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Avanza en su estrategia de 'trampas de deuda'

Kenia, la nueva víctima del régimen chino: Xi Jinping busca apropiarse del puerto de Mombasa

El presidente chino, Xi Jinping.

El puerto de Mombasa, el más importante de Kenia, podría quedar bajo el control de China si el gobierno africano no cumple con una deuda de 364.000 millones de chelines (unos 3.346 millones de dólares) que adquirió con Beijing por las obras de un ferrocarril que conecta la ciudad de Mombasa con Nairobi.

En un informe presentado por el Parlamento de Kenia, firmado en 2019 pero que se ha conocido ahora, el Auditor General del país revela que los activos de la Autoridad Portuaria nacional (KPA) se entregaron como garantía para el préstamo de dinero para la construcción de la línea ferroviaria. El documento añade que la nación renunció así a su inmunidad en caso de un litigio relacionado con el impago de ese crédito.

Del texto se entiende que un incumplimiento por parte de Kenia del acuerdo, supondría la cesión de los activos del KPA, entre los que se encuentra el citado puerto de Mombasa.

El diario keniano ‘The Star‘ ofrece más detalles de este informe que deja aún en peor situación al país africano. Según el texto, en el caso de que no se resuelvan disputas de mutuo acuerdo entre las dos partes, “el lugar de arbitraje será Beijing y el idioma del arbitraje será el inglés. Cada laudo arbitral será definitivo y vinculante para todas las partes”. Es decir, que los posibles desacuerdos se remitirán directamente a la Comisión de Arbitraje Económico y Comercial Internacional de China.

La ‘Kenya Railways Corporation’, publica ‘The Star’, no ha alcanzado los objetivos de volumen de pasajeros y de carga y, al parecer, está perdiendo dinero a un ritmo de 1.000 millones de chelines al mes, lo que dificulta los esfuerzos por pagar a los acreedores chinos.

La Ruta de la Seda, la peligrosa estrategia china

El contexto internacional en el que podría producirse la toma de control de China del puerto keniano, es inquietante.

El presidente de China, Xi Jinping, presentó en 2013 la denominada ‘Iniciativa de la nueva ruta de la seda’ (Belt and Road Initiative –BRI-) con un presupuesto de un billón de dólares para infraestructuras destinadas a trazar enlaces marítimos y ferroviarios entre el país y Europa.

Desde entonces y desde la celebración del segundo Foro de la Ruta de la Seda, varios países iberoamericanos como Cuba, Perú, Bolivia, Uruguay y Venezuela se han sumado a la iniciativa, para acceder a préstamos. Otros como Argentina, tiene previsto adherirse este año.

En el otro lado: Estados Unidos que, como uno de los principales detractores del plan, advierte del peligro que el plan chino supone para la soberanía y la integridad regional. España se mantiene al margen de la agenda de Beijing y Australia, Myanmar, Malasia y Grecia han expresado reparos.

La estrategia del régimen chino busca abrir nuevos mercados para sus empresas y a la vez quedarse con los recursos de los países más vulnerables mediante ‘trampas de deuda‘.

De esto ha alertado el Instituto para los Estudios de Seguridad de África: el BRI busca endeudar a otros países para después obligarlos a darle concesiones económicas o políticas si no saldan los préstamos. Ya ocurrió con el puerto de Hambantota, en Sri Lanka, cuya operatoria es controlada por China, y ahora podría suceder en Kenia.

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