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La revista Bloomberg denuncia que se han contado demasiadas inoculaciones como primeras dosis

El caos de la vacunación en EEUU: las autoridades desconocen el número real de inoculados

Un sanitario prepara las vacunas de AstraZeneca. Europa Press

Para ser una pandemia tan terrible que ha obligado a nuestros líderes de todo el mundo a imponer recortes de derechos sin precedentes y ha imponer de hecho una ‘vacuna’ experimental con una tecnología nunca antes probada, llama la atención el poco interés que muestran las autoridades por seguir de cerca el experimento.

Y no hablo de algún país de segunda, de algún Estado fallido del Tercer Mundo, sino de la mismísima hiperpotencia, Estados Unidos.

Veamos. Según los datos de los prestigiosísimos Centros de Control de Enfermedades (CDC), que en la práctica vienen a ser la referencia médica para el mundo entero, en Estados Unidos hay 240 millones de vacunados con una dosis, lo que supone el 72,5% de la población. Pero la misma fuente contabiliza en 203 millones los vacunados con pauta completa, un 61,3%.

Algo no cuadra. Puede esperarse que exista una cantidad marginal, estadísticamente marginal, de personas que no hayan completado el proceso. Pero, ¿un 11%? Es un porcentaje muy superior al de cualquier otro país desarrollado. En realidad, es muy, muy difícil de creer. La inoculación estaba claramente planteada como un proceso de dos dosis sucesivas; no es creíble que alguien que decide hacerlo no se someta al dosaje completo, salvo, ya decimos, de manera muy excepcional. Y si eliminamos esa improbabilidad, lo que nos queda es la opción de que los números estén mal.

La revista Bloomberg es partidaria de esa opción, y después de hacer números concluye que «al recopilar resmas de datos sobre vacunaciones, Estados Unidos ha contado demasiadas inoculaciones como primeras dosis cuando son, en realidad, segundas dosis o incluso dosis de refuerzo». Eso significaría que se han vacunado menos estadounidenses de los que aparecen en los datos oficiales.

De hecho, señala la publicación, «las autoridades estaduales y locales apuntan que es improbable que 37 millones de estadounidenses hayan dejado sin completar sus inoculaciones. Parece más bien que el Gobierno ha contado regular e incorrectamente las segundas dosis y las dosis de refuerzo como primeras dosis”. Resultado: se ha magnificado erróneamente tanto el número de vacunados con la dosis completa como el de los que se han acercado al centro de vacunación alguna vez.

Así que, en asunto que tanto preocupa al mundo entero, la labor de información es absolutamente catastrófica. Estados Unidos no sabe cuántos vacunados hay realmente en el país, aunque de este dato se haga depender consecuencias gigantescas para el empleo, la economía y la continuidad de servicios públicos.

Y, ya que estamos, también es absolutamente increíble, dada la naturaleza experimental de los productos inoculados, que no se haga tampoco un estricto seguimiento de efectos adversos para evaluar en un plazo razonable el grado de seguridad de las presuntas vacunas.

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