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TRASLADA A ESPAÑA SU 'MODUS OPERANDI' EN LAS PROTESTAS

La irresponsabilidad de la izquierda es la auténtica cepa colombiana

Manifestación de colombianos en Madrid contra el Gobierno de Iván Duque. Europa Press

El Boletín Oficial del Estado (BOE) acaba de publicar en España la tan esperada reforma en materia migratoria que elimina si no en su totalidad si en gran parte las restricciones hasta ahora existentes por razones epidemiológicas para acceder al país ibérico desde terceros países.

Conocida es la polémica planteada por el viceconsejero de Sanidad de la Comunidad Autónoma de Madrid, quien apeló al término de cepa colombiana para calificar los casos que existían en España de nacionales del país cafetero detectados sobre todo en las recientes semanas del mes de mayo.

Un malentendido también azuzado por las extralimitaciones en unas manifestaciones en contra del Gobierno de Iván Duque de los colombianos residentes no solo en Madrid sino en el resto de España, donde el respeto a las medidas biosanitarias por los participantes en las protestas brilló por su ausencia (incumplimiento de la distancia de seguridad).

Algunas fotografías publicadas estos días por medios españoles de los citados incumplimientos de dichos residentes colombianos en las expresadas manifestaciones, desentendiéndose del respeto a las más elementales normas anticovid son evidentes, lo cual fue objeto de crítica incluso por sectores espontáneos de la ciudadanía española que recordaron que fueron este tipo de manifestaciones -las que se celebraron con relación al Día de la Mujer, el 8-M- las que propagaron masivamente la pandemia por España.

La irresponsabilidad, el ventajismo o el incumplimiento de las normas éticas y/o jurídicas de algunos sectores de los colombianos en el exterior, no la mayoría, afortunadamente, no pueden seguir siendo las señas de identidad de los colombianos en el mundo.

La inmensa mayoría de ciudadanos españoles no pueden estar cumpliendo escrupulosamente las necesarias e imperativas normas sanitarias, mientras que los residentes colombianos en la nación de Cervantes se las saltan a las primeras de cambio en base a discursos políticos miméticos impuestos posiblemente por la izquierda de su país a quienes presuntamente obedecen los promotores del «si no morimos de covid morimos de hambre» o el «nos están matando». Dicha estrategia de manifestaciones sin restricciones ha dado lugar a que en Colombia se disparase de forma geométrica los casos de covid-19.

Los colombianos residentes en el exterior no pueden exportar a España la tipología o formalidades de protestas que se están llevando en Colombia, claramente irrespetuosas con la legislación sanitaria y de espaldas con la más esencial normativa anticovid. Unas manifestaciones en el país ibérico que en la mayoría de los casos no contaron con permiso ni autorización gubernativa alguna.

Es evidente que ellos como residentes en España no van a morir de hambre, pero sí pueden provocar graves problemas por el virus no solo a ellos mismos, sus familiares o amigos, sino a la sociedad española en general, con la que se relacionan, en sus trabajos, estudios, etc., y que merece una consideración. Al menos porque están de momento residiendo en España no en Colombia y se deben a la normativa interna española.

El mayor enemigo de Colombia en el mundo y de su famosa estigmatización, al menos en España, posiblemente sea ese amplio sector de colombianos que lidera las fatales estadísticas de delitos relacionados con el narcotráfico, los que encabezan la lista de residentes irregulares o a los que más se les deniega las solicitudes de asilo, muchos de ellos entrando como meros turistas aprovechando las ventajas para Colombia de una supresión del visado Schengen.

Colombia no puede regresar a tiempos que todos creíamos superados y en los que parece que la izquierda aspirante al poder se siente cómoda, donde el comportamiento de cierto sector de colombianos en el mundo dejaba mucho que desear.

El colombiano es acreedor en España en líneas generales de consideración y también de grandes beneficios de todo tipo, con claro énfasis en el trato igualitario con los mismos españoles de origen. Los ejemplos son muy variados, pudiendo señalarse entre otros: el acceso a protección sanitaria, incluso en situación de residencia ilegal por su parte; acceso a ocupar puestos de trabajo en la Administración Pública española y en la función pública estatal, autonómica y municipal en general; facultad de ocupar puestos y cargos políticos de todo tipo; cobertura de pensiones de seguridad social, percepción de ayudas, subvenciones y prestaciones no contributivas de carácter social, independiente de que trabajen o coticen, paguen impuestos en España o no, etc., etc.

Es decir, trato y derechos que por diversas circunstancias en la mayoría de los casos no tendrían en Colombia, ni ellos mismos ni los propios españoles. A fin de cuentas, los mayores enemigos de la imagen de Colombia en el exterior son los propios colombianos con su actitud, que perjudica no solo a ellos mismos y a la mayoría de sus connacionales, que durante los pasados días se quedaron en su casa en España cumpliendo escrupulosamente las normas sanitarias sino también al resto de ciudadanos residentes en la actualidad en Colombia que piensan en venir a España tras la supresión de las restricciones existentes a través de dos textos normativos en esta materia (uno, la Orden INT/552/2021, de 4 de junio, por la que se modifica la Orden INT/657/2020, de 17 de julio, en materia de los criterios para la aplicación de una restricción temporal de viajes no imprescindibles desde terceros países a la Unión Europea y países asociados Schengen por razones de orden público y salud pública con motivo de la crisis sanitaria ocasionada por la COVID-19. Y dos, la Resolución de 4 de junio de 2021, de la Dirección General de Salud Pública, relativa a los controles sanitarios a realizar en los puntos de entrada de España. Ambas normas jurídicas entrarán en vigor y serán aplicables a partir del lunes 7 de Junio).

No es raro que las autoridades españolas, en concreto la Comunidad de Madrid, conocedora de estos excesos hable de la famosa cepa colombiana posiblemente de forma equivocada por inexistente técnica y científicamente como claramente ha expuesto el ministro de Salud colombiano y la propia OMS, pero desafortunadamente alardeada por los excesos e incumplimientos biosanitarios de algunos colombianos, no la mayoría, a través de sus manifestaciones y protestas incontroladas en diversas ciudades españolas, en estas semanas.

Por ello, la auténtica cepa colombiana es la irresponsable actitud de la izquierda de ese país que trasladó a España su modus operandi de incumplimientos que la ciudadanía española rechaza, causando no solo graves y profundos perjuicios a la principal víctima de dicha malévola estrategia -la inmensa mayoría de colombianos absolutamente cumplidores de la legalidad- y a la imagen exterior de Colombia.

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