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Varias formaciones políticas de peso se alejan de la propuesta de Petro

Fico Gutiérrez avanza en la construcción de la unidad para evitar que Colombia tome la ruta socialista

El candidato presidencial de Equipo por Colombia, Fico Gutiérrez. Reuters

Las elecciones presidenciales en Colombia están marcadas por la división entre izquierda y derecha. La primera mucho más estatista y expresando públicamente que recurrirá a un gobierno por decreto y al estado de excepción, declarando la emergencia económica si es necesario, con tal de superar la oposición que seguro enfrentaría en un Congreso en el que no logró mayorías. La segunda, lidiando con algunas facciones que se han dejado llevar por la tentación populista de programas sociales y burocracia clientelista, pero haciendo un esfuerzo por defender a las empresas y proponer reformas que favorezcan la libertad económica.

Esto fue evidente en el último debate presidencial, al que no asistió el candidato Gustavo Petro. Enrique Gómez Martínez, candidato del Movimiento de Salvación Nacional, que recientemente recuperó su personería jurídica y es el único que reconoce ser un partido de derecha, fue la revelación. Expuso con claridad sus propuestas y sugirió que se debatieran los grandes problemas de Colombia y no solo la necesidad de ganarle al candidato de izquierda. Federico Gutiérrez tuvo que lidiar con las acusaciones que se le hicieron de ser el candidato del actual gobierno, que hoy tiene la tasa de desaprobación más alta de la historia, pero logró presentarse como un candidato que busca la unidad para evitar que Colombia tome el camino del socialismo.

Por su parte, Sergio Fajardo e Ingrid Betancourt trataron de mostrarse como candidatos alejados de las maquinarias políticas y los únicos que son distantes al uribismo y al petrismo, estrategia que no parece estar funcionando, a decir por los resultados de todas las encuestas.

Ya hay quienes han sugerido la unión entre Gómez Martínez y Federico Gutiérrez, pues, aunque el Movimiento de Salvación Nacional no obtuvo suficientes votos en las elecciones parlamentarias, Gómez ha logrado captar la atención de las redes y de sectores ya cansados del estatismo que proponen el uribismo y la izquierda por igual.

Está por verse lo que ocurrirá en las próximas semanas, pues el Partido Liberal anunció que no tomará una decisión sobre a quién apoyar hasta después de la semana santa, pero el miércoles su jefe único, el expresidente César Gaviria, rompió toda posibilidad de diálogo con el pacto histórico, por considerar que las declaraciones de Francia Márquez, candidata de Petro a la Vicepresidencia, sobre su persona y el partido liberal son inaceptables. De hecho, Márquez criticó en su momento la posibilidad de un acuerdo con uno de los partidos tradicionales y se distanció de Gustavo Petro por buscar alianzas con fuerzas políticas que representaban al establecimiento.

Sin el liberalismo, es poco probable que el Pacto Histórico atraiga la atención del partido Cambio Radical, que lidera el exvicepresidente Germán Vargas Lleras, y eso ya libera de obstáculos el camino para que ambos partidos aterricen en la candidatura presidencial de Federico Gutiérrez (Fico), haciendo sombra, además, sobre el uribismo. Esto último puede ser algo positivo, pues el mismo Álvaro Uribe ha expresado que su cercanía con alguna candidatura hoy genera mucho rechazo en sectores importantes del electorado. No en vano, su partido renunció a tener candidato propio y sus bases ya están con el candidato único del Equipo por Colombia.

El gran reto es proponer a la opinión pública un conjunto de propuestas claras y concretas para enfrentar el modelo que promueve Petro y articular a los partidos que a partir del 20 de julio serán mayoría en el Congreso de la República, con el fin de lograr una victoria contundente en la segunda vuelta presidencial del 19 de junio. De allí que las tesis de Gómez Martínez y la fuerza parlamentaria y electoral que ya tiene Fico puedan ser la fórmula clave para consolidar un programa contundente.

No en vano, el petrismo hace todo para tratar de ganar en primera vuelta. Incluso anunciar desde ya que si no lo logra será porque hubo fraude. Son conscientes de que la mayoría de los electores no respalda su propuesta de estatización de la sociedad y la economía, por lo cual esa misma ciudadanía apoyará la candidatura que pase a segunda vuelta y la enfrente. Así ocurrió en 2018 y todo parece indicar que ocurrirá en 2022.

La última puerta que tenía el Pacto Histórico para tratar de lograr un acuerdo con fuerzas políticas de centro, la cerró al acoger a Francia Márquez, del Polo Democrático, como su candidata a la vicepresidencia. Es un mensaje contundente: van por un gobierno de izquierda y a imponer una agenda que no admite ningún tipo diálogo con las fuerzas políticas contrarias. Eso ya se ha visto en América Latina y los resultados son evidentes.

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