La periodista venezolana Maria Angélica Correa entrevista a Guillermo Salas, uno de los científicos que más ha estudiado el fraude electoral en Venezuela.
El Referéndum Revocatorio Presidencial de 2004 en Venezuela marcó el inicio del voto electrónico. Los resultados oficiales permitieron a Hugo Chávez seguir en el cargo. Sin embargo, el organismo electoral el Consejo Nacional Electoral (CNE) se negó a que se contasen las papeletas de votación que emitían las máquinas de votación y de una forma abrupta se suspendió la única auditoría de los resultados que estaba prevista.
El año anterior, 2003, la directiva de este organismo electoral impuso un sistema computarizado de votación. En este sistema el escrutinio de los votos ocurriría dentro de los microprocesadores de unas computadoras que hacen las veces de máquinas de votación. Estos espacios no son accesibles para quienes quieren presenciar el escrutinio de los votos, con lo cual, este sistema de votación violaba la Constitución venezolana.
Un grupo de académicos y científicos venezolanos, de forma voluntaria e independiente estudiaron a través de la matemática estadística la veracidad de aquellos resultados. De estos estudios se publicaron artículos en prestigiosas revistas del área de la matemática estadística (International Statistical Review y Statistical Science) desmontándose los argumentos que el centro Carter y la OEA, instituciones garantes de aquel referéndum, usaron para validar aquellos resultados. Con estos argumentos científicos se comprobó que el objetivo de impedir que se contasen las papeletas de votación era permitir que mediante la manipulación del voto electrónico se produjera un gran fraude electoral.
—Pregunta: ¿En cuál evento electoral se inició el fraude electoral en Venezuela?
—Respuesta: Eso es muy difícil de responder. Lo cierto es que a partir de 2003 se inició en Venezuela una sistemática aniquilación del derecho a elegir.
El mismo día que Hugo Chávez fue investido Presidente de la República, inició lo que se conoció como el proceso constituyente. Se escogerían mediante una elección a los miembros de una asamblea que se dedicaría a redactar una constitución, la cual debería ser aprobada por los ciudadanos en un referéndum. Dos matemáticos, Ricardo Ríos y Nelson Merentes crearon un ardid matemático que se conoció como El Kino o Las Llaves de Chávez, que le permitió a Chávez, con el 52% de los votos, obtener el 97% de los miembros de esa Asamblea Nacional Constituyente. Para muchos este fue el primer fraude electoral del chavismo, ya que la Constitución vigente en aquel entonces, la de 1961, obligaba a que en las elecciones de los cuerpos colegiados se respetara la representación proporcional de las minorías.
Así comenzó la debacle de Venezuela. La Asamblea Nacional Constituyente bajo el control hegemónico de chavismo, el día de su instalación se declaró “poder originario” y, con esa base, se abrogó poderes absolutos, eliminó al Congreso Nacional y sometió a la Corte Suprema de Justicia a la cual sustituyó por el Tribunal Supremo de Justicia. Y por supuesto, la Asamblea, aduciendo que era el “poder originario”, designó a dedo a sus miembros. Con este fraude jurídico el chavismo se hizo del poder judicial. Desde allí iniciaría la aniquilación del derecho de los venezolanos.
En agosto de 2003 el TSJ inhabilitó a la directiva del Consejo Nacional Electoral y violando la Constitución, designó a dedo a sus 5 directores. Fue así como el chavismo controló al organismo electoral. A los pocos días la directiva decidió que el voto en Venezuela sería automatizado. Uno de los tres directores era Jorge Rodríguez, quien fuera vicepresidente de Chávez y secretario general del PSUV su partido de gobierno además es hermano de Delcy Rodríguez. Fue él quien dirigió la licitación en la que se seleccionó el sistema de votación que se usaría en Venezuela. Y pese a que la licitación se hizo en base a las credenciales de las compañías oferentes, el Smartmatic, que no había participado en elección alguna, ganó la licitación. Smartmatic contrató la fabricación de las máquinas de votación a Olivetti, que las creo transformando unas máquinas de lotería. Con ello se acabó la transparencia electoral en Venezuela y se les abrió una autopista a los fraudes electorales masivos.
—Antes de esa fecha en la era democrática se hablaba de trampas elecciones, ¿cuál es la diferencia?
—Antes de esa fecha todo era muy distinto. En primer lugar, cada uno de los cinco partidos políticos que más votos habían sacado tenía un miembro con derecho a voz y voto en la junta directiva del organismo electoral. Y otros catorce partidos políticos tenía directores con derecho a voz. Esto garantizaba el control y el balance, y que ningún partido pudiera imponerse sobre el resto. Esto por supuesto el chavismo lo acabó.
Además, los votos eran en tarjetones, algo tangible que los miembros de mesa, que eran escogidos por los partidos políticos, y los testigos presentes lo podía ver. Con el chavismo el voto pasó a ser electrónico, y el escrutinio comenzó a hacerse dentro de los microprocesadores de las máquinas de votación, ajeno a cualquier mirada.
—¿Los fundadores de esa empresa relacionados con el régimen de Hugo Chávez?
—Desde unos meses antes a que el sistema de votación de Smartmatic hiciera su debut, ya tenía relaciones con el gobierno de Chávez. Smartmatic fue registrada en USA, en el año 2000, por un ingeniero venezolano llamado Antonio Mugica en 2000. Mugica había registrado otra compañía, el mismo día y con la misma dirección llamada Bizta. A mediados de 2003, el gobierno venezolano se convirtió el mayor accionista de esa empresa. Estas dos empresas actuaron en tándem, Smartmatic ponía el hardware, las máquinas que le contrató a Olivetti, y Bizta ponía el software que corrían las máquinas. Omar Montilla Castillo, un alto funcionario del Ministerio de Ciencias y Tecnología del gobierno de Chávez, era director de Bizta.
—¿Smartmatic ha trabajado en elecciones en otros países?
—En muchos países. En casi todos los países de América desde Canadá hasta la Argentina, incluyendo Brasil y USA. También en varios países de África y en otros más lejanos como Filipinas. Además, entiendo que cuenta los votos en Bélgica.
—Desde cuándo entró a trabajar Smarmatic en las elecciones de los EE.UU?
—Siete meses después del Referéndum Revocatorio Presidencial de agosto de 2004 en Venezuela, Smartmatic compra Sequoia Voting Systems, una de las compañías más grandes dedicada a la automatización del voto.
—¿Cuál es el organismo responsable de las elecciones en los EE.UU? Para que cualquier empresa dedicada al fraude electoral pueda operar en un país debe haber una ‘complicidad’. ¿Qué lectura le da usted a eso en relación a los EE. UU?
—No conozco a fondo el sistema electoral de USA por lo que prefiero no opinar. Tengo entendido que allá cada condado elige su sistema de votación, pero mucho más que eso no sé.
—¿Qué necesita una empresa como Smartmatic para realizar fraude?
—Los grandes enemigos de los fraudes son la transparencia y la auditabilidad. Para hacer un fraude lo primero es acabarlos. En Venezuela el chavismo los exterminó, entre otras cosas imponiendo el voto electrónico.
—En Venezuela las cedulaciones ilegales con la que alteraron el Registro de Electores fue uno de los insumos que alimentó el fraude electoral junto a las máquinas de Smarmatic.
—Así es. En Venezuela el chavismo hizo tres cosas con las que se fabricó la posibilidad de adulterar a su antojo el registro de electores. Primero desmanteló la Fiscalía de Cedulación; segundo, se negó a entregarle a los partidos políticos la dirección de los electores; y finalmente ha impedido sistemáticamente y por años que al Registro Electores se le haga una auditoría independiente y eficaz.
—Pero los votos por correo se contabilizan manualmente. ¿Entonces cómo se podría hacer la trampa en ese tipo de voto?
—Sin entrar en el tema de las elecciones de USA, en España, luego de una elección para escoger al presidente Real Madrid la juez Milagros Aparicio declaró nulo el voto por correo. Basó su sentencia en que «resulta evidente la endeblez de garantías del voto emitido por correo”. Los procesos electorales deben estar signados por la transparencia, la verificabilidad y la confianza en el secreto del voto. Y tanto el voto por correo como el voto electrónico no satisfacen estos requisitos.
—Para que en Venezuela se puedan celebrar elecciones transparentes y verificables, ¿qué se necesita?
—Salir del chavismo.
—¿Y después?
—Una Junta Directiva independiente y deben hacer una auditoría absoluta al Registro de venezolanos cedulados, auditar el Registro Electoral, cambiar la forma en que están escogiendo a los testigos electorales (ahora es por un sorteo de computadora que ellos controlan), y el voto que sea un elemento tangible, acabar con el voto electrónico.
—¿Se produjo algún cambio en este último fraude electoral de las parlamentarias?
—Las nuevas máquinas (que creo llegaron de China), que trajeron de una compañía nueva. Smarmatic (anteriormente había como 40.000 máquinas) intentó para tratar de salvar su nombre desmarcarse de Venezuela donde ya los fraudes eran extremadamente evidentes.
—Coincidencia entre las elecciones de EE. UU y el sistema de fraude en Venezuela.
—Las máquinas Dominion en cierta forma derivan de Smarmatic.
—¿Por qué?
—Porque Smarmatic era la dueña de Sequoia Voting Systems y Dominion compró a Sequoia.
—¿La Receta es la misma?
—La Receta seguramente la cambiaron.