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La teoría avanza en Francia, pilar de la UE

El caos en la frontera con México y la histeria con Carlson por denunciar la ‘Gran Sustitución’

“Como el pueblo ha perdido la confianza del gobierno, es más simple para el gobierno disolver al pueblo y nombrar uno nuevo”. Quiere la suerte que esta cita sea de un dramaturgo exquisitamente comunista, Bertolt Brecht, extraída de su sarcástico poema La Solución, y podamos, así, librarnos a medias del rasgado de vestiduras habitual en los medios (no caerá esa breva) al hablar de la sustitución demográfica. 

Santiago Abascal tuvo el acierto, para perplejidad de propios y extraños, de citar al escritor stalinista, y quizá le hubiera venido bien hacer lo mismo a Tucker Carlson, la estrella de televisión más seguida de Estados Unidos, en uno de sus pasado monólogos en la cadena Fox, donde dijo:

“Ahora, sé que la izquierda y todos los pequeños vigilantes de Twitter se ponen literalmente histéricos si uno usa el término “sustitución”. Si sugieres que el Partido Demócrata está intentando sustituir el electorado actual, los votantes que ahora depositan sus papeletas, por votantes más obedientes procedentes del Tercer Mundo. Se ponen histéricos porque es lo que está pasando. Digámoslo. Es verdad”.

Era una profecía facilona, la verdad. El autor Steve Sailer define lo políticamente correcto como “a war on noticing”, que podríamos traducir como “una guerra contra darse cuenta”. Darse cuenta de lo que tenemos delante de nuestras narices, eso es lo que más odia la policía del pensamiento moderna.

Desgraciadamente para Carlson, no fueron solo los “pequeños vigilantes de Twitter” los que se pusieron histéricos. La poderosa Liga de Defensa contra la Difamación (ADL), una de las asociaciones en las que fían las grandes redes sociales para determinar qué contenido es o no publicable, ha pedido expresamente a la cadena Fox que despida inmediatamente al osado periodista. Su CEO, Jonathan Greenblatt, ha recurrido a Twitter para sentenciar: “La “teoría de la sustitución” de @TuckerCarlson es la tesis supremacista blanca según la cual la raza blanca está en peligro por la marea creciente de no blancos. Es antisemita, racista y tóxica. Ha alimentado la ideología de los asesinos de masas de El Paso, Christchurch y Pittsburgh. Tucker debe marcharse”.

Ahora, Tucker no mencionó raza alguna; más bien, mencionó la raza para puntualizar que la cuestión no tenía nada que ver con la raza, sino con el voto. Pero eso, a estas alturas, da exactamente igual, como sabemos todos. Si te das cuenta de lo que pasa y lo dices, estás perdido. 

Pero, ¿es cierto? ¿Está pasando? ¿Es una absurda teoría de la conspiración? Bueno, eso depende. Es algo parecido al Gran Reinicio: si te alegras y lo celebras, es una realidad gozosa y nuestro inevitable futuro; pero si lo lamentas o alertas de ello, sí, claro, es de supremacistas chalados con gorrito de papel de aluminio. ¿Se acuerdan? Klaus Schwab, fundador y director del Foro Económico Mundial, escribe un libro titulado ‘Covid-19 y el Gran Reinicio’; la emblemática revista TIME abre un número dedicado expresamente al Gran Reinicio; todos los líderes del algún peso emplean la expresión ‘build back better’, ‘volver a construir mejor’, desde Biden al Papa, pasando por Boris Johnson. Pero TÚ no puedes verlo y decirlo si te asusta, punto.

El monólogo de Carlson vino a cuento de la crisis que se está viviendo en la frontera con México en estos momentos y desde que Biden expresó su tácita invitación a los ‘coyotes’. La situación es tan patética ahora mismo que la Administración está planteándose rehabilitar antiguos campos de internamiento destinados a los americanos de origen japonés durante la Segunda Guerra Mundial para albergar a los ilegales que intercepten.

La ‘teoría de la conspiración’ también funciona bastante bien al otro lado del charco, y no nos referimos a países ya estigmatizados como los del Grupo de Visegrado: en la avanzadísima Francia, pilar de la UE, una cuarta parte de los ciudadanos cree que la teoría de la Gran Sustitución -avanzada por el autor francés Renaud Camus- es una realidad presente, según un estudio encargado en 2019 por la Fundación Jean-Jaurès.

La diputada del antiguo Frente Nacional, Marion Maréchal, se lo toma lo bastante en serio como para haber hecho del asunto un banderín de enganche: “El primer reto de peso, el más vital, es la Gran Sustitución, esta cuenta atrás demográfica, que ya nos lleva a darnos cuenta de la posibilidad de convertirnos en una minoría en la tierra de nuestros antepasados”.

Mientras, el rapero francés de origen norteafricano Younès piensa igual, pero con enorme satisfacción: “¿La Gran Sustitución? Es tu hija la que me desea, la que me dará hijos. La Gran Sustitución soy yo…”.

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