En medio de la represión del régimen que ha cancelado personerías jurídicas a los partidos de oposición en Nicaragua, ha encarcelado a quienes aspiraban competir en las elecciones presidenciales de noviembre y a todo aquel que promovía la salida de la dictadura, los social cristianos anuncian que se agrupan en el partido Voluntad Humanista Social Cristiana (VHSC), argumentando que la represión no agota las ansias de libertad, sino que las justifica y las fortalece.
Integrantes del nuevo partido formaron parte de la opositora Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACJD), que surgió tras el estallido social de abril de 2018 y participó en los dos fallidos diálogos con la tiranía de Daniel Ortega. Hoy se plantean nuevos retos y formas de organizarse, pese a las prácticas terroristas y la represión del sandinismo.
Las actuales circunstancias en las que Ortega ahoga toda iniciativa política de oposición, los integrantes del VHSC sostienen que se trata de un nuevo modelo de organización política “supraterritorial, presencial y virtual que integra a los socialcristianos que están en Nicaragua y en el exilio, que trabaja con las técnicas modernas de comunicación electrónica para su mejor coordinación y trabajo político contra la dictadura y por la restauración de la democracia en Nicaragua”, dijo uno de los directivos de la nueva agrupación cuya identidad prefiere mantener en reserva por razones de seguridad. Añadió que la represión obliga a los nicaragüenses a organizarse a través de otros mecanismos y modalidades.
“Por más que Ortega reprima y ahogue todo espacio cívico, la lucha por la libertad y la democracia va a continuar en distintas formas, es lo natural del ser humano, y los nicaragüenses lo hemos demostrado. Es buscar la libertad para su desarrollo pleno. Las dictaduras son frenos a esas ansias de libertad, pero no son frenos eternos. Siempre los pueblos rompen candados, y si no sabemos cuándo exactamente tendremos esa libertad, sí sabemos que llegará en un determinado plazo, y por eso la lucha no se va a detener. Para nosotros organizarnos en forma virtual y supraterritorial, es señal que debemos buscar las formas de mejorar esta lucha”, subrayó el directivo.
Sectores de la oposición buscan organizarse en distintos grupos con el objetivo de crear una estructura política capaz de llenar los espacios ante la salida del poder de Ortega y su mujer, Rosario Murillo. Sin embargo, el político consultado reconoce que hay temor, que es difícil, pero considera que quedarse “sentado” no es opción.
La sociedad nicaragüense está bajo un temor generalizado debido a que todo aquel que se atreva a “levantar la voz de protesta contra la tiranía, que es altamente represiva, será fichado, puede ser asediado por la policía, y si esa voz motiva a otros a que protesten, podría esperarle la cárcel. Ese temor puede causar cierto silencio, pero siempre será parcial, ya que la gente siempre encontrará métodos para comunicarse y motivarse para seguir en la lucha”, explicó el directivo.
Dictaduras: de Somoza al sandinismo
A su juicio, todas las dictaduras son iguales, “excepto las que son peores». «Con esto quiero decir que toda dictadura es nefasta. Niegan la libertad, el pluralismo, la democracia, persiguen a los críticos, eliminan las disidencias, encarcelan y matan. Pero dependiendo del dictador si es una dictadura unipersonal, o dependiendo del partido si es una dictadura de partido, las motivaciones, sus ‘doctrinas’, pueden tener variantes o estilos represivos propios”, indicó.
“La doctrina de la dictadura de [Anastasio] Somoza fue su lucha contra el comunismo, ese fue su discurso, y la lucha contra Somoza alcanzó su culmen cuando los sandinistas con lucha armada y orientación castrista inspirada en el comunismo, se lanzaron contra Somoza, y lo derrocaron en alianzas con otras fuerzas”, apuntó el directivo del VHSC.
Asegura que la doctrina de Ortega es distinta porque sus objetivos están dirigidos “contra todo aquel que piense distinto a él, sea quien sea, aun sí haya sido sandinista. Ortega lucha contra los que quieren democracia, y les llama somocistas. Masacra opositores como en 2018, y lo justifica como la continuidad de la lucha de [Augusto César] Sandino y Benjamín Zeledón. Ataca el imperialismo pensando en los Estados Unidos, pero se complace con estar sometido a Rusia y China”, aseveró.
Ortega, sostiene el político, es la fuente de mayor crueldad, “como la que el mundo observa con los actuales 181 presos políticos, sobre todo con los más de 40 líderes de todos los sectores que están encarcelados y sufren atropellos desde junio 2021, y ahora están condenados con largas penas”.
Añadió que, con base a su experiencia y la historia, Somoza fue duro con los que querían derrocarlo con las armas y asaltos a bancos. En cambio, considera que “Ortega es duro con los que piden participar en elecciones. Prefiere salirse de la OEA que le reclama diálogo y elecciones libres. Cuando la OEA señaló a Somoza los atropellos a los derechos humanos, renunció hasta con una nota hecha a mano para no demorarse. Puede haber un dictador peor que otro”, acotó.
El sandinismo ha instaurado dos dictaduras: la de 1979-1990, y la actual que está atornillada en el poder desde enero de 2007.