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La labor de Polonia en la guerra de Ucrania está siendo ingente

La profecía de Kaczynski en 2008 advirtiendo sobre Rusia: ‘Hoy es Georgia, mañana será Ucrania y, después, tal vez Polonia’

Jaroslaw Kaczynski, fundador del partido Ley y Justicia, en el aniversario de la muerte de su hermano, el expresidente de Polonia Lech Kaczynski. Europa Presss.

Desde que comenzara la guerra en Ucrania, Polonia ha recibido 2,5 millones de refugiados del país vecino, más de la mitad de todas las personas desplazadas a causa del conflicto. Muchas de las personas que han huido de la agresión rusa fueron acogidos voluntariamente en las casas de los ciudadanos polacos. Los refugiados ucranianos también pueden contar con la ayuda significativa del Gobierno conservador polaco.

El gabinete de Mateusz Morawiecki decidió otorgar a todos los ucranianos que vinieron a Polonia después del 24 de febrero el derecho de trabajo en el país durante 18 meses. Los refugiados reciben también la subvención de 63 euros mensuales. A los ciudadanos polacos, a quienes acogen a los ucranianos en sus casas, el Gobierno paga 8,5 euros diarios por persona, para compensar parcialmente sus gastos.

Aparte, los refugiados ―el 93% son mujeres y niños― tienen acceso al sistema de las prestaciones sociales para familias, introducido por Ley y Justicia, aliado de VOX en el Parlamento Europeo. Se trata de la subvención mensual de 108 euros por cada niño y el pago de 2600 euros entre el primer y el tercer año de vida del segundo hijo y los siguientes.

Nos acusaban de xenofobia y nosotros abrimos nuestras fronteras, nuestras puertas y nuestros corazones”, ha afirmado recientemente el primer ministro Mateusz Morawiecki. Polonia también envía a Ucrania mucha ayuda humanitaria. Un ejemplo: el convoy de 120 vagones y 1500 toneladas de alimentos que a principios de abril llegó a Kharkiv.

El Banco Nacional de Polonia permitió a los ucranianos cambiar su moneda por tipo del cambio oficial y no el de las casas de cambio. Al mismo tiempo, la entidad otorgó al banco central de Ucrania la línea monetaria en dólares estadounidenses, que constituye un acto de apoyo significativo a la moneda ucraniana en tiempos de crisis.

A esto, hay que añadir la respuesta de varias iglesias, empresas y organizaciones no gubernamentales a las necesidades de los ucranianos; desde los que han optado por quedarse a defender su país, como a los que decidieron refugiarse en Polonia. Un ejemplo son los viajes gratuitos en el transporte público de las ciudades polacas.

La opinión pública en muchos países del oeste quedó impactada por la magnitud y rapidez de la ayuda humanitaria polaca a su país vecino. Muchos no podían comprender la diferencia entre las reacciones del gobierno de Varsovia y los ciudadanos polacos a la oleada de los refugiados de Ucrania y la reciente crisis migratoria en la frontera polaco-bielorrusa.

El presidente de Polonia, Andrzej Duda, después de la audiencia con el Papa Francisco en el Vaticano, hizo una distinción entre los inmigrantes económicos ilegales y los refugiados. “Por un lado, tuvimos que ver una crisis migratoria planeada y provocada por las autoridades bielorrusas. Ahora, tenemos el ataque ruso con el bombardeo de los barrios civiles y la gente que huye de la guerra intentando salvar sus vidas. Ellos son los que la ley internacional define como refugiados”, explicó el mandatario polaco.

Ucrania también cuenta con la ayuda diplomática de Polonia. El Gobierno de Varsovia opta por la imposición de las más fuertes sanciones a la economía de Rusia. Más allá de la esfera simbólica, salió la visita de los jefes de gobierno de tres países europeos, Polonia, Czechia y Eslovenia, en Kiev, rodeado por las tropas rusas. El arriesgado acto de valentía y solidaridad de los primeros ministros Mateusz Morawiecki, Petr Fiala y Janes Jansa fue impulsado por el jefe del partido Ley y Justicia, Jaroslaw Kaczynski, quien también acompañó a los primeros ministros en la capital ucraniana.

La visita de 15 de marzo en Kiev recordó la llegada del entonces presidente polaco Lech Kaczynski a Tbilisi en medio del ataque ruso a Georgia en agosto de 2008. “Sabemos bien que hoy es Georgia, mañana será Ucrania, pasado mañana los países bálticos y luego, tal vez, le llegará la hora a mi país, Polonia”, avisó el hermano gemelo del jefe del partido Ley y Justicia, oponiéndose a la agresiva política rusa en sus raíces. Dos años después, Lech Kaczynski murió en un accidente aéreo en la ciudad rusa de Smolensk.

Las palabras del expresidente de Polonia suenan hoy como una profecía y refuerzan la convicción de los polacos de que Ucrania lucha, no sólo por su propia libertad, sino también por la de otros países de la región. Y los rusos hacen mucho para reforzar esta convicción. En la televisión estatal rusa Rossia 1, considerada el órgano de la propaganda oficial del Kremlin, el experto militar Igor Korotchenko dibujó en el mapa los planes de un potencial ataque a Polonia y Lituania.

Según el sondeo de Activ Group, sólo 13,4% de los rusos está en contra del ataque militar a otros países además de Ucrania; el 75% de los encuestados afirma que el siguiente país para invadir debería ser Polonia.

Recientemente, causaron indignación y conmoción en los polacos las imágenes de los pueblos recuperados por las tropas ucranianas de manos rusas. Las fotos de los civiles asesinados en la localidad de Bucha, con disparos en la nuca, y de las fosas comunes, recuerdan a las atrocidades parecidas cometidas por los soviéticos, durante la Segunda Guerra Mundial, en Katyn. 

“Las imágenes de civiles disparados en la parte posterior de la cabeza, con las manos atadas, traen a la mente comparaciones con los tiempos más oscuros del totalitarismo estalinista y nazi”, anunció el Ministerio del Exterior de Polonia, señalando la necesidad de una investigación internacional de los crímenes de guerra. La agencia rusa Ria Novosti publicó un artículo titulado ‘Que hacer con Ucrania’, en que abiertamente llama a la aniquilación.

A pesar de todo, los polacos ahora tienen menos miedo de las tropas rusas que al inicio de la guerra. Durante los cuarenta días de invasión, ha caído el mito del gran e invencible ejército ruso. Se suponía que las fuerzas de Putin iban a tomar el control de Kiev en tan solo tres días. En realidad, más de un mes después, se están retirando del asedio a la capital ucraniana. Los expertos de seguridad internacional polacos no tienen ninguna duda de que el ejército ruso, en su estado actual, no sería capaz tomar el control del territorio polaco, que es miembro de la OTAN.

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