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Rechaza que se le califique de provocador y dice no haber nombrado ni a un ministro en el gabinete

El ex Primer Ministro comunista peruano Guido Bellido niega haber sido un agente perturbador en el Gobierno de Castillo

Guido Bellido. REUTERS

El ex Primer Ministro comunista de Perú, Guido Bellido, ha admitido este jueves, un día después de dejar el cargo, que había diferencias entre varios de los miembros del gabinete, pero ha negado que sea un «provocador», tras estar en el centro de diversas polémicas que han sacudido al Gobierno socialista de Pedro Castillo desde que asumió la Presidencia.

Bellido dijo que cuando Castillo pidió su renuncia no le cuestionó la decisión, ya que no es «de los que hacen pataleta», aunque ha indicado que en un primer momento se había planeado que el cargo de ‘premier’ lo asumiera Roger Nájar, algo que finalmente no sucedió y se le encargó a él presidir el Consejo de Ministros.

«Desbarataron lo que se había trabajado, y a mí me proponen para que pueda asumir. Soy de los que no ‘arrugan’, yo enfrento», ha detallado, además de subrayar que él «no propuso ni un ministro, ya estaba armado todo el gabinete» cuando accedió al cargo.

«No podría ser provocador, porque el vocero natural del presidente de la República es el presidente del Consejo de Ministros. Entonces, yo no sería provocador, provocador serían otros», ha dicho.

Respecto a la reformulación del gabinete izquierdista emprendida este miércoles por el Castillo, Bellido ha indicado que ha sido una decisión para formar una nueva Administración «de acuerdo a las intenciones y necesidades que tiene (Castillo)».

Con su salida del Gobierno, Bellido ha puesto punto y final a una efímera, pero convulsa etapa como jefe de gabinete, en la que ha tenido que lidiar no solo con las críticas de la oposición, sino también con la Fiscalía, que le abrió recientemente una investigación por supuesta apología del terrorismo.

El ex Premier amenazó esta semana con disolver el Congreso si no se aprobaba la reforma agraria y ha protagonizado diferentes desencuentros con algunos de sus compañeros, como el ministro de Exteriores, Óscar Maúrtua, en lo que respecta a las relaciones de Perú con Venezuela; o con el propio Castillo, que tuvo que salir a desmentir que el Ejecutivo estuviera pensando nacionalizar algunas empresas.

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