En El Salvador se ha hecho público un caso de persecución política impulsado desde el oficialismo para neutralizar a un adversario político. Se trata del ex candidato presidencial y Secretario General Nacional del Partido Vamos, Josué Alvarado Flores.
Imitando el modelo nicaragüense de persecución, el Fiscal General de la República, Rodolfo Delgado, usó indebidamente su cuenta de Twitter para someter al escarnio público a Alvarado Flores, alegando que había sido acusado de “acoso sexual”. La primera pregunta que surge es: ¿por qué el Fiscal hace público el caso, en lugar de investigarlo por las vías correspondientes?
Alvarado Flores rechazó en un comunicado la acusación y señaló que se trata de un montaje del Fiscal “con objetivos políticos y económicos”, cuyo fin no solo es criminalizarlo a él, sino a quienes comparten su misma manera de pensar.
Del fiscal Rodolfo Delgado llaman la atención tres temas: primero, se trata de un incondicional del presidente Nayib Bukele; segundo, Delgado tiene un proceso abierto por “violencia intrafamiliar”; y tercero, el Fiscal trabajó para la empresa chavista Alba Petróleos.
En efecto, el 21 de agosto pasado, el portal Infobae publicó una nota titulada “El fiscal general que impuso Nayib Bukele trabajó para Alba Petróleos, la filial de PDVSA que estaba siendo investigada por lavado de dinero”, en la cual se afirma: “Documentos del Ministerio de Hacienda de El Salvador que publica en exclusiva Infobae muestran que Rodolfo Delgado, el abogado que fue nombrado jefe de los fiscales en mayo pasado en una polémica maniobra, cobró de esa empresa 46.666 dólares durante 2019”.
Como es sabido, Nayib Bukele ha sido acusado por la oposición y por organismos internacionales de atentar contra la independencia de poderes de los órganos del Estado, y logró que la Asamblea Legislativa, controlada por su partido, Nuevas Ideas, destituyera y reemplazara a los jueces de la Sala del Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, así como al entonces fiscal general Raúl Melara, para ser sustituido por Rodolfo Delgado, quien ahora se da a la tarea de neutralizar a los dirigentes opositores, como lo ha hecho Daniel Ortega en Nicaragua.
