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RICARDO MONREAL DESTACA POR SER UN POLÍTICO DE CENTRO

Disidentes en MORENA podrían encabezar una coalición opositora para las elecciones de 2024

Ricardo Monreal. Foto: Facebook

A partir de los resultados de las elecciones intermedias del pasado 6 de junio en México, que en mucho le fueron favorables a AMLO y a MORENA -su partido-, ha iniciado la carrera por la sucesión presidencial en México.

La oposición en este país hasta ahora no parece haber conectado con las clases populares, y aún cuando tuviera de su lado el voto duro de las clases medias, eso no le alcanza para ser competitiva en 2024.

De 15 gubernaturas que estaban en juego en este año, el PAN -principal partido de oposición-, perdió en 13 entidades. Sólo ganó en 2: en Querétaro, y en Chihuahua. En ambos casos ese partido ya gobernaba las entidades. 

MORENA avanzó en cambio ganando 11 estados y uno más con el Partido Verde, su aliado, en San Luis Potosí.

AMLO dijo en su mañanera nombres de sus posibles delfines: la jefa de Gobierno de la capital, Claudia Sheinbaum; Marcelo Ebrard, canciller; Juan Ramón de la Fuente, embajador mexicano ante la ONU; Esteban Moctezuma, embajador mexicano en Estados Unidos; la secretaria de Economía, Tatiana Clouthier; y hasta Rocío Nahle, la secretaria de Energía.

Está claro que Caludia Sheinbaum es su preferida. Prueba de ello, entre muchas cosas más, es cómo fue aclamada en el evento reciente que celebró los 3 años del triunfo de AMLO en la presidencia, donde le corearon: «presidenta, presidenta”. 

Sin embargo, no todo será sólo un trámite. Hay lucha ya entre facciones. El canciller Marcelo Ebrard está dentro de los mencionados por el tabasqueño para heredar su proyecto socialista. 

Ya fungió como jefe de gobierno de la Ciudad de México, y es un fuerte y hábil aspirante. Su perfil ideológico es progresista, y apoyó al aborto y la agenda de la así llamada «diversidad sexual». Pero no es un radical de izquierda, como sí lo es Sheinbaum.

Ebrard se sitúa más al centro en un esquema de geometría ideológica. Hace unos días aprovechó su participación en la conferencia propagandística mañanera y cotidiana de AMLO para anunciar ahí mismo que sí desea competir para 2024.

Otro de los fuertes aspirantes es Ricardo Monreal, actual coordinador de los senadores de MORENA y presidente de la Junta de Coordinación Política de esa cámara. Sólo que este sagaz político, otrora gobernador de Zacatecas y delegado en Cuauhtémoc, Ciudad de México, no fue nombrado por AMLO dentro de los posibles presidenciables. 

Esto suscitó mucho debate y mucha tinta en los diarios que se ocuparon del tema. Desde una óptica conservadora, Monreal es el menos «progresista» de esos 3 aspirantes. Se reconoce como católico, a diferencia de Sheinbaum y de Ebrard, y devoto del Niño de Atocha, cuya «sede», Plateros, está muy cerca de su natal Fresnillo. 

La Iglesia Católica no vería mal su candidatura y sería acogida como una mejor opción en comparación con Sheinbaum y Ebrard y sus posturas pro-aborto.

Ya hubo un sonado enfrentamiento entre Claudia Sheinbaum y Monreal, en 2018, por la candidatura para gobernar la capital. Se decidió con un método de muy dudosa legitimidad, una encuesta hecha por militantes de MORENA, y que nadie pudo ver a fondo jamás.

Fue un gran tributo a la opacidad y se sobreentiende que la encuesta sólo sirvió para validar los deseos de AMLO, quien deseaba contar con Claudia al frente de la capital, como plataforma para la presidencia en 2024. Monreal se fue entonces como senador, a coordinar la bancada de MORENA. 

Los puestos de Ebrard y el de Monreal lucen muy dependientes del ánimo y cobijo presidencial, y no sería demasiado complicado removerlos si así lo decidiera el tabasqueño, no como en el caso de la Jefa de Gobierno. 

Ebrard es parte del gabinete y depende directamente de AMLO. Monreal está en otro poder, el legislativo, pero el grupo parlamentario de MORENA no parece tener mucha independencia con respecto de la línea presidencial –que a su vez define la línea del partido totalmente–. 

Hay una lucha al interior de MORENA, en la que radicales socialistas devotos de Marx, del castrismo y del Che Guevara, pelean espacios de poder contra los moderados, que no casualmente encabezan Monreal y sus aliados. 

Los moderados no ahuyentan la inversión nacional ni extranjera, no persiguen opositores y no se erigen como inquisición de católicos y de la derecha.

Estando las cosas así, la oposición tiene pocos gallos para dar una batalla seria en 2024 y entre ellos estaría de nuevo Ricardo Anaya, y acaso el propio Marko Cortés, quien a finales de este año se podría reelegir como presidente nacional del PAN, para de ahí brincar, como lo hizo Anaya –no sin polémica– a la candidatura presidencial. 

Monreal pareciera tener cerrado el espacio para competir desde las filas de MORENA, por una razón sencilla y contundente: AMLO ya se decantó por Sheinbaum. 

Pero Monreal, quien obviamente advirtió este escenario para 2024 desde 2018, bien podría ya tener tejidos acuerdos con el PRI, Movimiento Ciudadano, el PRD y otras fuerzas políticas que le deben favores. 

Así, no llegaría con las manos vacías a negociar por una coalición opositora, a la cual, factor muy importante, sumaría una parte de MORENA, el ala democrática que se llevaría al abandonar ese movimiento. 

Dicho de otra manera, Monreal podría encabezar una alianza de oposición que sí podría estar en posibilidad real de competir contra la consentida de AMLO. 

Si el PAN no aceptara tal opción y compitiera con un candidato azul, propio, pero sin partidos que le añadan puntos que necesita a como dé lugar, con los que ya contaría Monreal, podría una vez más perder la presidencia. 

Otra opción para Monreal es, ahora sí, competir para ganar la capital del país, donde no habría muchos que le estorben, aunque para tal fin ya Sheinbaum nombró como secretario de gobierno a Martí Batrés, adversario de Monreal en el senado en su momento, y con quien hoy se ha tomado la foto de la «pipa de la paz».

Batrés podría ser quien sucediera a Sheinbaum, pues entre ellos hay afinidad ideológica y de grupos políticos; aunque, por ejemplo, MORENA perdió en junio pasado la alcaldía de Cuauhtémoc, con Dolores Padierna, ante el PAN y su coalición. Padierna y Bejarano son cercanos a Batrés y a Sheinbaum, y se quedaron sin un muy importante bastión útil para ganar en 2024 la capital. 

Monreal podría ir por MORENA o por la oposición por la Ciudad de México, pero ha declarado que desea competir por la presidencia. Hay que poner atención en las jugadas de este político colmilludo y que no es tan progresista, ni socialista, sino mucho más al centro. Podría ser aceptado por grupos conservadores y por la Iglesia Católica. Al tiempo.

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