El Gobierno de Hungría se ha volcado con los refugiados ucranianos y espera recibir a 900.000 (ya se encuentran en el país más de 430.000).
El propio primer ministro, Viktor Orbán, se ha desplazado a la frontera oriental del país para seguir el trabajo de las organizaciones civiles. «Estamos orgullosos de poder brindar atención a los refugiados», ha afirmado.
Orbán ha comunicado que más guardias fronterizos se ubicarán en la frontera la próxima semana para una mejor atención de los refugiados. «Esperamos una ola más grande, tendremos que reforzar este punto de cruce fronterizo», ha dicho, antes de reiterar que la campaña de ayuda a los refugiados ucranianos constituye la mayor operación humanitaria en la historia de la nación.
El ejemplo polaco y checo
Asimismo, el Gobierno de Mateusz Morawiecki en Polonia, que ya ha recibido casi dos millones de refugiados, ha aprobado una nueva ley que permite a los ciudadanos ucranianos que llegan al país obtener un código de identificación especial de refugiados que les permitirá tener reconocimiento legal durante 18 meses, así como solicitar un permiso de residencia de hasta tres años.
Los ucranianos, por tanto, podrán encontrar empleo legalmente y obtener acceso a medicamentos gratuitos. Los alumnos y estudiantes ucranianos tendrán la oportunidad de continuar sus estudios en escuelas y universidades.
Y países como República Checa ya han recibido a 270.000 ucranianos, una cifra que comienza a ser «difícil de manejar». «Tenemos que admitir que estamos al borde de lo que podemos absorber sin mayores problemas», ha señalado el primer ministro, Petr Fiala.