El verdadero objetivo de Andrés Manuel López Obrador es instaurar un régimen autoritario de izquierda. Su método es someter a otros poderes, golpear a opositores y diluir institutos autónomos.
Así busca perpetuarse en el poder, siguiendo los pasos de Hugo Chávez, by the book: dividir al país en dos, sus seguidores, y sus enemigos.
Durante horas, en su prédica mañanera, ataca a todo el que no baile su música.
AMLO llegó a la presidencia de México justo hace dos años. No tengo dudas de que buscará permanecer en el poder cuando finalice su sexenio, marcado por su actitud beligerante contra la oposición.
No gobierna para todos, sino para los suyos, para sus votantes. Los colma con su asistencialismo electorero. Solo en 2021 destinó 15 mil 100 millones de dólares, para 11 programas sociales.
Se equivocaron los 30 millones de mexicanos que votaron por la “Cuarta Transformación”. Un supuesto invento genial que ya inspira repulsión y tiene rostro de mazo. Existe la misma corrupción, más homicidios y hay una severa crisis económica.
México aparece en el lugar 130 –de 180– en el Índice de Percepción de la Corrupción 2019.
Mauricio Kuri, líder de los senadores de Acción Nacional, me comenta que el 75% de las licitaciones son adjudicaciones directas, lo cual da cuenta de una inmensa falta de respeto a las leyes por parte de esta administración.
Según las proyecciones del gobierno, en 2020 habrá más de 40 mil asesinatos. Además, habrá 750 mil personas desplazadas ante la violencia del crimen organizado, según el Instituto Nacional de Estadística.
A esto debemos añadir 19 periodistas asesinados este año, con lo que alcanzamos un récord lamentable.
Solo durante mayo y abril, 12 millones de personas perdieron su empleo, según datos oficiales.
Platico en la calle con muchos que votaron por AMLO y hoy sienten vergüenza. No veo uno solo que sienta orgullo.
La economía caerá un 10%, de acuerdo a la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo. Entre enero y mayo de 2020, se fueron del país más de $8500 millones de dólares de capitales extranjeros.
No hay confianza, y es lógico. La sensación que impera es de un gran caos. La democracia palidece.
Si echamos un vistazo al principal eje de campaña de AMLO (el combate a la corrupción), sus cercanos cojean de ese pie.
Su hermano, Pío López Obrador, apareció en videos filtrados recibiendo fajos de billetes supuestamente para la campaña presidencial.
Pero AMLO salió con que eso no era corrupción, sino que eran sólo sanas aportaciones.
Previsiblemente, la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), su martillo hacendario, no encontró anomalía alguna.
A quien la UIF en cambio sí le está apretando las tuercas, es a José Luis Vargas, el titular del Tribunal Electoral, solicitando que se congelen sus cuentas por haber gastado mucho más de lo correspondiente a sus ingresos.
Una indudable advertencia, siendo que muchos resultados en las elecciones intermedias del próximo año, se van a judicializar y pasarán por su bendición. Si no salen las cosas como la 4T espera, Vargas ya sabe a qué atenerse.
Desde su primer discurso presidencial, AMLO advirtió que sus funcionarios debían transparentar sus bienes propios y los de sus familiares cercanos.
Manuel Bartlett –otrora cómplice de enemigos, hoy ya purificado por los inciensos presidenciales–, es cabeza en el tema de energía en el gabinete.
A él y su familia le fueron encontradas 23 casas no declaradas. Su hijo, además, ha recibido contratos del gobierno por más de $8 millones de dólares, en un relinchante conflicto de intereses.
Irma Eréndira Sandoval, secretaria de la Función Pública, es la responsable del combate a la corrupción, pero una investigación periodística halló que ella –cuando era jefe del gobierno de la capital Marcelo Ebrard, hoy canciller–, recibió un peculiar regalito: un terreno de 253 metros, que hoy valdría cerca $300 mil dólares.
Además de estos inexplicables donativos entre izquierdosos, a la señora y a su marido, opinador habitual en medios oficialistas, se les encontraron cinco propiedades que habrían comprado –al contado– en un lapso de sólo nueve años, mientras eran académicos en la UNAM. El monto total era de unos tres millones de dólares.
Pero bueno, Irma no se iba a inhabilitar a ella misma, ¿verdad?
A Olga Sánchez Cordero, Secretaria de Gobernación, también se le olvidó en su declaración patrimonial la posesión desde 2009 de un penthouse en Houston, cuyo valor asciende a medio millón de dólares.
El diario Latinus halló en junio pasado que un conjunto de 23 empresas de la familia de Zoé Robledo, titular del Instituto Mexicano del Seguro Social, ha firmado contratos con esta entidad gubernamental, en adjudicación directa, es decir, sin concursar. De tales 23 firmas, Robledo sólo había incluido a tres en su declaración de conflictos de interés.
Para ser servidor público, se necesita 90% de honestidad, y sólo 10% de experiencia, ha declarado AMLO. Con ese rasero, no sobreviven muchos de su gabinete.
Entre lo más detestable en estos dos años, están los embates contra otros poderes, instituciones autónomas, y adversarios. La Suprema Corte avaló una consulta de AMLO para juzgar a los expresidentes, lo cual fue tomado por la oposición como algo inconstitucional y una gran merma de la autonomía del Poder Judicial. Sin duda lo es.
Ante la inconformidad con la redistribución de AMLO de la recaudación de impuestos, surgió la Alianza Federalista, una unión de 10 gobernadores.
Para someterlos, Morena operó un recorte de $9100 millones de dólares a todos los estados en el presupuesto de 2021, y para atender la contingencia del coronavirus, no les ha dado un peso.
Para el de Macuspana, todos los órganos autónomos y reguladores tienen que ser revisados, porque proliferaron como hongos y son corruptos.
Los diputados de la 4T han impulsado leyes para quitar al titular del Instituto Nacional Electoral, autónomo hasta ahora, lo que fue considerado por la oposición como un atentado a la democracia. AMLO sabe cómo apretar.
Ante todo este panorama nació el aguerrido FRENAAA (Frente Nacional Anti AMLO). Cuando sus simpatizantes acamparon afuera de Palacio de Gobierno aparecieron decenas de porros de la 4T agrediéndolos, igual que los colectivos chavistas o los grupos vecinales de espías en Cuba.
Cuando la prensa publica algo que no le gusta, AMLO no escatima en poner calificativos miserables. Al diario Reforma le llamó “pasquín inmundo”, por revelar que Concepción Falcón –la esposa de su hermano–, y el cabildo renunciaron por el desvío de $223 millones de pesos de recursos federales, en Macuspana, su tierra natal.
El fundador de Mexicanos contra la Corrupción, Claudio X. González también trae encima al mandatario, quien ha pedido investigar a las empresas que financian esa organización.
Eso se llama terrorismo fiscal, como bien dice Gustavo de Hoyos, líder de la Confederación Patronal.
Inolvidable fue el episodio en el que López Obrador ordenó liberar a Ovidio, el hijo del Chapo Guzmán. Mientras el presidente no atiende a madres de familia que imploran apoyo en sus giras, en plena epidemia sí fue a saludar de mano a la mamá de ese narcotraficante, en Sinaloa.
Uno de los principales motivos de ira en la población es la carencia de medicamentos para niños con cáncer. Ya han fallecido varios.
La gestión del Covid-19 ha sido desastrosa al grado que el líder de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Ghebreyesus, pidió que México ya se tomara muy en serio la pandemia, ante la duplicación de contagios y muertes, en noviembre.
El escenario que el propio gobierno previó como catastrófico era de 60 mil muertos. Hoy se han rebasado los 100 mil.
Y pensar que aún nos faltan 4 años más de este gobierno.