El titular del Comité de Presupuesto del Senado de Estados Unidos, el republicano, Lindsey Graham, ha señalado este viernes durante su visita oficial a Taiwán que China tiene que pagar «el precio» de apoyar al presidente ruso, Vladimir Putin, en lo que respecta a la guerra con Ucrania.
«Vamos a empezar a hacer que China pague un precio mayor por lo que está haciendo en el mundo. El apoyo a Putin debe tener un precio», ha enfatizado Graham, quien forma parte de una comisión bipartidista del Senado que estos días ha visitado Taiwán con el objetivo de trasladar a sus autoridades el apoyo de Washington.
«Creo que hay una reacción cada vez mayor contra la opresión del Partido Comunista Chino en todo el mundo», ha valorado Graham, quien ha asegurado que la invasión rusa de Ucrania y el «comportamiento provocador» de China ha unido al pueblo y a la sociedad estadounidenses.
Graham le ha transmitido a la presidenta de Taiwán, Tsai Ing Wen, que puede contar con el apoyo de Estados Unidos a medida que China siga con sus «provocaciones», ya que abandonar la isla supondría dejar atrás «la democracia, la libertad y el libre comercio».
En esa línea ha ido también la presidenta Tsai para quien la invasión rusa de Ucrania «ha demostrado que las democracias deben reforzar sus alianzas» y protegerse de manera conjunta «de las amenazas que plantean las naciones autoritarias que buscan perturbar la paz regional».
En paralelo a esta visita, Pekín ha llevado a cabo una serie de maniobras aéreas y navales cerca del territorio de su pequeño vecino «en respuesta a las recientes señales falsas que Estados Unidos lanza con frecuencia sobre la cuestión de Taiwán», según el portavoz del Ejército chino, el coronel Shi Yi.
«El Comando del Teatro Oriental del Ejército ha enviado fragatas, bombarderos, cazas y otras fuerzas en una misión multipropósito de patrulla de combate y entrenamiento naval y aéreo en el mar de la China Oriental y en el estrecho de Taiwán», han detallado el Ejército en la red social china WeChat.
La visita por sorpresa de esta delegación estadounidense, liderada por el jefe del Comité de Asuntos Exteriores del Senado, el republicano Bob Menendez, no ha sentado nada bien en Pekín, para quien supone una violación del principio de ‘una sola China’, así como de una serie de acuerdos firmados por ambos gigantes.