O profesora, porque Allyn Walker se define ‘no binario’ en este baile de disfraces de la postmodernidad. El caso es que este o esta asistente de Sociología y Justicia Penal en la Universidad Old Dominion causó un considerable revuelo al publicar un libro en el que defendía a los pedófilos, a los que animaba a llamar «personas atraídas por menores» y de quienes glosaba su «lucha por la dignidad».
Según cuenta The Epoch Times, Walker declaró a principios de mes en la Fundación Protasia que hay «muchos conceptos erróneos sobre la atracción hacia los menores», asegurando que no había nada inmoral en este estilo de vida siempre que no se caiga en el abuso.
Que el siguiente paso en la campaña de desensibilización era la pedofilia es algo que llevan anunciando desde hace años muchos comentaristas del panorama social actual, pero se ve que en Virginia no todavía no están suficientemente preparados, no son lo bastante ‘woke’, y han puesto el grito en el cielo ante este último intento de predación de niños.
La primera reacción de la universidad, naturalmente, ha sido salir en defensa del/de la profesor/a. «Una comunidad académica desempeña un valioso papel en la búsqueda del conocimiento», dijo en un comunicado el pasado 13 de noviembre. «Una parte vital de este papel consiste en estar dispuestos a considerar datos científicos y empíricos que puedan implicar cuestiones y perspectivas polémicas». Para quien conozca siquiera superficialmente el ambiente sofocantemente monocolor de la ‘comunidad académica’ de Estados Unidos, la declaración suena a broma. Quienes han probado a apuntar en ella tímidamente alguna «cuestión y perspectiva polémica» insuficientemente ‘woke’ se ha visto expulsado tras la consabida protesta indignada del estudiantado.
Pero la presión pública aumentó, y la universidad ha optado por suspender temporalmente a Walker. Aunque una nueva nota aparecida el 24 de noviembre asegura que el/la propio/a Walker decidió dimitir al cumplirse el plazo de su contrato el próximo mayor. Walker permanecerá suspendido hasta esa fecha.
Según Walker, su trabajo sobre los pedófilos, lejos de condonar el abuso infantil, estaba dirigido a evitarlo y lamenta que se haya tergiversado por ambas partes, una excusa que hemos oído o leído cada vez que se avanzaba a la siguiente casilla del parchís progresista.
Afortunadamente, la rana no está todavía cocida del todo en la olla y los propios estudiantes de la universidad han hecho público su sorprendido desagrado ante la idea de que dé clases en la institución alguien con esas tendencias, mientras Walker alega que es su condición de transexual lo que le ha convertido en blanco de los ‘conservadores’.