Algo habrá que hacer con esa perturbadora tendencia de la izquierda radical a quemar las calles cada vez que no le gusta el resultado de unas elecciones. Y eso que ni siquiera ha ganado la «mala», Marine Le Pen.
En cualquier caso, a los «antifascistas» no les ha agradado en absoluto que el radical Jean-Luc Mélenchon no haya pasado a la final en la primera vuelta de las presidenciales francesas y han salido a quemar las calles en varias ciudades de Francia.
En Rennes, nada más conocerse los resultados que daban al presidente Macron una mayoría del 27,6% y un 23,4% a la soberanista Marine Le Pen, teniendo ambos que enfrentarse de nuevo el próximo día 24, unas 600 personas salieron a expresar su desagrado con la voluntad expresa de los francesas destrozando mobiliario urbano y ventanas de entidades bancarias. Curiosamente, el grupo que está detrás de estas protestas contra el resultado de las urnas lleva el nombre de Antifa, apócope de «antifascistas», no sabemos muy bien por qué extraña asociación de ideas.
También se atacó la fachada de un restaurante, al que se le destrozó la cristalera, así como una comisaría de policía en el centro.
Intentaron, asimismo, quemar la maquinaria de construcción en una plaza, un incendio que lograron sofocar los servicios de emergencia.
Similares escenas de destrucción se produjeron en Lyon, con pintadas donde podía leerse «Que se joda el fascismo nacional» y «Le Pen, dinastía fascista». Por «fascismo nacional», aclaramos a los lectores perplejos, se refiere al resultado de la votación; no se tiene noticia de una marcha sobre París de camisas negras.
En esta ciudad se encendieron fuegos artificiales y se produjeron enfrentamientos entre manifestantes y policías, escenas que se han hecho virales en redes sociales. La «fiesta» incluyó el lanzamiento de proyectiles por las ventanas del Ayuntamiento.
Uno de los manifestantes resume así el espíritu de tan incoherente protesta violenta: «No votaré en la segunda vuelta. Son dos candidatos de extrema derecha».