Los preparativos para las elecciones regionales y locales del 7 de marzo han evidenciado la división en algunos de los principales partidos de Bolivia, también en el gobernante Movimiento al Socialismo (MAS), que tiene como principal disidente a la expresidenta del Senado Eva Copa.
Los bolivianos están llamados a elegir a más de 4.000 autoridades, en el siguiente capítulo de una renovación que arrancó en octubre con las elecciones presidenciales y parlamentarias.
El MAS nombró como presidente a Evo Morales, quien, tras regresar a Bolivia.
El proceso para la elección de candidatos no ha estado exento de incidentes e incluso en algunos lugares se han vivido altercados violentos, como el lanzamiento de una silla contra Morales en localidad de Lauca Ñ, situado en uno de los bastiones cocaleros.
Morales ha tenido que escuchar críticas internas que le acusan de desoír a las bases para nombrar candidatos afines.
Uno de los casos más sonados ha tenido lugar en El Alto, donde la designación de Zacarías Maquera como candidato a la alcaldía ha llevado a la otra aspirante, Eva Copa, que finalmente ha roto con el MAS para presentarse por otras siglas.
«Estoy decepcionada por algunos grupos que no permiten que haya renovación, que los nuevos liderazgos surjan», lamentó Copa, según ‘Página Siete’.
Oposición Fragmentada
Otro de los partidos fragmentados es el Movimiento Demócrata Social (Demócratas) que lidera el gobernador de Santa Cruz, Rubén Costas. La decisión de este último de respaldar la candidatura del exlíder cívico Luis Fernando Camacho ha provocado una desbandada dentro de la formación.
Entre quienes han abandonado Demócratas está Jeanine Áñez, que ocupó durante un año la presidencia de Bolivia de forma interina.
«Es hora de buscar un rumbo nuevo y de cambio», alegó Áñez, que se presentará por otras siglas a la gobernación de Beni.
Costas, que por primera vez en 15 años no será candidato en estas elecciones, ha restado importancia a estas salidas, señalando incluso que permitirán a los Demócratas iniciar una «segunda era». Así, ha apostado por la «renovación», por «abrir más el partido» y «no tener egoísmo», informa el diario ‘El Deber’.
El gobernador ha explicado que su alianza con Camacho, de Creemos, busca evitar una fragmentación del voto que pueda beneficiar al MAS, si bien ha admitido que desconoce el posicionamiento que puede adoptar el excandidato presidencial en otras plazas clave, como puede ser la alcaldía de Santa Cruz.