QuĆ© manĆa la de este hombre, el antiguo genocida etĆope que sin ser mĆ©dico se aupó a la dirección de la Organización Mundial de la Salud por decisión de China y Bill Gates. Ahora quiere amargarnos las Navidades pidiĆ©ndonos que cancelemos toda celebración.
No el RamadÔn, ni el Nowruz, ni cualquier conciliÔbulo globalista de las élites, no: la Navidad, verdadera fijación de los mandarines covidianos, que le estÔn sacando un jugo a esta pandemia cutre de no creer.
Es por la Ćmicron, ya saben, que se extiende como un incendio entre rastrojos secos, por lo que ya no podemos tener cosas bonitas. No importa gran cosa que los epidemiólogos y mĆ©dicos, empezando por los sudafricanos que detectaron la variante, insistan en que se pasa como un catarro no especialmente fuerte, o que los virólogos expliquen que esta hija pródiga del virus de Wuhan podrĆa ser la verdadera vacuna que nos haga realmente inmunes a todos a coste cero y acabe de una vez con este circo del miedo.
No, hay que acabar con la Navidad, una cosa muy de la vieja normalidad a cuya desaparición tenemos que acostumbrarnos como a ser feliz sin tener nada y a desayunar gusanos verdes fritos.
La Ćmicron estĆ” disparando eso que llaman Ā«incidenciaĀ», que no significa absolutamente nada, mĆ”s que el hecho de que se estĆ”n aplicando mucho mĆ”s unas pruebas que fallan mĆ”s que una escopeta de feria, no que haya mĆ”s ingresos hospitalarios y, mucho menos, muertes. Pero si podemos caer en la histeria mĆ”s absoluta ante la perspectiva de sufrir un catarro, es que nuestra civilización estĆ” sentenciada y casi lo de menos es que renunciemos a la Navidad.
Lo declaró en Ginebra este lunes. Dijo que ya hay Ā«pruebas consistentesĀ» de que la Ćmicron se estĆ” extendiendo mucho mĆ”s deprisa que la Delta, y esa es la razón por la que tenemos que correr de aquĆ para allĆ” como pollos sin cabeza gritando que el cielo se desploma sobre nuestras cabezas. Ā«Es mĆ”s probable que quienes se han vacunado o recuperado del covid-19 puedan infectarse o reinfectarseĀ», declaró en un encuentro televisado con periodistas.
Ā«No puede haber duda de que el aumento de encuentros sociales del periodo vacacional en muchos paĆses llevarĆ” a un aumento de los casos, colapsando los sistemas sanitarios e incrementando el nĆŗmero de muertesā.
Curiosamente, en muchos paĆses, incluyendo EspaƱa, se ha observado una sobremortalidad no relacionada con covid que nadie sabe explicarse, pero a una cosa que se llama Organización Mundial de la Salud no parece quitarle el sueƱo ese dato ni va a darle mĆ”s vueltas, no vaya a ser que la conclusión de un examen de tan inquietante dato revele que el mundo tendrĆa mucha mejor salud sin la organización de Tedros.