La dictadura cubana sigue el camino que mejor conoce: aterrorizar, agredir y condenar, con desvergüenza e impunidad revolucionarias, a quienes se atreven a disentir. Un comportamiento propio y continuado de un sistema donde las instituciones estatales permanecen alineadas bajo esta lógica represiva.
El régimen de La Habana arremete con más inquina y sin recato contra las posiciones y discursos que pudieran poner en riesgo ese miserable y harto conocido statu quo, que desde hace 6 décadas vienen salvaguardando, entre crisis en crisis, unas más amargas y peligrosas que otras, como únicamente pueden sobrevenir a duras y empecinadas penas los ciclos del descalabro comunista.
Como sabemos y hemos venido advirtiendo La Gaceta de la Iberosfera y otros medios, el periodismo independiente es uno de sus blancos álgidos. Pues dar a conocer la realidad es considerado por el totalitarismo cubano un peligro, una afrenta, una ilegalidad. Y siquiera los niños se salvan de esta avalancha ideológica autoritaria.
No es noticia que el castrismo no tenga límites para su represión política, física y psicológica, incluso cuando de niños se trata. Nunca olvidemos que el 13 de julio de 1994 el Estado cubano dio la orden de hundir en aguas territoriales al remolcador «13 de marzo«, en una operación donde 41 cubanos resultaron asesinados, entre ellos 10 menores de edad.
Ante la evidencia irrebatible de tal crimen, no puede asombrarnos -ni tampoco silenciarnos- que esta semana dos niños hayan sido agredidos por una simple pero temible razón para el régimen: sus padres son periodistas independientes, que a pesar de sufrir acosos han decidido correr el riesgo de continuar con un oficio cuyo compromiso fundamental siempre deberá ser con la verdad. Pero insisto: la difusión de la verdad es muy peligroso para cualquier totalitarismo.
Ocurrió en San Pedro de Mayabón, un poblado del municipio de Los Arabos, en la provincia de Matanzas. Allí dos niños fueron agredidos física y verbalmente por simpatizantes del régimen cubano. Los menores (y esta es la razón de Estado) son hijos de periodistas que hacen su trabajo al margen del sistema.
Esto han contado Alberto Corzo y Martha Liset Sánchez, padres de las víctimas:
“La presidenta del Comité de Defensa de la Revolución (CDR, por sus siglas) de la calle 6ta., en San Pedro de Mayabón, nombrada Leónides junto a la familia compuesta por María Elena y sus hijas Yurisnay y Yurizay Herrera, incitaron a un niño para que agrediera a pedradas y a golpes a los hijos de los periodistas, mientras que ellas los insultaban, porque son hijos de contrarrevolucionarios”, reportó el Instituto Cubano por la Libertad de Expresión y Prensa (ICLEP).
“Leónidas incitó a su sobrino para que agrediera a mis hijos y en el altercado César Raidel (de 10 años) recibió varios arañazos en su cuello y espalda, sin poder identificar si se lo provocó el niño agresor o Leónidas (la adulta presidenta del CDR, una institución castrista para espiar y reprimir)”, aseguró Martha Liset Sánchez.
Cuando Sánchez (directora de Cocodrilo Callejero, uno de los 7 medios comunitarios del ICLEP) se trasladó al lugar de las agresiones con el objetivo de investigar lo ocurrido fue recibida por los acólitos del castrismo con insultos y amenazas. Estas fueron las “justificaciones” de las agresiones contra sus hijos:
“Esta revolución tiene 62 años y no la van a tumbar. Esa es la educación que le dan los gusanos a sus hijos. Vamos a denunciarlos con el jefe de sector, por no educar a sus hijos bajo los principios de la revolución”, contó Sánchez, quien describió que sus hijos llegaron al hogar “desgarrados en llanto y sin consuelo”.
Pero estos ataques no son primera vez que ocurren. Alberto Corzo, director ejecutivo del ICLEP, recuerda que “existe una larga lista de agresiones contra mis niños. En el 2019, cuando mis hijos tenían 8 años su maestra Mayelín Chávez tomó con violencia a César Nadiel por el cuello y le incrustó la cara contra el pupitre escolar y dio dos puñetazos en la espalda a César Raidel. Y en el 2018, a César Nadiel se le agravó la otitis media que padecía porque su maestra en tres ocasiones diferentes le retorció su oreja izquierda”.
Corzo asegura que Jorge Moreno, jefe del Sector de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), y su esposa Alín, quien es la subdirectora de la escuela donde estudian los niños, “son los que dirigen y apañan todos los actos agresivos que sufren los hermanos jimaguas César Raidel y César Nadiel Corzo Sánchez, por el simple hecho de que son hijos de periodistas independientes que escriben fuera del control gubernamental”.
“Ninguna de las veces que los hijos de los comunicadores han sido agredidos se ha hecho justicia a pesar de que siempre denuncian los sucesos ante las autoridades pertinentes”, señala el ICLEP.
En esta ocasión los padres acudieron con sus hijos a la Unidad de la PNR de Los Arabos para formular una “denuncia por agresión”.
Después de 3 horas de espera fueron recibidos por dos oficiales, “uno vestido de uniforme con el grado de mayor, quien se identificó como Jaime, delegado del Ministerio del Interior (MININT) en el municipio, y el otro, vestido de civil, que se identificó como Yusniel, oficial operativo de la Seguridad del Estado en el territorio”, quienes, a pesar de admitir tener conocimiento del caso, dijeron que “la denuncia no procedía porque no existían agravantes”.
“También fuimos al tribunal para ver a la fiscal, pero nos explicaron que no está trabajando porque los municipios están en cuarentena y no puede trasladarse de Colón, donde reside, a Los Arabos, donde trabaja”, precisó Corzo.
Normando Hernández, director general del ICLEP, ha declarado que las agresiones contra estos dos niños de 10 años son parte de “las estrategias más crueles y bajas de la policía Política contra personas sencillas y honestas que lo único que hacen es servir a su comunidad, humildemente, dándole la voz que el régimen le quita”, ha publicado este instituto en la página web que compila el trabajo periodístico de sus medios comunitarios.
Hernández, expreso político de la Causa de los 75, que conoce bien los mecanismos represivos y el modus operandi del régimen cubano, ha explicado que quienes reciben este tipo de denuncia son policías de rango menor y no oficiales de la Seguridad del Estado: “El simple hecho de que los reciba el delegado del MININT del municipio y el oficial operativo de la Policía Política del territorio para recepcionar una simple denuncia por agresión, delata claramente su participación de forma encubierta en las agresiones que sufrieron los niños”.
Hernández advierte que “el abuso infantil del régimen contra los hijos de los que piensan diferente al discurso oficial no es nada nuevo. Mi hija también fue maltratada hace algunos años atrás. Tanta infamia, bajeza, impunidad y cobardía solo acabará cuando deje de existir la mafia que manda en Cuba hace ya 62 años”.
Los niños, de 10 años, César Nadiel y César Raidel, luego de sufrir las agresiones antes relatadas “se encuentran aterrorizados y no quieren salir a jugar a la calle como hacen todos los niños en Cuba. Están como en el 2019 cuando tuvieron que recibir tratamiento psicológico porque temían ir a la escuela y ser agredidos por su maestra”, ha denunciado dicho instituto.
El ICLEP es la única organización no gubernamental que ha logrado crear una red de medios de comunicación comunitarios dentro de Cuba con el objetivo de “hacer un periodismo ciudadano con y para los cubanos” según destacan en su portal. No en balde sus miembros y sus hijos sufren tales agresiones.