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Fico Gutiérrez pasa de un 4% al 23% de intención de voto

La amenaza del Pacto Histórico: tomar las calles y generar caos en Colombia si el resultado electoral no les favorece

Gustavo Petro junto a otros integrantes del Pacto Histórico. Reuters

Sin tener suficiente claridad aún sobre lo acontecido el domingo 13 de marzo, cuando Colombia fue a las urnas para elegir un nuevo Congreso y definir candidatos únicos de tres coaliciones en consultas interpartidistas, la última encuesta del Centro Nacional de Consultoría para la revista Semana, muestra lo que podría ser una tendencia: Federico Gutiérrez reúne ya el respaldo de todos los partidos políticos de la coalición de gobierno, al igual que de las facciones políticas de derecha que se mantienen distantes del actual mandatario.

FICO pasó de un 4% de intención de voto a un 23% entre febrero y marzo (después de las consultas) y Gustavo Petro, candidato de la izquierda, pasó de 27% a 32%. Así las cosas, habrá segunda vuelta en junio en un escenario muy similar al de 2018 cuando resultó elegido el actual presidente, derrotando a Petro. Sin embargo, hace cuatro años Iván Duque tenía a su favor que el gobierno saliente había perdido el plebiscito para refrendar el acuerdo con las FARC en 2016 y que la consulta que lo eligió candidato presidencial en marzo, en la que participaron el Centro Democrático y el Partido Conservador, obtuvo seis millones de votos.

En esta ocasión, la desaprobación del Gobierno de Duque está en máximos históricos y la consulta de la izquierda obtuvo seis millones de votos, dejando al Equipo por Colombia y su candidato, Fico Gutiérrez, dos millones de votos atrás. En ese sentido, se ha dado una inversión en los resultados y es innegable que la izquierda del Pacto Histórico llega unida y con más fuerza a la primera vuelta. Además, logró articular los votos de Petro hacia candidatos de sus listas a Senado y Cámara, y a los candidatos de otros partidos que abiertamente apoyan a Petro desde las listas de la Alianza Verde-Centro Esperanza. Hoy suman 19 senadores propios, al menos la mitad de los elegidos por la coalición verdes-centro esperanza, 5 senadores de las FARC y dos senadores indígenas, es decir, 33 de 107 senadores en total; algo nunca visto para la izquierda colombiana.

Ahora bien, si se suman los senadores y que hasta el momento obtienen las fuerzas políticas que participaron en la consulta del equipo por Colombia, llegan a 42 senadores (Conservadores, Centro Democrático, Partido de la U, MIRA-Colombia justa libres). Juegan un rol fundamental los partidos Cambio Radical y Liberal, pues suman entre los dos 26 senadores. Si logran consolidar un bloque, serán las fuerzas políticas que definan las mayorías en el Congreso. En su columna del domingo 20 de marzo, el exvicepresidente Germán Vargas Lleras, jefe de Cambio Radical, cerró con una afirmación que dejó más dudas que certezas: “Tocó decidir entre Petro y Fico”.

La política es dinámica y en Colombia muchas facciones políticas movilizan a sus electores a través de contratación pública, burocracia y favores desde el Gobierno nacional. Lo propio de un sistema clientelista. Lamentablemente ese será el pilar de los acuerdos para apoyar a uno y otro candidato, más allá de lo que se diga públicamente. Son las reglas de la política colombiana. Petro lo entendió e incluyó en su movimiento a dirigentes políticos que otrora fueron uribistas y después santistas. Tiene claro que para ganar debe hacer una sobre oferta a todos: a la ciudadanía, prometiendo un Estado que todo proveerá y a las facciones que lo apoyan, su amplia participación en el gabinete y en la estructuración del presupuesto nacional, que podrán orientar, tal y como se hace hoy en día y que él tanto ha criticado.

En el interín, el Jefe del Estado ha convocado a la mesa de garantías electorales, en la que participan los órganos de control, la organización nacional electoral, el Gobierno y los partidos políticos, el martes, con el fin de revisar la crisis que se ha generado por la marcada diferencia de los resultados del preconteo del domingo 13 de marzo y el escrutinio del viernes 18. Tanto Petro como Uribe están pidiendo el reconteo total, voto a voto y debidamente auditado. Esto podría tomar una o dos semanas y el resultado podría volver a cambiar, pues hasta el momento se ha procedido a revisar casos que son debidamente denunciados e impugnados por testigos de todos los partidos.

Mientras tanto, la izquierda se moviliza para imponerse de una buena vez e insiste en que, de no ganar las elecciones, tomará las calles, pues sería evidencia suficiente de fraude. El hecho de que Fico haya subido 20 puntos en las encuestas de intención de voto y su candidato apenas 5 puntos, no los desvela. Ya tienen la excusa perfecta: si pierden fue porque les robaron las elecciones. Es el mismo argumento que se esbozó en 1970 y que dio origen, tal como lo recuerda el mismo Petro en su biografía, al levantamiento en armas del M-19. Estamos todos advertidos.

Urge lograr un acuerdo sobre los procedimientos electorales entre todos los partidos y hacerlo público, con el fin de evitar posibles alteraciones al orden constitucional. Petro ya está cantando victoria, tal como lo hizo Juan Manuel Santos antes de ser derrotado en las urnas por el NO al plebiscito. Esas mayorías pueden volverse a movilizar y derrotar a Petro. Si los candidatos no se comprometen públicamente desde ya a respetar el resultado, cualquiera que sea, Colombia transitará por caminos que hace décadas ya recorrió y le costaron miles de muertos.

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