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Ambos países firmaron un 'acuerdo' petrolero que busca contrarrestar el impacto de las sanciones de Estados Unidos

El dictador Daniel Ortega afianza sus relaciones con Irán

El tirano de Nicaragua, Daniel Ortega. Europa Press

El dictador sandinista Daniel Ortega afianza sus relaciones con el régimen terrorista de Irán, y las consecuencias para Nicaragua podrían ser devastadoras tras la firma de un “acuerdo” petrolero con el que ambas naciones buscan contrarrestar el impacto de las sanciones de Estados Unidos.

El propósito de Irán es extender y afianzar su presencia en América Latina y las células terroristas. A cambio de “negocios” que contribuirían a su permanencia en el poder, Ortega entrega el territorio a Irán, un país acusado por Estados Unidos de promover y financiar el terrorismo internacional.

El ministro de Petróleo de Irán, Javad Owji, firmó un acuerdo con Ortega que contemplaría tres ejes: el “suministro” y “comercialización” de petróleo y sus derivados, la continuación del estancado proyecto refinería “El supremo sueño de Bolívar”, y la creación de un supuesto proyecto “agrícola”.

El joven político nicaragüense exiliado, Víctor Cuadras, uno de los líderes de las protestas de abril de 2018, sostiene que Ortega está permitiendo el uso del territorio nicaragüense para respaldar el terrorismo y el espionaje iraní en la región, nada que resulte en beneficio de la sociedad nicaragüense, comprometiendo con ello su futuro, porque sería difícil salir de la influencia iraní.

“Lo que está pasando en Nicaragua es sumamente peligroso y Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea deben prestar atención porque no solamente se ha consolidado la presencia iraní en Venezuela y en Cuba, ahora Irán envía una comitiva de alto nivel a Nicaragua y firma un acuerdo oscuro del que se desconocen los detalles hasta ahora”, apuntó.

El fin, subraya Cuadras, es la expansión de ese terrorismo internacional que ya ha causado daños en la región.

Uno de los más visibles es el ataque a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) en Buenos Aires, Argentina, el 18 de julio de 1994, que causó 85 muertos y más de 300 heridos.

El régimen iraní es acusado de financiar a grupos terroristas como Hamas, Hezbollah y el Yihad Islámico. Estados Unidos declaró a la Guardia Revolucionaria de Irán como organización terrorista.

Irán, cercada por las sanciones, “necesita tener mayor presencia en América, geopolítica y estratégicamente, para posicionarse aún más en el continente americano”, algo que Ortega apoya a cambio de beneficios personales para la cúpula en el poder.

En agosto de 2019, Nicaragua e Irán suscribieron un acuerdo de libre visado que beneficia solo al régimen iraní por las facilidades para la movilidad de las células terroristas, un acuerdo que para Cuadras va más allá.

“A los ciudadanos iraníes Ortega les liberó la oportunidad de viajar a Nicaragua sin visas y recibir documentación nicaragüense (cédulas de identidad y pasaportes), la dictadura sandinista le está dando la oportunidad al régimen iraní de exportar terroristas y espías iraníes, y mayores probabilidades de llegar a Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea”, subraya Cuadras.

Para Estados Unidos se convierte en un problema de seguridad nacional, más cuando la actual administración estadounidense de Joe Biden mantiene una política de fronteras abiertas y se prepara para recibir más inmigrantes, hasta 18 mil por día, una vez que sea levantada la ordenanza de salud conocida como Título 42, activada desde el inicio de la pandemia. La Patrulla Fronteriza de Estados Unidos dijo en abril que más de 7 mil inmigrantes son detenidos en la frontera sur.

Ningún acuerdo con Irán sería beneficioso para ningún país del mundo, mucho menos para Nicaragua en el entendido que el régimen iraní es corrupto, autoritario, no respeta ni la vida de sus ciudadanos, y que han ejercido terrorismo de estado y terrorismo internacional desde hace más 30 años”, apuntó.

Política de ‘chantaje’

Para el político, Ortega afianza esas relaciones con el propósito de convertirlas en un asunto de negociación con Estados Unidos.

Ortega está utilizando este acercamiento con Irán para decirle a Estados Unidos: yo puedo ir con tus enemigos, voy a dejar que tus enemigos ingresen a Nicaragua y los vas a tener en tu patio más próximo. Ortega está jugando con los enemigos de Occidente para que, según él, Estados Unidos se vea obligado a negociar, y esa será una de las condiciones que Ortega utilizaría en las negociaciones que pretende armar con Estados Unidos”, preciso Cuadras.

El New York Times informó recientemente que el régimen de Ortega buscó un acercamiento con Estados Unidos, información confirmada por el Departamento de Estado a la Voz de América, al asegurar que Laureano Ortega, el hijo del dictador, buscó el acercamiento.

El propósito de este acercamiento sería lograr un acuerdo para el levantamiento de las sanciones, pero no hubo avances luego que la dictadura hecho pie atrás.

Transferencia PDVSA-Albanisa a Irán

Aunque se desconocen el alcance de los acuerdos, Cuadras sostiene que este cuenta con el respaldo de Venezuela, propietario de la empresa estatal Petróleos de Venezuela S.A., (PDVSA), accionista mayoritaria [51%] de Alba de Nicaragua S.A., (Albanisa), un conglomerado de empresas creadas al amparo de la ayuda petrolera que el chavismo dio a Ortega y que se estima superó los 4,000 millones de dólares.

“La dictadura sandinista pretende pasar todos los bienes tangibles y no tangibles que se derivaron del acuerdo del ALBA, que son Alba Petróleos, probablemente Alba Alimentos y los restos de lo que fue el Banco Corporativo (Bancorp, propiedad Albanisa-PDVSA) y (la financiera) Caruna, a empresarios iraníes vinculados al entramado de corrupción de Irán y Ortega. Va a utilizar una figura jurídica comercial que es válida en Irán y que sigue siendo válida en cualquier parte del mundo que es el “trueque”, entonces bajo esos términos, Ortega puede conseguir cualquier cosa de Irán y hacer peticiones”, afirma Cuadras.

Cuadras sostiene que el interés de la cúpula del régimen es reactivar las empresas del ALBA.

“Cuando Estados Unidos impuso sanciones a toda la estructura Bancorp, Caruna, Albanisa; el ALBA dentro de sus operaciones en Nicaragua comenzó a presentar muchos problemas de tipo técnicos y financieros porque ya ningún empresario dentro y fuera del país podía tener vínculos comerciales ni económicos con esas empresas, y lo que hizo la dictadura fue tomar liquidez de otras fuentes del Estado y privadas; y luego llegó un momento que se quedó sin liquidez y por eso ha cancelado al 90% de sus empleados”, agrega.

“Está liquidando las empresas porque ya no las puede sostener y lo que va a pasar es que el régimen iraní le va a dar liquidez financiera a cambio de esas estructuras empresariales, a Irán no le cuesta nada tener presencia en Nicaragua y comprar esas empresas porque hay una estructura técnica y maquinaria que todavía es rentable a la que Irán le puede sacar mucho provecho”, advierte.

Sin embargo, el principal interés de Irán es consolidar su presencia en la región con el apoyo de las tres tiranías: Cuba, Venezuela y Nicaragua.

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