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HOY ALENTADA POR PARTE DEL GOBIERNO DE ESPAÑA

Del rodea el Congreso a la alerta antifascista: radiografía de una década de violencia ultraizquierdista

Ultraizquierdistas agreden a un policía en la protesta por la encarcelación de Pablo Hasel en Madrid el pasado 17 de febrero. Reuters

La noche del 2 de diciembre de 2018 Pablo Iglesias convoca la “alerta antifascista” contra VOX, que irrumpe en el parlamento andaluz con 12 diputados. La llegada del partido de Abascal es decisiva para desalojar al PSOE del poder tras cuatro décadas dirigiendo los destinos de Andalucía, un terremoto que sacude los pilares de un sistema que hace años emite síntomas de agotamiento. Acabar con 40 años de socialismo andaluz no le sale gratis a VOX, al que desde entonces se le combate en parlamentos, calles y platós usando una fórmula de lo más antigua: estigmatización, señalamiento y violencia.

En realidad la vía no institucional -o gimnasia revolucionaria como aún la llama Iglesias- es un recurso clásico de la extrema izquierda que en la última década ha practicado desde que logró someter al movimiento 15-M

De modo que al día siguiente miles de jóvenes recorren las ocho capitales andaluzas recogiendo el guante lanzado por el líder de Podemos para ganar en las calles lo que no pudieron en las urnas. En Cádiz, último bastión de la extrema izquierda andaluza, los más radicales queman contenedores y agreden a periodistas. Hay dos detenidos. En mitad del desconcierto el PSOE responde sumándose al juego extraparlamentario de Podemos y fleta autobuses para rodear el parlamento andaluz el día de la investidura del nuevo presidente Moreno Bonilla. Susana Díaz llama a los andaluces a la movilización: “Todos y todas debemos implicarnos al máximo en combatir a la derecha que ha blanqueado y dado protagonismo en las instituciones al franquismo político. La mayoría de progreso que hay en esta comunidad autónoma ha de estar movilizada contra la extrema derecha”.

En realidad la vía no institucional -o gimnasia revolucionaria como aún la llama Iglesias- es un recurso clásico de la extrema izquierda que en la última década ha practicado desde que logró someter al movimiento 15-M. Ese año, 2011, la crisis azota fuerte y España sufre una tasa de desempleo del 20,7%. Peor lo tienen los jóvenes con el 45,3% en paro, así que no debería sorprender que miles de ellos tomen la Puerta del Sol para protestar. Otra cosa es que el presidente Zapatero y el ministro del Interior Rubalcaba les dejan acampar durante más de un mes vulnerando la jornada de reflexión y el día de las elecciones municipales y autonómicas del 22 de mayo. El balance de esta larguísima acampada se salda con 447 detenciones y casi mil sanciones administrativas.

Un año después se produce un intento de asaltar el Congreso. La izquierda es desalojada de la Moncloa en las elecciones del 20 de noviembre de 2011 y el PP gobierna con una mayoría absoluta de 186 diputados. 6.000 manifestantes convocados por la Coordinadora 25-S rodean la sede de la soberanía nacional con el resultado de 64 heridos (27 policías) y 35 detenidos. Es el 25 de septiembre de 2012 y hace mucho tiempo que los antidisturbios de la policía nacional no pasan tantos apuros para restablecer el orden en la calle. Un agente de la UIP es pateado en el suelo por varios radicales y la imagen abre telediarios. Lejos de suscitar la condena unánime de partidos y medios hay quienes justifican la violencia, entre ellos un desconocido profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense llamado Pablo Iglesias, que confiesa en televisión estar emocionado con la agresión al policía. Casi 10 años después, el 25 de febrero de 2021, la Fiscalía pide hasta 7 años de cárcel para los 21 acusados por el Rodea el Congreso. “Arremetieron violentamente […] tiraron vallas y objetos a los agentes, les pegaron patadas y puñetazos, e incluso trataron de impedir la salida de los diputados”, sostiene el ministerio público.

Ese otoño se prevé caliente y el 14 de noviembre de 2012 hay convocada una huelga general. Excelente escenario para practicar más gimnasia revolucionaria. Durante la madrugada un piquete de Comisiones Obreras recorre las calles del centro de Madrid ‘invitando’ a los comerciantes a cerrar sus negocios. Al pasar por la plaza de Santa Ana los huelguistas se detienen ante el teatro Español, donde un grupo de actores liderados por Willy Toledo se encierra en apoyo a la huelga. Toledo se asoma a un balcón y, puño en alto, grita “policía asesina” justo cuando un coche de los nacionales pasa por la plaza. La madrugada es larga y hay cortes de carretera en el paseo del Prado, barricadas ardiendo y taxis destrozados por las hordas que atacan al “esquirol”. La jornada deja en Madrid 29 heridos (9 policías) y 60 detenidos entre los que hay miembros de Bukaneros, el grupo ultraizquierdista del Rayo Vallecano, e Izquierda Castellana. 

Ultras acceden al interior y atacan a estudiantes del Foro Universitario Francisco de Vitoria con bates de béisbol, defensas extensibles y extintores. Cinco estudiantes acaban heridos y 19 ultras son detenidos

En primavera, el 25 de abril de 2013, la extrema izquierda vuelve a movilizarse. La plataforma ¡En Pie! convoca una marcha cuyo título no deja lugar a dudas: “Asedia el Congreso”. La movilización es menor que en septiembre pero hay 30 detenidos (15 en las horas previas) y 30 heridos (14 policías).

La universidad es otro de los lugares donde la extrema izquierda logra penetrar. El 20 de noviembre de 2013 más de un centenar de ultraizquierdistas del Bloque Antifascista Estudiantil irrumpe en el campus de la Complutense hasta llegar a la facultad de Derecho. Varias decenas de ultras acceden al interior y atacan a estudiantes del Foro Universitario Francisco de Vitoria con bates de béisbol, defensas extensibles y extintores. Cinco estudiantes acaban heridos y 19 ultras son detenidos. 

Al mes siguiente, el 15 de diciembre, se produce el tercer “Rodea el Congreso” contra la llamada ‘Ley mordaza’. La movilización vuelve a ser menor que en la primera edición aunque deja 23 heridos y 7 detenidos. Mucho peor es lo que sucede el 22 de marzo de 2014 en las llamadas “Marchas de la dignidad” que parten desde Atocha a Colón. Los ultras vuelven a desatar la violencia extrema contra la policía. La noche de sábado acaba con 101 heridos, 67 son policías. Se viven imágenes de violencia extrema en el paseo de Recoletos donde un puñado de antidisturbios queda atrapado entre centenares de radicales sedientos de sangre. Dos policías casi pierden la vida apaleados en el suelo, a uno le arrancan el casco a patadas hasta perder el conocimiento. Muchos de los heridos son atendidos en una improvisada carpa que los servicios de emergencia montan en la misma plaza de Colón donde coinciden policías y agresores como si vinieran de la guerra. Hay 29 detenidos y 12 procesados por agredir a los agentes con adoquines, palos e incluso una señal de tráfico. Un año después, el 21 de marzo de 2015, se repiten estas “Marchas de la dignidad” que acaban con 17 detenidos, uno de ellos por el lanzamiento de cohetes contra agentes de la Policía Nacional.

La extrema izquierda avanza notablemente en las calles pero también en las instituciones, y si no pudo asaltar el Congreso por la fuerza sí que llega a través de las urnas: Podemos, el partido del profesor de Ciencias Políticas que tres años antes se emocionaba con palizas a policías, entra con 69 diputados en las elecciones de diciembre de 2015. Sánchez va a la investidura pero no logra la mayoría suficiente, de modo que hay repetición electoral en junio. Esta vez Podemos va en coalición con IU (Unidos Podemos) y suma 71. Rajoy toma la iniciativa presentándose a la investidura que saca adelante el 29 de octubre de 2016, no sin que el Congreso sea cercado ese mismo día. La “Coordinadora 25S” convoca una manifestación bajo el lema “Ante el Golpe de la Mafia, Democracia”. Se producen lanzamiento de objetos contra la diputada de CS Melisa Rodríguez y la portavoz en el ayuntamiento Begoña Villacís cuando abandonan el parlamento. Alberto Garzón, hoy ministro de consumo, sale a la calle a apoyar a los manifestantes. 

En este ambiente de estigmatización y señalamiento el 7 de noviembre de 2019 un grupo de batasunos agrede a la candidata de VOX al Congreso por Vizcaya, Nerea Alzola

Como es de esperar la extrema izquierda se desmoviliza en la calle al haber cumplido el primer objetivo de tener amplia representación en las instituciones. Este perfil bajo se mantiene hasta el 2 de diciembre de 2018, noche en la que VOX irrumpe en las elecciones andaluzas decisivamente para echar al PSOE del palacio de San Telmo. Desde ese momento los ataques contra la formación de Santiago Abascal se reproducen en toda España. Si Pablo Iglesias llama a la “alerta antifascista” en las calles, Echenique acusa a VOX de ser “cómplices de los violadores y los asesinos” y Teresa Rodríguez de “cómplice de los feminicidios”. Ambos reciben una querella del partido verde por calumnias, injurias y odio.

En este ambiente de estigmatización y señalamiento el 7 de noviembre de 2019 un grupo de batasunos agrede a la candidata de VOX al Congreso por Vizcaya, Nerea Alzola, que participa en una mesa informativa de VOX en Sestao. En muchos medios estas noticias pasan desapercibidas y en otros directamente se alimenta el odio a VOX. El 30 de enero de 2020 el periodista Jordi Évole incita a la violencia contra Santiago Abascal en el programa ‘El Hormiguero’ de Antena 3: “Un hostión le vendría bien”.

En una línea muy parecida Pablo Iglesias califica de “parásitos” a VOX desde la tribuna del Congreso el 29 de abril de 2020. “Como en el siglo pasado, el pueblo español hará desaparecer la inmundicia que ustedes representan”. 

La siguiente convocatoria electoral son las elecciones vascas y gallegas y VOX vuelve a sufrir la violencia callejera de la mano del separatismo y la extrema izquierda. De nuevo Sestao es testigo de la violencia: el 26 de junio miles de radicales revientan el acto electoral de VOX en la plaza de San Pedro de la localidad vizcaína. Una pedrada a la diputada nacional Rocío de Meer le produce una brecha en la ceja. La mayoría de los partidos no condenan el ataque (ninguno se suma al manifiesto de VOX por unas elecciones libres y sin violencia) y el portavoz de Podemos acusa a de Meer de usar kétchup. Medios de comunicación como El Plural van en línea muy parecida: “Vox difunde la imagen ensangrentada de la diputada agredida en el mitin de Vox en Sestao”. El resto de los actos de campaña en Galicia y Vascongadas VOX necesita amplia presencia policial debido al constante acoso y lanzamiento de objetos por parte de separatistas y ultraizquierdistas.

Si algo ha demostrado Podemos (…) es que nadie se mueve mejor en aguas revueltas: la década que comenzó con la Puerta del Sol tomada y el Congreso rodeado finaliza con los instigadores rentabilizando la violencia desde el Gobierno

Al año siguiente nuevas elecciones, esta vez en Cataluña, y la historia se repite en lugares como Vic, Sabadell, Salt, Gerona o Reus. El 6 de febrero de 2021 se desata una violencia extrema (“terrorismo callejero” lo llama Abascal) contra VOX en Vic, donde atacan las furgonetas que trasladan a Javier Ortega e Ignacio Garriga al acto y propinan una paliza a un simpatizante del partido. Gran parte de la prensa hace juego de malabares para no condenar el ataque sin paliativos. El País dice que “las agresiones son intolerables; pero los discursos que las alimentan, también”. Los hay que directamente señalan a VOX como culpable. Es el caso de El Periódico de Cataluña, que pide la ilegalización de VOX. Para El Diario.es “la violencia contra VOX oculta la violencia de VOX”. La lluvia de piedras es constante pero no tan intensa como la lluvia fina que practica gran parte de los medios. A pesar de la tormenta VOX e Ignacio Garriga llegan vivos al 14 de febrero, día en que los verdes entran en el parlamento catalán con 11 escaños quedando por delante de Podemos, la CUP, Ciudadanos y PP. VOX es la cuarta fuerza. 

Pocos días después el rapero Pablo Hasel es detenido para ingresar en prisión condenado por enaltecimiento del terrorismo. La extrema izquierda se moviliza en las principales de España provocando disturbios, destrozo de mobiliario urbano y enfrentamientos con la policía. El resultado es de 19 detenidos y 55 heridos en Madrid (35 policías), 29 detenidos en Cataluña y 2 detenidos y 5 policías heridos en Sevilla. En Madrid una agente de policía nacional es agredida en el suelo y en Barcelona las turbas atacan la Jefatura Superior de Policía de Cataluña en Vía Laietana. La novedad es que es el propio Gobierno (la parte podemita) quien alienta la violencia. Echenique lo justifica así: “Todo mi apoyo a los jóvenes antifascistas que están pidiendo justicia y libertad de expresión en las calles. Ayer en Barcelona, hoy en la Puerta del Sol”. Si algo ha demostrado Podemos (más que un partido, un movimiento) es que nadie se mueve mejor en aguas revueltas: la década que comenzó con la Puerta del Sol tomada y el Congreso rodeado finaliza con los instigadores rentabilizando la violencia desde el Gobierno. Lo que da lugar a otra reflexión que espanta al buenismo oficial: la violencia sí es rentable en política. Y si no, que le pregunten a Bildu.

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