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Julio Borges señala que se han distraído del objetivo de cambio en Venezuela

El canciller de Guaidó renuncia y denuncia que el gobierno interino ya es ‘una casta burocratizada’

El canciller del Gobierno interino de Venezuela, Julio Borges. Reuters

Este domingo ha renunciado a su cargo de Encargado de Asuntos Internacionales del gobierno interino de Venezuela, Julio Borges. Lo hizo través de su cuenta de Twitter donde escribió las razones que motivaron su decisión: 

«1- El gobierno interino ha derivado en una instancia que ha propiciado inaceptables acciones de corrupción.

2- El gobierno interino dejó de ser un medio para liberarnos y se ha convertido en un fin en sí mismo que se busca prolongar indefinidamente

3- El gobierno interino pone el foco en la administración de activos y juicios distrayéndonos de nuestro verdadero objetivo que es lograr el cambio democrático en Venezuela.

4- La presidencia interina pone el foco de la lucha política fuera de nuestras fronteras y crea una dolorosa brecha entre quienes debemos estar unidos por nuestros deseos de libertad«.

Según Borges, el gobierno de Guaidó se ha transformado en «una casta que se ha burocratizado». «La noción de gobierno interino tiene que desaparecer. No podemos seguir con una burocracia de casi 1600 personas. El gobierno interino ya quiere perpetuarse«, afirmó en rueda de prensa vía zoom desde Bogotá.

El anuncio de Borges podría significar el fin del gobierno interino, el cual, en efecto, no ha cumplido con su promesa de lograr el «cese de la usurpación», sino que ha servido como mecanismo para enriquecer unos cuantos, como lo demuestran los casos del «cucutazo» y de Monómeros Colombo Venezolanos.

Las dos últimas equivocaciones del régimen interino conformado por el llamado G4 (Acción Democrática, Voluntad Popular, Un Nuevo Tiempo y Primero Justicia, partido de Borges) de participar en las elecciones fraudulentas del pasado 21 de noviembre y «dialogar» en México con los enviados de Maduro terminaron de hundir el interinato.

Después del fiasco del 21-N, la dirigente de Vente, María Corina Machado, propuso la renovación de la oposición a través de una consulta ciudadana que sirva para elegir a sus nuevos representantes. «Necesitamos una nueva dirección política que no se entregue, que no se doblegue, y que no te traicione», manifestó Machado, quien criticó fuertemente a los dirigentes opositores que participaron de la farsa electoral: «Más del 70 por ciento del pueblo de Venezuela hablamos, y hablamos duro. Repudiamos una gran farsa que busca lavarle la cara a un régimen criminal que tiene una investigación abierta en la Corte Penal Internacional por crímenes de lesa humanidad«, dijo María Corina Machado.

Para los venezolanos, un nuevo liderazgo opositor se ha convertido en un clamor. Del régimen no saldremos mientras no se salga de esa dirigencia «opositora leal al régimen», no saldremos del castrismo-chavismo-madurismo mientras no se produzca un cambio de conducción y estrategia, el cual no se verá mientras el G4 y Guaidó sigan a la cabeza con  sus actuaciones cada vez más contradictorias.

Esta necesidad de cambio ha sido tan obvio y necesario que el pasado 17 de agosto escribí un artículo en esta misma tribuna titulado «Urge articular una nueva oposición en Venezuela«, en la cual proponía -como hoy lo hace Borges, quien ha sido arte y parte del desastre- el fin del interinato de Guaidó.

Con un liderazgo opositor honesto, dedicado y comprometido a lograr el cambio de sistema será mucho más fácil salir de Maduro, puesto que esta falsa oposición no ha hecho otra cosa que apuntalarlo. Urge pues, una alianza generosa que priorice el objetivo sobre agendas personales o partidistas. Una alianza con un objetivo común: el rescate de Venezuela.

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