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SE CELEBRARÁ EL PRÓXIMO 9 DE ENERO

Más de 30 agrupaciones opositoras tratan de ‘unirse’ para ‘socavar las bases’ de la dictadura de Daniel Ortega

Los tiranos Daniel Ortega y Nicolás Maduro participan en una reunión del Foro de Sao Paulo (FSP). Reuters.

Uno de los grandes desafíos de la oposición nicaragüense es la unidad para hacerle frente a la dictadura de Daniel Ortega, un propósito que, en casi cuatro años, tras el estallido social de abril de 2018, no han logrado ante intereses personales, grupos e ideológicos por liderar la disidencia.

Con el nuevo año y ante la inminente toma de posesión para un nuevo periodo en la presidencia de la República, que se atribuyó el dictador sandinista a través del fraude electoral del 7 de noviembre, 38 agrupaciones se han unido para realizar el próximo 9 de enero el «Congreso de la unidad de los nicaragüenses libres», en la víspera de la toma de posesión del nuevo periodo de cinco años que usurpará Ortega.

El académico Francisco Larios, de la comisión ejecutiva que organiza el cónclave, dijo que persigue aglutinar al mayor número de organizaciones y ciudadanos comprometidos en un objetivo que él define como «innegociable», el derrocamiento de la dictadura y el rechazo a cualquier intento de relegitimar a Ortega en el poder a través de diálogo y [nuevas] elecciones.  

Ha logrado aglutinarse una parte de la oposición con un proyecto que tiene un acta fundacional y protocolo, y cuyo segundo paso es instalar el congreso que estaría integrado por siete miembros que serán electos por unos 70 delegados.

Añadió que se proponen trabajar en función de una organización democrática, «que no sea de pactos ni de componendas». «No queremos unidad con personas que tengan intereses ocultos, o que estén buscando un salario y beneficios. [Queremos personas] que estén pensando en términos prácticos de cómo socavar las bases de la dictadura. Ese es el espíritu del congreso», apuntó. 

El objetivo es una Asamblea Constituyente

«El sueño es ir aglutinando fuerzas e ir haciendo todos los tipos de lucha a los que el pueblo tiene derecho porque está totalmente oprimido», añadió. «Una vez logrado el objetivo de sacar a Ortega del poder, el plan del congreso es nombrar una autoridad transitoria para organizar en un periodo de seis meses una Asamblea Constituyente que cree una nueva Constitución para desmantelar el sistema del poder político en Nicaragua que inevitablemente lleva tarde o temprano a dictaduras». «Necesitamos hacer una reforma profunda en lo político y en lo económico, subrayó Larios. 

Una vez que el proyecto de Constituyente este redactado, Larios asegura que el plan es someterlo a un referéndum popular. «Para que sea el pueblo que decida si el proyecto de Constitución es válido y, si se aprueba, ahí entramos a elecciones nacionales, locales y regionales de todas las autoridades del país», afirmó, para añadir que hasta ahí llegaría el mandato del «congreso», acotó.

‘No se pueden negociar los principios democráticos’

Nicaragua es un país golpeado por tres dictaduras en las última siete décadas. Las dos últimas de corte de izquierda, lideradas por el sandinismo, han causado la mayor destrucción, muertes y ubicado al país en segundo lugar de pobreza en la región. 

En 1979 el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) derrocó por la vía militar a la dictadura de Anastasio Somoza Debayle, y a su llegada al poder instauró la «dictadura del proletariado» en el país que generó una nueva guerra hasta 1990. Esa situación ha creado profundas heridas y desconfianza en los nicaragüenses en la clase política. 

«Tenemos que ir con perseverancia atravesando obstáculos que no son solo puestos en el camino por la dictadura, sino que son resultado de nuestras malas costumbres políticas, de los malos hábitos de nuestra cultura que hace más difícil llegar a acuerdos básicos», señaló en referencia a los pactos y componendas que propiciaron el retorno de la dictadura sandinista. 

En 1990, el gobierno de Violeta Barrios de Chamorro respaldó una amnistía por los crímenes y robos cometidos durante los 11 años del primer régimen, lo que permitió al sandinismo continuar en la política gobernando «desde abajo», causando asonadas y destrucción en el país hasta que logró retornar al poder gracias al pacto con el expresidente Arnoldo Alemán en 1999, que redujo el porcentaje de la elección presidencial al 35% para repartirse y alternarse el poder. 

Siete años más tarde Ortega «ganó» con el 38% de los votos las elecciones y desde entonces se atornilló en el poder. «Cómo es posible estar peleándonos si el objetivo es sencillo, derrocar a la dictadura e impedir que se legitime a través de diálogo y elecciones. Aquí no podemos negociar eso, tampoco se pueden negociar los principios democráticos. Esos son los dos ejes del diálogo», sostuvo.

Larios dijo que el congreso será virtual y participarán delegados en Nicaragua, España, Estados Unidos y Costa Rica. «El espíritu es absolutamente democrático», finalizó.

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