían en la plácida cotidianidad de la política mexicana en la que mandan AMLO y el poder narco y los demás se dividen entre beneficiarios y tributarios del poder.

La oposición, bien gracias, modesta, confortable y consciente del papel que tiene asignado, moderación en todo. En lo que va ya transcurrido del sexenio de López Obrador, lo más llamativo, asumida ya con resignación la conducta errática del presidente, parece ser la falta de fricción y resistencia con que el régimen, bajo el partido izquierdista, recorta espacios de libertad y seguridad e impone una narrativa excluyente, ideológica y totalitaria. Avanza sin pausa la retórica y el marco ideológico del socialismo e indigenismo como puntas de lanza contra la civilización occidental emanada del mestizaje de quinientos años.

Por eso cuando vieron que había quién se adhería a los hombres sin miedo llegados de España cundió la alarma

Por eso era tan notorio y meritorio que un grupo dentro del PAN, encabezado por Julen Rementería, hubiera organizado este encuentro y la firma de la Carta de Madrid. Una carta que puede firmar cualquier persona honrada de cualquier ideología que no sea comunista o narcotraficante, que han firmado ya miles y muchos cientos de dignatarios americanos y europeos pese a tanta prensa izquierdista que degüella a cualquiera que se aproxime a quienes ella no aprueban. Pero las fuerzas del narcocomunismo que tan confortablemente viven con sus oposiciones falsarias en Venezuela, en México o en España, enloquecen cuando surgen frente a ellas unos adversarios sin miedo ni afán de beneficio, de medro ni compromiso. Si cunde el ejemplo de gentes que dicen verdades y se comprometen con ellas y son capaces de asumir un sacrificio se les derrumba muy pronto el chiringuito a los encargados por el poder de pastorear a la oposición. Por eso cuando vieron que había quién se adhería a los hombres sin miedo llegados de España cundió la alarma. Asustaron lo suficiente a los tibios como para que se retractaran. Pero otros no lo hicieron.

Y se demostró que es posible la defensa de la verdad con gallardía en el México de Morena y sus amigos narcos. Y esto acaba de comenzar. Desde el día en que nos insultó el presidente López Obrador recibo mensajes de felicitación de toda América que me piden que convenza a Abascal a ir a sus capitales para conseguir que este movimiento de la probidad y la valentía que despertó nada más poner pie en México, que asusta y enfada tanto al narcocomunismo como a sus cómplices aprovechados y cobardes. Y que ha sembrado tan rápidamente esa misma esperanza en el continente americano que representa ya en España para millones de ciudadanos hartos de estafas y humillaciones, sedientos de justicia y hambrientos de verdades.

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