Los jóvenes menores de 25 años no pagarán el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) en Hungría. La medida, impulsada por el Gobierno de Víktor Orban, ha sido aprobada este miércoles por los legisladores por 166 votos a favor y uno en contra y también permitirá que los recién casados sean elegibles para nuevos beneficios fiscales familiares después de que cumplan esa edad.
La nueva ley aprobada por el Gobierno húngaro ayudará, según la Ministra de Asuntos de Familia Katalin Novák, a unas 460.000 personas y los «ingresos de los jóvenes aumentarán un 22% como resultado».
El objetivo del Ejecutivo de Orban es, en palabras de Novák, promover que los jóvenes húngaros «tengan un futuro en el país y puedan formar una familia, tener hijos, prosperar y vivir».
La exención del IRPF para este sector de la población es la última medida de una larga lista de políticas de reducción de impuestos propuesta por Viktor Orbán y la Alianza del Partido Fidesz-KDNP desde que llegaron al Gobierno en el año 2010.
Al igual que muchos países anteriormente sometidos a regímenes comunistas, Hungría se ha enfrentado a la doble amenaza de no solo la caída de las tasas de natalidad, sino también a la “fuga de cerebros” a los países más ricos. En respuesta, y al contrario de la estrategia seguida por países como Gran Bretaña y Alemania que han recurrido a la inmigración masiva para corregir sus problemas demográficos, Hungría ha adoptado un enfoque “natalista”, es decir, apoyar a la población local para que tenga hijos en lugar de invertir recursos en intentar integrar a un gran número de extranjeros.
De hecho, las políticas de Viktor Orbán ya han tenido notables resultados: la tasa de natalidad en el país ha sido un 24% superior en la última década (desde 2010) y el número de matrimonios casi se ha duplicado en ese tiempo.
