Fuentes de inteligencia norteamericanas revelaron que, al menos durante tres meses, emisarios del Gobierno de Joe Biden se entrevistaron con funcionarios del Gobierno chino, según The New York Times. Allí los burócratas estadounidenses proporcionaron información sensible a sus pares chinos, que daba cuenta de un proceso de agrupamiento de tropas rusas en las cercanías de la frontera con Ucrania.
En hasta media docena de encuentros los funcionarios de la Administración Biden prefirieron intentar utilizar la vía diplomática para, a través de China, persuadir a Vladimir Putin de que no escalara las acciones y evitara echar adelante su aventura de invadir territorio ucraniano. Sin embargo, la operación naufragó.
Esta información ha dejado claro que el Gobierno del Partido Comunista de China, encabezado por Xi Jinping, optó en todo momento por ponerse del lado Vladimir Putin, calculando quizá que en una avanzada de Rusia sobre Ucrania ellos también tenían mucho que ganar.
Es manifiesto el hecho de que Xi Jinping tuvo plenas oportunidades para convencer a Putin de echar atrás en su iniciativa, pero no lo hizo. La relación entre ambos mandatarios es muy fluida, al punto de que hasta este año se han reunido hasta en 37 ocasiones.
Las alarmas se han multiplicado, por tanto, en un momento en el que las políticas de Biden han naufragado en sus intentos de generar contención sobre la amenaza china y rusa.