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AMLO llama desde La Habana a una nueva revolución socialista y demuestra su admiración por el tirano Fidel Castro

AMLO junto a Miguel Díaz-Canel en su visita a Cuba. Reuters
AMLO junto a Miguel Díaz-Canel en su visita a Cuba. Reuters

Tras la sospechosa explosión en el hotel Saratoga, que arrojó hasta ahora cerca de 30 muertos, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) aterrizó este sábado 7 de mayo en La Habana, Cuba, luego de su gira por Guatemala -donde aseguró que integrará a 25 mil guatemaltecos al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS)-, por El Salvador, Belice y Honduras -donde se reunió con la autodefinida socialista, bolivariana y feminista-, Xiomara Castro.

En Cuba, recibió la Orden Nacional José Martí, que la dictadura socialista isleña entrega “a ciudadanos cubanos o extranjeros, y jefes de Estado o Gobierno, por sus grandes hazañas en favor de la humanidad”. Sólo que no especifican cuál sería la “gran hazaña” que habría realizado AMLO. Al menos en México, no se le conoce una sola. 

El mexicano no perdió la oportunidad de insistir en su trillada idea de acabar con la Organización de Estados Americanos (OEA), por considerarla muy dependiente de Washington, para reemplazarla por una que fuera más “independiente”. Como, según él lo es, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC), que realmente está tripulada por el socialismo del bloque rojo hispanoamericano que él ha ido construyendo.

AMLO, quien siempre que se trate de Estados Unidos pide respeto a la soberanía mexicana, y distancia con asuntos nacionales, dijo que “con todo el respeto a la soberanía y a la independencia de Cuba”, seguirá insistiendo para buscar que Estados Unidos levante “el bloqueo”

Y para que se vea con claridad que AMLO “sí respeta” la soberanía de Cuba, se mete hasta la cocina avalando la revolución socialista que triunfó en 1959 con Fidel Castro, el líder que reunió 900 millones de dólares como fortuna personal, según datos de Forbes. 

Así lo dijo el presidente mexicano: “A título personal sostengo que yo no apuesto al fracaso de la Revolución cubana, a su legado de justicia y a sus lecciones de independencia y dignidad. Yo nunca voy a participar con golpistas que conspiran contra los ideales de igualdad y fraternidad universal”. 

No aclaró cuál es el “legado de justicia” del régimen tirano de los Castro y ahora de Miguel Díaz Canel. Pero seguramente no se trata de los cientos de cubanos presos por pensar diferente al gobierno.

La diputada mexicana América Rangel, del Partido Acción Nacional (PAN), quien ha destacado por sus posiciones firmes en contra del socialismo continental, comentó en su cuenta de twitter respecto a este punto: “Otra vez López Obrador habló del mito del bloqueo a Cuba, cuando Cuba tiene tratados con más de 90 países, EEUU es su 9o. mayor socio comercial y su principal proveedor de alimentos y productos agrícolas. El único bloqueo es el de la dictadura comunista a sus ciudadanos”.

AMLO va muy en la línea del Foro de Sao Paulo, que se reunió justamente en Cuba durante varios días a inicios de mayo. Ahí, “1058 participantes, de 54 países, en el Encuentro Internacional de Solidaridad con Cuba”, emitieron un comunicado en el que llaman a una “movilización”, no para defender la libertad en esa isla, ni la democracia, ni una economía libre, ni la liberación de presos políticos, sino el socialismo. 

Así lo expresaron: “Convocamos al mundo a movilizarse en defensa de la Revolución cubana, asediada por una brutal campaña mediática que exacerba la mentira, la manipulación, la desinformación y la desidia, que estimula el odio y la confrontación, para confundir e intentar justificar nuevas acciones dirigidas a revertir el orden político, económico, social que libre y mayoritariamente escogió el pueblo cubano”.

Lástima que no aclaran nunca cuándo fue que “el pueblo cubano” participó en elecciones auténticas, libres y legítimas, para elegir una dictadura socialista.

Luego AMLO, en su discurso, largo y con reinterpretaciones históricas sesgadas hacia la izquierda en todo momento, se deshizo en elogios, encomios y entronizaciones a la revolución socialista, e incluso, para renovarla, llamó a una nueva revolución.

“El retroceso es decadencia y desolación, es asunto de poder y no de humanidad, prefiero seguir manteniendo la esperanza de que la revolución renazca en la revolución, que la revolución sea capaz de renovarse para seguir el ejemplo de los mártires que lucharon por la libertad, la igualdad, la justicia, la soberanía; y tengo la convicción, la fe de que en Cuba se están haciendo las cosas con ese propósito, de que se haga la nueva revolución en la revolución. Es la segunda gran enseñanza, la segunda gran lección de Cuba para el mundo: este pueblo volverá a demostrar que la razón es más poderosa que la fuerza”, expresó.

En paralelo, AMLO –nieto de español nacido en Cantabria- una vez más hizo gala de su supremacismo indigenista y su odio a la herencia hispánica, cuando en su discurso oficial en La Habana también dijo: “Durante la Colonia, en Cuba, igual que en México, hubo epidemias y sobreexplotación de la población nativa, que fue prácticamente exterminada”. Eso sí, no aportó pruebas del supuesto exterminio. 

Y no pudo dejar de mencionar su admiración por Fidel Castro: “A lo largo del tiempo, como opositores en México, Fidel fue el único de los dirigentes de izquierda que supo lo que nosotros representábamos y nos distinguió con su apoyo en reflexiones, en escritos y en hechos políticos solidarios. Nunca nos conocimos, pero siempre lo consideré un hombre grande por sus ideales independentistas”. Con esto, de alguna manera acepta que habría habido asesoría del régimen cubano a su proyecto de opositor en el pasado. 

Y remata su gran admiración por el dictador: “Por eso, cuando estaba de gira por Colima y me enteré de la muerte del comandante Castro, declaré algo que sentía y que sigo sosteniendo: dije que había muerto un gigante”.

México, en manos de un presidente que considera un “gigante” a Fidel Castro, y hace una gira por Centroamérica y Cuba, para buscar poner freno a la migración, exportando sus programas sociales, su “mega asistencialismo”. 

En El Salvador anunció una ampliación de “Sembrando Vida” y de “Jóvenes Construyendo el Futuro”. Lo mismo en Honduras. En Belice se firmó un acuerdo binacional para implementar “Sembrando vida”. Así va la construcción del bloque rojo en Hispanoamérica, con el dinero de los impuestos de los mexicanos, exportando programas de apoyo social y discursos “revolucionarios” socialistas.

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