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BORRELL DEJA ENTREVER QUE TODAVÍA NO HAY ACUERDO

La UE no ha decidido todavía si ‘observará’ la farsa electoral de noviembre en Venezuela

El dictador Nicolás Maduro. Twitter

Han transcurrido dos largos meses desde que una misión técnica de la Unión Europea (UE) estuvo en Caracas, buscando verificar en el terreno si existen condiciones o no para la presencia de observadores. Esto de cara al proceso electoral regional y municipal que ha convocado el régimen chavista para el 21 de noviembre próximo. Sin embargo, pasado este tiempo, no se ha emitido pronunciamiento oficial alguno sobre si habrá una delegación europea haciendo observación ese día en la nación sudamericana. 

Esta semana el propio titular de exteriores de la UE, Josep Borrell, ha dejado entrever que todavía no hay acuerdo en Bruselas sobre qué hacer en noviembre con el caso venezolano, precisando que actualmente todavía están “discutiendo” el tema.   

«Se necesita avanzar hacia la celebración de unas elecciones presidenciales y legislativas con garantías y otras muchas cosas más que el país necesita para ir construyendo un gran acuerdo nacional (…), nos parece muy bien la iniciativa que han tomado los noruegos con el apoyo de México”, apuntó Borrell al medio Voz de América, a propósito de las negociaciones iniciadas entre representantes del chavismo y de la oposición semanas atrás en la capital mexicana.

Amén de las declaraciones del Alto Representante para las Relaciones Exteriores de la UE, en los diálogos de México no ha emergido por ninguna parte la posibilidad de convocar elecciones presidenciales en lo inmediato, con un chavismo que no está dispuesto a poner en juego la permanencia de Maduro al frente del país caribeño. Hasta ahora solo se tiene previsto que en noviembre se escojan nuevos concejales, alcaldes y gobernadores. 

De hecho, durante las conversaciones entre los representantes de Maduro y los delegados de la oposición no se ha propiciado ninguna modificación sustancial en las condiciones electorales de cara a este proceso electoral, salvo la habilitación de un par de dirigentes que hasta hace nada estaban en el exilio y han vuelto al país para concurrir como candidatos. 

Tal es el caso de Tomás Guanipa, quien hasta hace poco fungía como Embajador de Juan Guaidó en Colombia y ahora es candidato a alcalde de Caracas y José Manuel Olivares, quien fue diputado en la Asamblea Nacional liderada por Guaidó y ahora aspira a ser Gobernador del Estado La Guaira (en el centro-norte del país). Más allá de episodios como estos, el ventajismo otorgado al partido de gobierno y la opacidad del sistema electoral venezolano siguen siendo los mismos de siempre.

La Coordinadora Nacional del partido Vente Venezuela, María Corina Machado, ha recordado este jueves que ya se han cumplido dos meses desde que la Misión Técnica de la UE visitó Venezuela, sin que ésta haya presentado todavía ninguna conclusión sobre los resultados que arrojó dicha visita. De modo que no se trata solamente de que la UE no ha logrado un consenso sobre si vendrá a cumplir roles de observación en noviembre, sino de que hasta la fecha no se ha rendido ningún informe público sobre las reuniones que sostuvo con distintos sectores políticos venezolanos la Misión enviada por Borrell. 

“Consideramos que en Venezuela no están dadas las condiciones técnicas, políticas ni logísticas para el eventual despliegue de una Misión de Observación Electoral. La situación de Venezuela hoy es similar o aún peor a la de otras exploraciones donde el despliegue de una MOE ha sido desaconsejado por la propia Unión Europea, por incumplir los criterios técnicos y políticos (…). Ignorar las condiciones logísticas y técnicas reales, y disminuir los estándares profesionales que han construido la reputación y confianza de las MOE de la Unión Europea por argumentos de índole política tendría lamentables consecuencias”, señaló Machado.

La eventual presencia de los delegados de la UE en Caracas en calidad de observadores incluso sería un problema, puesto que la actual Ley de Procesos Electorales venezolana no contempla la figura de la observación internacional en medio de las elecciones. A cambio de ello estipula que pueden venir funcionarios a fungir como acompañantes o veedores del proceso. 

La diferencia estriba en que el observador puede presenciar minuciosamente todas las etapas de la elección y tiene investidura para cuestionar irregularidades durante la misma, si es que estas aparecen; mientras que la presencia del acompañante o veedor es financiada por el gobierno venezolano y su rol es netamente simbólico durante todo el acto electoral, con capacidad limitada para evaluarlo y señalar sus eventuales inconsistencias.  

Al elenco de voces críticas contra el eventual envío de una Misión de Observación Electoral por parte de Borrell a Caracas se ha sumado el coordinador de Voluntad Popular (VP), Leopoldo López, quien tampoco cree que existan condiciones para que Europa envíe delegados a Venezuela en noviembre próximo.

«Nos preocupa que bajen los estándares europeos de lo que es una elección libre, porque eso solo blanquearía al régimen y sería muy peligroso», ha dicho López. Sin embargo, hasta ahora su partido no se ha separado formalmente de la política anunciada por el llamado Grupo de los 4 o G4 (las organizaciones que hasta ahora han apoyado a Guaidó) en torno a inscribir candidatos para la dudosas elecciones convocadas por el chavismo en noviembre, lo cual suma más confusión al panorama. 

Indudablemente que la decisión de Borrell y la UE sobre validar o no la llegada de una delegación al país caribeño para observar este proceso electoral es de suma importancia. La anuencia de Europa en este sentido facultaría desde el punto de vista discursivo a quienes defienden la idea de acudir a elecciones como método eficaz para desalojar al chavismo del poder. 

Esto en un entendido de cosas en el que la realidad ha demostrado todo lo contrario en años recientes: en 2015 la oposición venezolana ganó con una ventaja considerable las elecciones parlamentarias, y a los pocos meses Maduro utilizó al poder judicial para promover una sentencia en la que la Asamblea Nacional había incurrido en “desacato”, invalidando así cualquier actuación de la misma en lo sucesivo. Luego, en 2018, Maduro incluso fabricó unas elecciones presidenciales sin las más mínimas condiciones de transparencia para poder reelegirse en el cargo hasta 2024, cuando supuestamente se celebrarán nuevos comicios presidenciales en la nación latinoamericana. 

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