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el electorado es cada vez más pesimista sobre el rumbo de Biden

La gran mayoría de los estadounidenses cree que los demócratas están desconectados de los problemas reales de los trabajadores

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden. Europa Press

El Partido Demócrata estadounidense, que domina tanto la Casa Blanca como el Congreso, tiene un ojo en la crisis ucraniana y otro en las elecciones de medio mandato de noviembre, en las que se eligen legisladores y gobernadores de estados y que pintan mal para el partido de Biden.

Son incompetentes, están desconectados de lo que piensa el ciudadano corriente y sufrirán severas pérdidas en las urnas, advierte una reciente encuesta de los demoscópicos habituales de los Clinton, Douglas Schoen y Carly Cooperman.

Schoen y Cooperman escriben en The Hill que la encuesta, realizada entre probables votantes en las próximas elecciones de noviembre, «revela que el electorado es cada vez más pesimista sobre el rumbo que está tomando el presidente Biden y los representantes demócratas, y sienten que las prioridades del partido no coinciden con las propias».

La receta que sugieren Schoen y Cooperman para tener alguna posibilidad de un resultado decente en las elecciones y, sobre todo, de mantener la Casa Blanca en 2024, es un urgente y claro «regreso al centro«, que en Estados Unidos significa, sobre todo, demostrar al electorado que el partido está centrado en resolver los problemas de calidad de vida que afectan a la gente normal.

Un cambio de rumbo de esta envergadura exige tirar por la borda todas las obsesiones «woke» que lastran el debate interno del partido, marginar a su ahora hegemónica ala ultraprogresista y admitir que el gasto público se ha disparado a niveles inasumibles y que las políticas de identidad (la tribalización de la política) son un peso muerto que acabará hundiéndoles.

Es algo a lo que urge explícitamente una mayoría de los encuestados, un 54 por ciento (56 entre los independientes), pide a Biden y los suyos que se olviden de las políticas progresistas y vuelvan a la moderación centrista. Solo un 18 por ciento quiere políticas más progresistas, y aún menor, un 13%, es la proporción de quienes desean que se queden como están ahora ideológicamente.

Otra cosa en la que coincide una amplia mayoría, el 61 por ciento, es en que los demócratas están desconectados de los intereses y problemas de los trabajadores norteamericanos, demasiado «centrados en satisfacer las demandas del ala ultraizquierdista del partido, que ignora las preocupaciones cotidianas de los estadounidenses, como los precios disparados o el aumento de los crímenes violentos».

Lo que más preocupa al votante es la inflación, ese «impuesto a la pobreza» que ha alcanzado su nivel más alto de las últimas décadas. Esta es la prioridad para el 51 por ciento de los encuestados, seguida por la economía en general y la creación de empleo (32 por ciento). Pero solo un exiguo 16 por ciento cree que esta sea la prioridad para Biden, y el 47 por ciento (frente al 41) confía más en los republicanos para administrar la economía y (48 por ciento frente a 36) para controlar la inflación.

También se ve a Biden débil frente al crimen violento que está creciendo sobre todo en las grandes ciudades (un 56 por ciento), sobre todo porque fueron los demócratas quienes a finales del mandato Trump promovieron la campaña para reducir el presupuesto de las fuerzas del orden e incluso recaudaron fondos para pagar las fianzas de los amotinados violentos detenidos en las marchas de Black Lives Matter.

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