Este sábado 23 de octubre las autoridades colombianas capturaron a Dairo Antonio Úsuga, alias Otoniel, jefe del Clan del Golfo, el narcotraficante más peligroso y buscado de Colombia, con cientos de procesos judiciales abiertos en su contra, una orden de extradición hacia los Estados Unidos, así como también con una circular roja de la Interpol ya que Otoniel enfrenta cargos por homicidio múltiple agravado, secuestro múltiple agravado, secuestro, narcotráfico y concierto para delinquir.
Según el portal Infobae, el presidente de Colombia, Iván Duque, informó a través de una alocución oficial desde la base militar de Tolemaida, que Otoniel fue capturado en el marco de una operación especial bautizada con el nombre de Osiris, señalando además que “el logro de hoy sólo se compara con la caída de Pablo Escobar en 1993”.
Por su parte, el diario EL TIEMPO confirmó con fuentes de inteligencia, que la captura de Otoniel se produjo en Necoclí-Antioquia, donde lo hallaron tras una operación conjunta de la Fuerza Aérea, Ejército y Policía. “Otoniel fue capturado después de una persecución de más de una década, era el último gran heredero de los viejos grupos «paras» desmovilizados durante el gobierno de Álvaro Uribe”.
La captura del líder de la mayor banda criminal de Colombia dedicada al narcotráfico, supone “el final del Clan del Golfo”, según afirmó Duque quien envió un mensaje a los miembros de esta estructura criminal: “o se someten a la Justicia de inmediato o les caerá de la misma manera todo el peso de la ley”.
El ministro de Defensa, Diego Molano aseguró que “la captura de Otoniel significa una victoria de la política de seguridad contra la mayor amenaza que tiene Colombia que es el narcotráfico”.
Sin duda que este golpe también suma puntos al Gobierno de Duque, administración que ha estado sometida a presiones, entre ellas, la crisis económica provocada por la pandemia, y las protestas vandálicas promovidas por Gustavo Petro y sus socios del Foro de Sao Paulo.