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Un paso más hacia el chavi-sanchismo

España: la infamia de unos presupuestos indignos

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, en el Congreso de los Diputados, en Madrid, España, el 21 de octubre de 2020. Manu Fernández/Pool via REUTERS

Sánchez y sus socios han presentado unos presupuestos absolutamente  indignos en su contenido. Apuestan por una recaudación inviable, están llenos de programas inútiles -que ignoran las exigencias de austeridad que ellos mismos  imponen a la ciudadanía- y son de un estatismo exacerbado.   

Pronostican una subida del 7% en la recaudación de IRPF, de algo más de un 20% en la de impuesto de sociedades y de un 13% la de IVA, que representa el consumo. Este trapicheo se monta con la pretensión de mantener una recaudación estatal con el año 2019 como referencial, último año pre-covid y en el que la situación económica no era mala. Es decir, el Gobierno considera que en el año 2021 España se habrá recuperado completamente de la crisis y la recaudación será un poco más alta que la del último año antes de la pandemia.  

 Recurren al mercadeo -y sin ningún rubor- con sus socios de gobierno […] fundamentalmente vascos y catalanes

Y esto no deja de ser una tomadura de pelo a los españoles y a todas las instituciones -algunas de las cuales se han pronunciado al respecto- como son el Banco de España, la AIREF o la Comisión Europea. Incluso tienen la desfachatez de utilizar un multiplicador de gasto fiscal del 1,2% para los gastos, cuando el Banco de España aplica el 0.78%.  Es decir, el gasto fiscal aportará al PIB -según el gobierno- un 35% más de lo que pronostica el propio Banco de España.

 Recurren al mercadeo -y sin ningún rubor- con sus socios de gobierno, con incrementos y dotaciones de fondos importantes para quienes los apoyan, fundamentalmente vascos y catalanes. Incluso hay una partida específicamente importante para sostén de la “podemía”, como es de la alcaldesa Colau y el ayuntamiento de Barcelona, incluida su área metropolitana para que no se enfaden los alcaldes del PSC, mayoritarios en el cinturón de dicha metrópoli.

La España moderna ha tenido un problema de picaresca y credibilidad que ha costado muchísimo tiempo y esfuerzo solventar y ha sido muy difícil conseguir que nos vuelvan a tomar en serio en el extranjero. Estos presupuestos no tienen credibilidad alguna, y Sánchez que se confiesa un gran admirador de Mitterrand y su maquiavelismo. Pero éste último, a pesar de todos sus enormes defectos, jamás habría jugado con la credibilidad de Francia y sus instituciones como lo hace hoy en día nuestro presidente con la de nuestro país.

Montero sigue la estela de su casi homónimo Montoro y dedica mucho más del doble de dinero a transferencias que a la propia actividad

Algo a tener en cuenta son los ingentes fondos -de procedencia europea, claro- que se dedican a la resiliencia. Otra palabra hueca y de moda que permitirá rociar a los “amiguetes” de las grandes empresas para dar un paso más hacia el chavi-sanchismo y montar una red clientelar como hicieron sus profesores venezolanos con los petrodólares.  

Por tanto, no esperen de este Gobierno que fomente el talento y las fuerzas del pequeño y mediano empresario español. Las clases medias seguirán abandonadas y manteniendo un estado que vive en la más absoluta irrealidad. Un estado que para muchos españoles genera un enorme desasosiego, cuando no un miedo cerval, pues de él sólo se esperan problemas y arbitrariedades, exacciones desorbitadas y que sea incapaz siquiera de dar ejemplo. Un estado vigilante que, como los peores señoritos de antaño, jamás cumple lo que predica. Un estado que se da golpes de pecho y vive de las sufridas clases medias y de las PYMES.  A estas últimas no les llegará ni dinero ni la necesaria desregulación que les permita crecer y consolidarse. Estamos ante otro gobierno que deja de lado el principal problema de nuestra economía, la escasa dimensión de nuestras empresas. Más del 82% de ellas son microempresas (con un máximo de dos trabajadores). Y son, no lo olvidemos, la mayor fuente de generación de empleo de nuestra economía.

Una alternativa debería ser desregularizar y liberalizar nuestra economía, pero este Gobierno, como el anterior, no está por la labor

Reiteramos que sobre el papel hay muchos fondos para empresas, pero a poco que se conozca a nuestra administración y su incapacidad para gestionar lo micro (y lo macro, en puridad, pues casi siempre las ayudas acaban en “los de siempre”) se entenderá que a nuestras PYME les llegará muy poco. Además, parece que se dispondrá de los fondos europeos de forma muy gradual:  sólo un veinte por ciento llegará durante el próximo verano, unos seis mil millones, por lo que las empresas tendrán que ir a una suerte de descuento de los fondos comprometidos que aún no han percibido. Y a estas operaciones financieras sólo acceden los muy sofisticados, las grandes empresas.

Pero, aunque haya fondos para la recuperación económica, Montero sigue la estela de su casi homónimo Montoro y dedica mucho más del doble de dinero a transferencias que a la propia actividad. Reiteramos, ante la falta de fondos, una alternativa debería ser desregularizar y liberalizar nuestra economía, pero este Gobierno, como el anterior, no está por la labor. Supongo que esperan que se produzca otra devaluación interior de costes y salarios para volver al milagro de un fuerte incremento en las exportaciones, como ocurrió en la crisis anterior. Pero ello implica mucho sufrimiento y mucho más tiempo que un ejercicio presupuestario.  

En estos tiempos de tragedia social se plantean unos presupuestos discriminatorios y electoralistas, muy políticos, que incrementan el número de ministerios y altos cargos, renuevan la flota de coches oficiales con vehículos eléctricos que sólo pueden ser de importación y se suban los gastos protocolarios y de publicidad. 

Una partida que se mantiene sin tocar es la del cine. La ceja es la ceja, no vayan a enfadarse. Y también están muy bien dotados los temas estrella de la progresía, como son la igualdad de género, la “agenda 2030”, el cambio climático y la descarbonización, el “ONGismo” y todos los chiringuitos conocidos -y algunos por descubrir- que mantienen, eso sí, sus millonarias asignaciones. Son, en suma, unos presupuestos de una insensibilidad inaudita.

Y por si fuera poco, además de ser indignos estos presupuestos han sido pactados con Bildu, que, en palabras del vicepresidente Iglesias, ahora forma parte de la dirección del Estado. Bildu tiene casi mil muertos en su más reciente historia, y esto sí es una memoria: casi todos los españoles somos contemporáneos de esos salvajes y para la abrumadora mayoría de nosotros este apoyo es, sencillamente, una infamia.

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