Ocho meses después del primer estado de alarma por la pandemia de COVID-19, España exige a los viajeros internacionales procedentes de 65 países que tengan una prueba PCR negativa en las 72 horas previas para poder entrar en territorio nacional.
La medida, que se exigirá a los viajeros que lleguen por barco o avión, se suma a los controles que se hacen a los pasajeros internacionales en los puntos de entrada -temperatura y control visual-.
Dentro del Formulario de Control Sanitario que todo pasajero debe cumplimentar antes de su entrada en el país se recogerá a partir de ahora una pregunta sobre si dispone de una PCR negativa. El documento deberá ser el original, redactado en español o inglés, y podrá ser presentado en formato papel o electrónico.
El listado de países o zonas de riesgo, que incluye a Estados Unidos, Francia o Alemania, se revisará cada quince días. Asimismo, los aeropuertos seguirán recordando por megafonía y con carteles luminosos la necesidad de llevar mascarilla y de cumplir las medidas higiénicas requeridas por las autoridades sanitarias.
Los viajeros que lleguen a los aeropuertos y puertos españoles sin tener la PCR obligatoria se enfrentarán a una multa que puede llegar hasta los 6.000 euros.
VOX, que ejerce la oposición al Ejecutivo socialcomunista, ya había exigido meses atrás que todo turista extranjero que llegue a España acreditara con un certificado médico no estar contagiado del virus, y en su defecto planteó llevar a cabo una prueba PCR al entrar en el país. Y censuró la «ausencia de un protocolo correcto» por parte del Gobierno para regular las entradas de personas procedentes de otros países.