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SE DISPARAN LOS CONTAGIOS

Aumentan los ingresos por covid en Ecuador pese a que el 80% de la población tiene la vacunación completa

Jornada de vacunación en Quito, Ecuador. Reuters

Los vacunados son la mayoría de los pacientes hospitalizados con coronavirus en Ecuador, incluidas las Unidades de Cuidados Intensivos. Primero se reconoció que la vacuna no evitaba contagio. Se justificó bajo la consigna de que evitaría la hospitalización, pero no sucedió. Luego que impediría la internación en cuidados intensivos, y tampoco. Finalmente que evitaría la muerte. No obstante todavía existen casos fatales entre vacunados.

“Siguen llegando pacientes graves a hospitales públicos y privados”, anunció el canal local Ecuavisa. “Lo que más preocupa a los médicos es que la mayoría ha recibido las dos dosis de la vacuna contra esta enfermedad”, dijeron en el noticiero luego de consultar con Stenio Cevallos, jefe de Cuidados Intensivos del Hospital Alcívar en Guayaquil.

“Todos los pacientes que tenemos críticamente enfermos, al menos que tenemos en nuestra área, en nuestro hospital, están vacunados con dos dosis, tanto Sinovac, Pfizer o Astra-Zeneca”, aseguró el Dr. Cevallos frente a cámaras. De hecho, el vicepresidente de Ecuador, Alfredo Borrero, quien es médico y tiene el esquema de vacunación completo, afirmó en las últimas horas haber dado positivo para Covid.

El noticiero continuó explicando que la situación es crítica para quienes necesitan una cama de hospital. Lo cual contradice a uno de los principales justificativos de la vacunación masiva: que evitaría que los hospitales se llenen de pacientes. Pero sigue sucediendo.

De hecho, cuando llegó la variante al país sudamericano, la propia ministra de salud anunció que la totalidad de los afectados por Ómicron estaban vacunados. Incluso en Brasil el primer muerto por Ómicron tenía tres dosis de la vacuna, claramente agravado por sus condiciones médicas previas.

Y en Ecuador la vacunación es masiva. Pues una de las promesas de campaña de Guillermo Lasso fue vacunar a nueve millones de personas en los primeros 100 días de su gestión (más de la mitad de la población), y lo logró sin imponerlo. Actualmente ronda el 80 % de la población la cantidad de vacunados en el Ecuador.

Esto permitió la reapertura de actividades y una paulatina recuperación de la economía. Sin embargo, la efectividad de las vacunas ha disminuido, puesto que pierden eficacia a partir del sexto mes, lo cual ha traído al país ya la tercera dosis, conocida como la de refuerzo. La Unión Europea ya compró suficientes dosis para cinco refuerzos al laboratorio Pfizer y es necesaria la adquisición de una jeringa específica para la extracción de una sexta dosis.

Lo que más ha disparado los índices en la actualidad es que la variante Ómicron es más transmisible y tiene la capacidad de evitar la inmunidad obtenida con las vacunas. También ha resultado resistente a los anticuerpos que obtienen las personas que ya han tenido COVID. Es decir, no tienen la misma inmunidad adquirida que con otras variantes. A nivel internacional las hospitalizaciones activas han vuelto a ser tan altas como al inicio de la pandemia. Esto quiebra el relato que las vacunas evitan la hospitalización.

De acuerdo a la Oficina Nacional de Estadística del Reino Unido (ONS por sus siglas en inglés): “Aquellos que han recibido tres dosis de una vacuna y dan positivo en la prueba de COVID-19 tienen más probabilidades de infectarse con infecciones compatibles con la variante Ómicron en comparación con aquellos que no están vacunados, aunque aclara que los individuos que han recibido al menos una dosis de una vacuna COVID-19 siguió teniendo menos probabilidades de dar positivo para COVID-19, independientemente de la variante”.

Contrario al terror que se ha infundado para culpar a los no vacunados por prolongar la pandemia, la evidencia muestra que el brote actual de Omicron es en gran parte una epidemia de los vacunados y está siendo impulsada por aquellos que han sido doble y triplemente vacunados.

En el caso de Ecuador, cuando recién apareció la variante Ómicron, los pacientes que la habían contraído tenían dos dosis de la vacuna. Así lo anunció nada menos que la ministra de salud pública.

De hecho, el exceso de morbilidad total (no solo por coronavirus) en Guayaquil ha vuelto a los mayores niveles del 2020. Es más, las muertes han superado el nivel de las masacres que han sucedido en los motines en las principales penitenciarías del país. A modo de sátira, los usuarios de redes sociales destacaron cómo días atrás hubo un caso de sicariato afuera del Mall del Sol de Guayaquil pero no era posible que ingresen quienes no tienen carnet de vacunación.

En nombre de la seguridad, las autoridades asumieron la potestad de determinar quién puede circular libremente y quién no. Sin embargo, no han logrado reducir la violencia que pone en riesgo la vida de las personas.

Pues los no vacunados se han convertido en el objetivo a combatir. Desde el 23 de diciembre se les ha negado el acceso a espacios públicos y privados y se ha sancionado a los negocios que no les exigen el carnet de vacunación. Eso en lugar de concientizar a la población en su totalidad sobre la importancia de mantener medidas de higiene adecuadas para evitar el contagio.

De hecho, la exigencia del carnet de vacunación ha logrado producir mayores conglomeraciones por las filas que produce el ingreso a centros comerciales, lo cual quiebra el distanciamiento que ha exigido la pandemia. En conclusión, por eso y más sucede lo que pasa en la actualidad: los vacunados siguen contagiando y contagiándose, sin librarse de la hospitalización, como se anunciaba originalmente, pues la vacuna no les garantiza inmunidad. Pero el enfoque está puesto en enfrentar a quienes, según su propia lógica, están más indefensos: los no vacunados, como si estos fuesen los propagadores.

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