Una nota de la agencia Reuters informa sobre la reunión sostenida entre el ministro de Energía y Minas del gobierno de Castillo, Iván Merino, con ejecutivos de las empresas chinas MMG Ltd, Aluminum Corp y Shougang Hierro Perú, entre otros.
Antes, lunes pasado, el embajador chino en Perú, Liang Yu, tuvo un encuentro netamente comercial con el ministro de Comercio Exterior, Roberto Sánchez. Así lo señaló el ente gubernamental en un comunicado que expresa: “En la actualidad los equipos técnicos de Perú y China vienen trabajando, a través de medios virtuales, en la optimización del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre ambos países. Las relaciones bilaterales con China son sumamente importantes”.
No puede sorprendernos que Pedro Castillo acelere sus acercamientos con China y otros gobiernos comunistas, ya que se trata de una estrategia de todos los integrantes del Foro de Sao Paulo para garantizar su permanencia en el poder, mientras destruyen la democracia y acaban con las fuerzas opositoras.
Al poco tiempo de haber llegado al poder Hugo Chávez, éste firmó con Fidel Castro el llamado “Acuerdo de Cooperación Integral” que sirvió para justificar la llegada de miles de «técnicos» cubanos, cuyo verdadero objetivo fue –y sigue siendo– establecer un férreo control social a cambio de miles de barriles de petróleo.
Acuerdos similares fueron firmados posteriormente con Rusia, Irán, Turquía y China, lo cual permitió al chavismo desmantelar gradualmente la democracia y perseguir a la disidencia, contando con el respaldo militar de esos países.
El líder cocalero boliviano Evo Morales en su oportunidad, también firmó acuerdos “comerciales” con Cuba, con el fin de estrechar los lazos entre ambas dictaduras. Mediante uno de esos pactos, Bolivia se comprometió a exportar a Cuba “teléfonos celulares y computadores”, como si esa nación andina tuviera la capacidad de producirlos.
En agosto de 2009, dos años después de haber llegado al poder, el ecuatoriano Rafael Correa firmó el “Acuerdo de Complementación Económica bilateral” con La Habana, y el brasileño, Lula da Silva, autorizó la llegada de más de 11.000 “médicos” cubanos, los cuales fueron repatriados a la llegada de Bolsonaro. Casos similares podríamos seguir mencionado.
Recientemente, -y en medio de una grave crisis política por la persecución en contra de candidatos opositores- el tirano nicaragüense Daniel Ortega gestionó un acercamiento con Rusia que incluye “venta de armamento, entrenamiento estratégico, cooperación científica y apoyo político”.
La búsqueda de respaldo internacional para atornillar sus dictaduras no es lo único que hacen los gobiernos del Foro de Sao Paulo, también recurren a grupos armados locales para reprimir a sus adversarios, como es el caso de los “colectivos” en Venezuela y bandas similares en Bolivia, Cuba o Nicaragua.
De hecho, ya Pedro Castillo y Vladimir Cerrón comenzaron a organizar sus propias milicias.
Sirva este recuento de advertencia para las fuerzas democráticas de Perú. Si no toman medidas preventivas pronto, Castillo se blindará internacionalmente para luego acabar con toda forma de disidencia. Mientras más tarde reaccionen, más difícil será evitar la tragedia.
El Congreso de la República del Perú tiene la enorme responsabilidad de proteger a su nación del asalto castro-comunista que está en marcha.