Andrés Manuel López Obrador (AMLO) va viento en popa en la construcción de su liderazgo al frente del nuevo eje rojo latinoamericano. Ahora le imploran apoyo como un hijo a su padre. Es el caso del presidente comunista Pedro Castillo, de Perú, que ante la posibilidad de ser destituido tras una larga y continua serie de desaciertos, fue catalogado como incompetente y pidió respaldo del mandatario mexicano.
La verdad de la cosas es que López Obrador no ha escatimado en brindar auxilio a líderes de izquierda latinoamericanos. Ayudó el 10 de noviembre 2019 a Evo Morales a huir de la justicia de Bolivia que lo perseguía, enviándole nada menos que un avión de la Fuerza Aérea Mexicana, que habría sido incluso atacado cuando salía de Cochabamba, según narra el mismo tabasqueño en su libro «A mitad del camino».
En junio de 2019, AMLO envió 100 millones de dólares de apoyo para Guatemala, El Salvador, y Honduras, en el marco del Plan de Desarrollo Integral para Centroamérica, cuya meta es intentar frenar la migración.
A la luz de las crecientes hordas de migrantes, no se sabe si esto haya logrado buenos avances. Ese mismo plan habría generado 40 mil empleos en El Salvador y Honduras mediante los programas sociales ‘Sembrando Vida’ y ‘Jóvenes Construyendo el Futuro’, que se aplican también en México.
Interesante es saber que tales programas se aplican en los municipios Distrito Central, San Pedro Sula, La Ceiba, El Progreso y Choluteca de Honduras, donde justo ganó las elecciones la izquierdista Xiomara Castro. Ahí habría 13 mil beneficiarios que cobran 250 dólares mensuales por sembrar árboles frutales y maderables, y 7 mil personas que son aprendices cobran 180 dólares al mes.
Además, resultado de sus conversaciones con Joe Biden, AMLO habría logrado convencer a su homólogo norteamericano de destinar 4 mil millones de dólares para evitar la migración desde Centroamérica.
En junio de 2020, Alberto Fernández, presidente de Argentina, solicitó la intercesión de AMLO, para poder reestructurar la deuda del país sudamericano con BlackRock, la más grande operadora de activos a nivel mundial. ¿Por qué AMLO tendría influencia al interior de tal empresa?
El presidente de Blackrock, Larry Fink, es muy cercano a Joe Biden. Tan es así que al inicio de su administración, logró colocar a Mike Pyle –quien fuera su líder en estrategia global de inversiones-, en el gobierno.
Pyle ha destacado por ser un reconocido financiero, relacionado con el expresidente Barack Obama, y que ahora se desempeña como economista en jefe de Kamala Harris, la vicepresidenta.
El resultado en palabras del mexicano, fue que BlackRock disminuyó el 50% del total de la deuda de Argentina. Luego Fernández visitó México en febrero de 2021buscando la ayuda de AMLO, para negociar su deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En julio de 2021, AMLO envió a Cuba medicamentos, insumos médicos y ayuda humanitaria, como 100 mil barriles de diésel, para abastecimiento de energía de los hospitales isleños bajo la tiranía castrista.
Además el mexicano contrató a “médicos” cubanos gastando cerca de 13 millones de dólares, para que ayudaran en México a atender a la gente ante la pandemia de Covid-19, lo cual causó mucha polémica, porque se comentaba que su verdadera función es adoctrinar a la gente en el socialismo, como se denunció en Bolivia.
Y ahora ayuda a Pedro Castillo para no ser destituido, pero en lugar de enviar grandes estrategas políticos, envía a su secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O. Dicho de otra manera, el que maneja los dineros públicos, como si el auxilio fuese a consistir en inyectar fondos a la economía peruana.
Pero también envió AMLO a Ariadna Montiel Reyes, la subsecretaria de Bienestar y a la responsable de los proyectos de apoyo para países extranjeros de la secretaría de Relaciones Exteriores de México.
“Es un orgullo que los #ProgramasBienestar del GobiernoMX son referencia en otros países, por ello, compartimos de manera solidaria con ministros del Gobierno peruano nuestra experiencia en la construcción del Estado de #Bienestar”, tuiteó el 9 de diciembre Montiel.
Y añadió, ya encarrerada en el proyecto globalista rojo de su jefe AMLO: “Fraternidad y Bienestar para México y los países del mundo. #PrimeroLosPobres”.
Esta combinación de elementos deja en claro que lo que busca AMLO es exportar su “Socialismo Blando” a Perú. Ese que ya tiene muy bien ensayado y probado en México y que le ha brindado excelentes frutos electorales, y que consiste básicamente en repartir dádivas a través de un gran asistencialismo social.
Esos cheques del gobierno generan lealtad en quienes los reciben, y ésta se traduce en voto para el partido oficialista. Tal es la reingeniería estructural que le planteará AMLO a través de sus enviados a Castillo.
No sólo eso. Como Castillo también se quejó con AMLO de que lo veían feo por usar ese sombrero que no se quita ni para dormir, y de que los “pitucos” (palabra chusca equivalente a los “fifís” que usa AMLO para referirse a los “burgueses” que son según él racistas y clasistas) se tapaban la nariz al verlo, le aconsejó no preocuparse de eso, porque es un líder popular.
Y pronto le sugerirá montar toda esa narrativa que AMLO ha usado más de una década a su favor, la de víctima de los ricos, de los conservadores, de los neoliberales, a quienes se debe atribuir todo lo malo que pase, sea el aumento del crimen, o el número de pobres.
El “socialismo blando” es una expresión del marxismo posmoderno, y se diferencia del socialismo clásico en que no pregona el uso de las armas para llegar al poder, ni una revolución sangrienta, sino que accede al mismo, al menos la primera vez, por las urnas y pacíficamente.
Ya después se va perpetuando a través de la puesta en marcha de ese gran asistencialismo a través de programas sociales para crear una nueva y vasta base social que servirá para ganar futuras elecciones.
Al mismo tiempo, para poder fondear todas esas dádivas del gobierno a sus fieles, con el pretexto de buscar acabar con la pobreza, la narrativa del socialismo blando hablará de “austeridad” obligada en el gobierno, y medidas populistas que parecen drásticas.
Este mismo esquema AMLO, quien ya lo tiene bien ensayado en México, que le ha servido de laboratorio, fue capaz de proponerlo en la ONU el 9 de noviembre, pero a escala universal, con la creación de un “Estado Mundial”, el sueño de todo globalista, cuya base de financiamiento sería el “Plan de fraternidad y bienestar”.
Que consiste en pedir como “donativo” a los mil más ricos del mundo, tanto como a las mil empresas más adineradas, el 4% de sus fortunas, más el 0.2% del PIB a los países miembros del G-20.
Con esto se reuniría un billón de dólares, para paliar la pobreza de los 750 millones de pobres en el mundo. El Bando Mundial y el FMI harían censos para determinar quién es todo el mundo, y expedirían tarjetas para hacer los depósitos; la ONU daría un certificado “de buena conducta” a los donantes.
De esta manera es como AMLO gana liderazgo en América Latina. Liderazgo con el que en 2022 apoyará a Joe Biden para ganar el voto latino en las elecciones intermedias.
“El mejor presidente de México era un indígena zapoteco, Benito Juárez, y las pitucas de su tiempo decían cuando iban al baño: Voy al Juárez. Es algo que sirve para entender el pensamiento conservador, el clasismo, el racismo», dijo AMLO, con su clásico discurso de lucha de clases sociales, aludiendo al problema de Castillo.
Además, el mandatario comunista peruano también copia el libreto del mexicano en la venta del avión presidencial, supuestamente para financiar «salud y educación». Pero el propio AMLO aún no vende el avión Boeing 787 mexicano, varado por ahí en algún hangar que cobra una millonada por tenerlo guardado haciéndose viejo.
Pedro Castillo estuvo en México hace poco, a mediados de septiembre de 2021, durante la 7ª cumbre de la CELAC.
Ahí en la CELAC, el peruano tuvo tan lúcido discurso que fue comparado con Cantinflas y se convirtió en trending topic en twitter: “Esta pandemia que ha llevado a millones de personas en el mundo, incluido más de 200 mil peruanos. Y por eso debo decirles de que la Celac hoy en día debe concretar un hecho concreto”.
AMLO consolida paso a paso su liderazgo bien rojo en América Latina, y no se puede dejar de mencionar la labor de su brazo fuerte, Marcelo Ebrard Casaubón, el canciller mexicano, quien realmente ha sudado sangre para poner a AMLO donde hoy está a nivel internacional.