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TRAS DOS JORNADAS DE TENSIÓN POLÍTICA

Lasso rompe su alianza parlamentaria con el Partido Social Cristiano y cede un puesto al correísmo

El primer día de votaciones en la Asamblea Nacional concluyó con un mensaje que resultaba claro por parte del gobierno entrante, «no pactaremos con las mafias».

Así, la bancada de Guillermo Lasso (CREO) rompía su acuerdo de gobierno con el Partido Social Cristiano (PSC), dejando expuesto un pacto entre éstos y los correistas. La directiva del PSC advirtió en un comunicado que César Monge, presidente del próximo partido oficialista, había afirmado estar de acuerdo con la propuesta.

La ruptura de este acuerdo ganó para Lasso el aplauso de los votantes y la prensa.

Sin embargo, el segundo día de votación para la conformación del legislativo nos deja una Asamblea gobernada por completo por las izquierdas, y un sabor a doble discurso por parte CREO, que terminó la noche del sábado 15 de mayo votando por Ronny Aleaga, líder de la conocida pandilla internacional Latin Kings y mano derecha de Rafael Correa, para que ocupe la tercera vocalía del CAL (Consejo Administrativo Legislativo).

Defensores del partido de gobierno aseguran que es inocuo. Pues será solo uno de los siete miembros del CAL.

Lo cierto es que, aunque sea una incorporación mínima, el partido de Lasso desmintió que no estuviera dispuesto a pactar con el correísmo.

Ahora habrá que ver cómo el oficialismo pretende gobernar con una asamblea de izquierda –a la que ellos mismos le han entregado el poder– cuando deben presentar proyectos de ley a favor de la reactivación económica, la minería y la extracción petrolera.

El movimiento Pachakutik, que ahora controla la presidencia de la Asamblea, ha dicho que no aprobarán ninguna ley que consideren un atentado al medio ambiente, como la extracción minera, petrolera y acuerdos comerciales que estén “contra la soberanía del Ecuador”.

Las cartas están sobre la mesa, el gobierno entrante aún no empieza, pero tendrá que co-gobernar con una asamblea controlada por completo por las izquierdas.

Mediante una coalición con la Izquierda Democrática y Pachakutik –el brazo político de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador– la bancada de Lasso sumó sus 12 legisladores para definir quién ocupará la presidencia del parlamento, siendo electa la legisladora amazónica Guadalupe Llori.

Una vez posesionada, Llori dijo que asume el cargo con la ilusión de los ecuatorianos «que no quieren volver al país del reparto, de la corrupción, de la imposición, de la violencia y de la muerte, de la discriminación y persecución por pensar diferente».

Anunció que trabajará para recuperar la dignidad, prestigio, credibilidad e institucionalidad del poder legislativo para devolver a los ecuatorianos la confianza en sus instituciones.

Destacó cómo, pese a ser de derecha, los parlamentarios del partido del presidente electo Guillermo Lasso permitieron que Pachakutik dirija la Asamblea.

«Extiendo mis felicitaciones a Guadalupe Llori, la nueva presidenta de la Asamblea Nacional. Reitero mi compromiso a la Función Legislativa de trabajar en conjunto por el Ecuador. Éxitos en su gestión», dijo Lasso en su cuenta de Twitter.

Por su parte el primer vicepresidente electo del poder legislativo le aseguró al presidente de la Nación que habrá gobernabilidad. Esto último es lo más importante, considerando primero que la Asamblea está compuesta mayormente por agrupaciones de izquierda.

No es un dato menor que Ecuador fue el escenario donde empezaron a soplar las brisas bolivarianas que aún asolan a la región.

La izquierda revolucionaria está compuesta por los elementos bolivarianos que maneja UNES y la subversión indigenista mariateguista de Leonidas Iza, autor de la obra Rebelión, cuya conclusión exclama “comunismo indoamericano o barbarie”. Necesitan un golpe para debilitar a Lasso.

Además, en un país tan dividido a nivel geográfico, los tres puestos más altos representarán a las tres regionales continentales (falta la insular, Galápagos): la amazonía en la presidencia, la costa en la vicepresidencia y la sierra andina a cargo de la primera vicepresidencia.

Pese a que ganó la mayor representación de legisladores (49 de 137) en las elecciones de febrero del 2021, UNES –el partido que representa hoy el socialismo del siglo XXI– dejó de ser mayoría y se convirtió en oposición.

Esto ha sido percibido como un triunfo por parte de Lasso. Sin embargo, los legisladores de su partido votaron a favor de incorporar como vocal al líder de las fuerzas de choque de Correa. Lo cual excusaron bajo la consigna democrática de que “su partido tenía mayoría”.

A través de un comunicado, el Partido Social Cristiano recordó que Guillermo Lasso había prometido un “Ecuador del encuentro”, donde “no pueden quedar fuera el 47,5% de los ecuatorianos que votaron por UNES ni sus 49 legisladores”.

Fueron esos mismos parlamentarios los que en su mayoría se abstuvieron de votar por la presidente actual. Llori obtuvo la presidencia con 71 votos a favor, 15 en contra y 51 abstenciones.

Daños colaterales

La elección de un nuevo presidente para el parlamento ecuatoriano dejó como daño colateral la ruptura de la alianza entre el Partido Social Cristiano (PSC) y el movimiento CREO –de Guillermo Lasso–, luego de que los legisladores de la próxima bancada oficialista se abstuvieron de apoyar al candidato propuesto por Esteban Torres Cobo, Henry Kronfle (PSC).

Por medio de un comunicado, la bancada socialcristiana acusa que el partido de Lasso saboteó la candidatura de Kronfle pese a que primero promovieron el acuerdo legislativo CREO-PSC-UNES-Independientes, que había seleccionado al socialcristiano como aspirante para dirigir la Asamblea; a Paola Cabezas, correísta, para la primera vicepresidencia del organismo y al independiente Virgilio Saquicela para la segunda vicepresidencia (que finalmente sí fue elegido).

Lasso se retiró del pacto y frustró la candidatura del socialcristiano.

Paralelamente, se ha acusado al PSC de haber conspirado con UNES, ya que si ganaba Kronfle su vicepresidenta hubiese sido correísta, pues es dicho partido el que tiene mayor número de asambleistas –49 de 137–. Kronfle necesitaba 70 votos, mayoría absoluta, para ser el próximo presidente del parlamento. Logró solo 69.

Ningún otro candidato propuesto obtuvo los votos suficientes, ni la candidata de CREO, Rina Campaín, ni Salvador Quishpe, de Pachakutik.

Antecedentes y presiones

Antes de la votación clave para elegir al presidente de la Asamblea Nacional, César Monge, presidente de CREO, aceptó la postulación de Henry Kronfle para presidir el parlamento. Cabe recalcar que Kronfle es una persona de derecha: comprometido con el libre mercado y la defensa de la vida y la familia. Una carta conservadora del PSC y, sobre todo, un puente entre Guillermo Lasso y Jaime Nebot para las conversaciones del acuerdo.

La presión de la ciudadanía y la prensa –en especial de voceros políticos de peso como Carlos Vera, Luis Eduardo Vivanco, Carlos Rojas y Anderson Boscan– apuntaron con fuerza a Guillermo Lasso para que no pactara con los correístas.

Al parecer, estas presiones mediáticas hicieron que la bancada oficialista tomara la decisión de retirar su apoyo a Kronfle durante la votación, rompiendo así la alianza con el PSC.

Guillermo Lasso ahora enfrenta un gobierno complicado, sin el apoyo del cacique político Jaime Nebot –quien ha pasado de ser su aliado a su primer opositor–.

Lamentablemente, el gabinete entrante cuenta con personajes de poca experiencia política y no solo tendrá que enfrentar a la maquinaria desestabilizadora de Rafael Correa y el Socialismo del Siglo XXI, sino que también deberá frenar el ataque de Nebot.

El mandatario centro-derechista está confiando en que el apoyo popular a su decisión será suficiente para gobernar, pero analistas hablan de una falta de pragmatismo en la toma de decisiones tras la convulsión política que provocó la elección del directorio legislativo.

Lasso necesita hoy de aliados a quienes lo rechazaron en segunda vuelta por un supuesto fraude contra Yaku Pérez. Sin esos 27 parlamentarios de Pachakutik y los 18 de la Izquierda Democrática, la gobernabilidad está en riesgo.

Lo sucedido en la Asamblea logra que antes de iniciar su mandato, Lasso ya se perciba como debilitado. Sin embargo, ante el autoritarismo que vivió Ecuador bajo el socialismo del siglo XXI, el presidente entrante sigue apuntando a la pluralidad como alternativa.

Así como ese discurso le dio el triunfo en abril, podría encaminar su gestión mientras enfrenta una oposición de varios frentes.

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