El candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos, Joe Biden, y su compañera de ticket, Kamala Harris, han ganado en las últimas horas más terreno al presidente Donald Trump y a Mike Pence en los Estados en disputa electoral de Georgia y Pensilvania, acercándose a la Casa Blanca horas después de que Trump afirmara que le estaban «robando» las elecciones e interpusiera demandas en al menos tres Estados para que se detuviera el escrutinio de votos llegados por envío postal. Los partidarios de Trump, por su parte, sospechan del amaño electoral y exigen que se realice un recuento completo de los votos válidos y legalmente emitidos.
Biden contaba con una ventaja de 253 votos electorales frente a los 214 de Trump, según la mayoría de las principales cadenas de televisión, y está a punto de asegurarse los 270 votos necesarios para imponerse en el Colegio Electoral en cuatro estados decisivos.
Biden, de 77 años, se convertiría en el próximo presidente de Estados Unidos de ganar en Pensilvania —donde se detuvo de manera sorprendente el recuento cuando Trump iba muy por delante en los resultados—, o si lo hace en dos de los tres Estados formados por Georgia, Nevada y Arizona. El camino de Trump a la reelección parece por el contrario estrecharse cada vez más: necesitaría asegurarse tanto Pensilvania como Georgia y superar también a Biden en Nevada o Arizona, donde aún no se ha terminado de contar.
En Pensilvania, Estado al que le corresponden 20 votos electorales, Biden redujo la ventaja frente a Trump a poco más de 18.000 papeletas en la madrugada del viernes, mientras que su diferencia en Georgia, que aporta 16 votos electorales, se redujo a unos 650.
Según la tendencia, lo esperable es que esas cifras siguieran avanzando a favor de Biden, con muchos de los votos procedentes de zonas que acostumbran a votar a los demócratas todavía pendientes, incluidas las ciudades de Filadelfia y Atlanta.
Mientras tanto, Biden vio reducirse su ventaja en Arizona la mañana del viernes a alrededor de 47.000 votos, mientras que en Nevada todavía se mantenía por delante de su rival por tan sólo 12.000.
Mientras el país contenía la respiración tres días después del día de las elecciones celebradas el martes, las autoridades de Georgia y Pensilvania expresaron su optimismo sobre la posibilidad de terminar el recuento el viernes, mientras que en Arizona y Nevada todavía se esperaba que se tarden días en ultimar el proceso.
Trump, de 74 años de edad, criticó duramente el proceso de votación por adelantado, que dijo que está diseñado para manipular el voto porque favorece a Biden. «Están tratando de amañar las elecciones y no podemos permitir que eso suceda», dijo Trump, quien habló durante unos 15 minutos en la sala de reuniones de la Casa Blanca antes de marcharse sin responder preguntas. Varias cadenas de televisión interrumpieron la retransmisión durante sus declaraciones, con los presentadores diciendo que necesitaban corregir sus afirmaciones.
Biden, quien previamente había insistido en su llamamiento a la paciencia mientras se cuentan los votos, respondió en Twitter: «Nadie nos va a arrebatar nuestra democracia. Ni ahora, ni nunca».
Los incendiarios comentarios de Trump siguieron a una serie de mensajes de Twitter publicados más temprano en los que el presidente estadounidense pedía que se detuviera el recuento de votos, aunque si la votación se detuviera ahora mismo, actualmente está por detrás de Biden en suficientes estados como para tener que ceder la presidencia al demócrata.
Entretanto, el equipo de campaña de Trump siguió presentando una ráfaga de demandas en varios estados, aunque los jueces de Georgia y Michigan rechazaron rápidamente la solicitudes presentadas en dichos estados. Varios expertos legales dijeron que los casos tienen pocas posibilidades de afectar el resultado electoral, mientras que el principal asesor legal de la campaña de Biden, Bob Bauer, dijo que forman parte de una «campaña de desinformación más amplia».