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AUTOCRÁTICO Y ANTIIMIGRANTE SERÍA EL OTRO ROSTRO DEL “MARTIN LUTHER KING HISPANO”.

César Chávez, el polémico sindicalista cuyo busto ocupa un lugar especial en el despacho de Biden

El busto de César Chávez (1927-1993), líder sindical agrícola de origen mexicano, ocupa desde el 20 de enero un lugar privilegiado en la Oficina Oval del presidente de los Estados Unidos, justo detrás de su escritorio, rodeado de los retratos familiares del hoy inquilino de la Casa Blanca, Joe Biden.

Vendido a la opinión pública como el “Martin Luther King hispano” por encabezar en la década de 1960 la lucha para mejorar las condiciones de vida de los trabajadores del campo -principalmente en el Estado de California-, el lado más polémico del líder sindical ha sido oscurecido por sus simpatizantes, familiares e incluso cineastas: en su honor hay una película dirigida por Diego Luna y protagonizada por Michael Peña y Rosario Dawson.

Elevado a la categoría de héroe perfecto, tal y como a los progresistas de todo el mundo les gusta vender a los incautos, el aprovechamiento político de su figura, tan ligada a la comunidad latina, resultaría otro intento de los demócratas -y sus aliados- por reescribir la historia y congraciarse con los hispanos y demás minorías a través de gestos simplones y pura sensiblería.

¡Sí se puede!

Junto a la activista Dolores Huertas, Chávez creó la Unión de Trabajadores Campesinos, (UFW, por sus siglas en inglés), el primer gremio rural con éxito en la historia de los Estados Unidos. Bajo el lema “Sí se puede” -usado años más tarde por Barack Obama en su campaña presidencial-, lideró protestas pacíficas, boicots, marchas multitudinarias e incluso una famosa huelga de hambre en 1968 que le dio notoriedad, ganándose el apoyo de Robert Kennedy. Fue durante estos años en que Chávez y sus seguidores se involucraron en un movimiento que muchos críticos han tildado de “antiimigrante”.

Las “wet lines”

Debido a los boicots impulsados por Chávez y su sindicato, los productores locales, al no tener trabajadores disponibles para trabajar sus plantaciones, traían de México a inmigrantes indocumentados para que cultivaran los campos. Entonces, la UFW empezó a denunciar ante las autoridades a los indocumentados que estaban haciendo fracasar las huelgas.

El sindicato de Chávez también organizó en la década de 1970 las llamadas “wet lines” -líneas de los “mojados”- en la frontera de Estados Unidos con México, patrullando e impidiendo el pase de inmigrantes indocumentados. La expresión “wet back” o “espalda mojada” es un insulto habitual hacia los latinos, principalmente mexicanos, que han cruzado la frontera de manera ilegal.

Autócrata y polémico

Aunque la UFW asegura que nunca hubo una actitud hostil o de distinción hacia los trabajadores indocumentados, Chávez ha sido reiteradas veces criticado por presuntamente tener una actitud antiimigrante, y muchos miembros del sindicato se negaron en su momento a denunciar a los indocumentados ante las autoridades, aún cuando esa fue la orden del ahora símbolo de resiliencia latina del demócrata Joe Biden.

Miriam Powell, autora de “Las Cruzadas de César Chávez”, afirmaba al comentar su libro que el líder sindical fue en muchos aspectos un héroe, pero con defectos. Powell cuestionaba a Chávez su actitud autocrática, que adoptaría a finales de los años 70 en el manejo del sindicato, provocando que muchos abandonaran la UFW y la organización perdiera la influencia de sus primeros años.

En una conversación con BBC Mundo en 2014, Mathew García, profesor de la Universidad Estatal de California y autor del libro “Desde las fauces de la victoria: el triunfo y la tragedia de César Chávez y el movimiento de los trabajadores campesinos”, apoyó la línea de Powell, asegurando que muchos no quieren escuchar una versión diferente del líder sindical a la vendida por los medios, pues los latinos “tienen la necesidad de crear héroes y de encontrar una especie de figura santificada en la que depositar sus sueños y esperanzas”.

Tras cuatro años de discurso antiimigración ilegal de parte de Donald Trump, el demócrata Joe Biden ha elegido al inefable Chávez como símbolo para ganarse la simpatía de la comunidad latina y, sobre todo, de las oenegés que lucran con los indocumentados y de los medios que manipulan la opinión pública con un tema delicado como es la recepción de refugiados que huyen de sus países de origen debido a la pobreza y la violencia y, al no poder llegar de manera regular a los Estados Unidos, caen en las garras de las mafias que operan en la frontera con México. Otra figura santificada en la que los ilusos depositan sus sueños y los políticos sus artimañas.

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