Jeanine Áñez, expresidenta interina de Bolivia, ha sido llevada este miércoles de la prisión de La Paz en la que se encuentra hasta un centro médico en El Alto, un traslado sin avisar que ha supuesto «un atentado directo contra su vida», según su defensa.
Jorge Valda, que forma parte de la defensa de Áñez, ha denunciado que el traslado se ha realizado «sin informar a los familiares o a los abogados y sin notificar el destino», que finalmente se supo que fue el Hospital del Norte, en la ciudad de El Alto, en donde a la reclusa se le ha practicado una tomografía.
Tanto Áñez como sus abogados y familiares han estado alertando de su mal estado de salud, prácticamente desde que entró en prisión en marzo al ser acusada de «sedición, terrorismo y conspiración», en el marco del caso ‘Golpe de Estado’ fraguado por el régimen Arce-Morales en su contra.
«Realmente es un atentado directo contra su vida, contra su integridad», dice Valda, quien considera que el traslado de una ciudad a otra cuando Áñez sufre de hipertensión arterial, «demuestra una vez más que no solamente se está generando una privación de libertad indebida, sino que se pretende quitarle la vida, extremo que no podemos permitir», ha dicho.
El centro médico al que ha sido trasladada Áñez ha estado fuertemente custodiado por fuerzas policiales y una hora después ha puesto rumbo nuevamente al centro penitenciario de Miraflores, en La Paz, ha contado el diario boliviano ‘La Razón’.
En el mes de agosto, Añez ha visitado el hospital en hasta dos ocasiones. La primera vez, el día 11 a uno en La Paz, donde le diagnosticaron hipertensión arterial sistémica y síndrome ansioso depresivo. Dos días después fue nuevamente al mismo centro para un nuevo chequeo.