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El control del congreso será vital para conjurar la amenaza comunista

Tres grandes coaliciones celebran elecciones primarias el próximo 13 de marzo en Colombia

La elección presidencial en Colombia está prevista para el 29 de mayo próximo. Reuters

Las elecciones del domingo 13 de marzo definirán tres asuntos que son cruciales para el futuro de la política de Colombia y que marcarán el derrotero a seguir en los próximos cuatro años.

En primer lugar: las 3 grandes coaliciones que ya se han anunciado realizarán sus consultas para elegir candidato presidencial único.

En segundo lugar: se definirá la conformación de la Cámara de Representantes (en la que cada departamento tiene al menos dos y hasta 18 delegados), las FARC tienen cinco escaños, dos las negritudes, uno los indígenas, uno los colombianos en el exterior y uno las minorías políticas, para un total de 172; y del Senado de la República, integrado por 100 senadores elegidos en circunscripción nacional, dos en circunscripción especial para comunidades indígenas y cinco senadores de las FARC.

En tercer lugar: se sabrá qué coalición obtiene más votos en la consulta y más escaños en el Congreso y ello marcará el punto de partida para la primera vuelta presidencial que se llevará a cabo el 29 de mayo.

El pacto histórico, coalición cuyo candidato será, sin lugar a dudas, Gustavo Petro, está conformado por el Polo Democrático, la Colombia Humana, el partido comunista, la otrora lista de los decentes (petrismo), al igual que por figuras representativas de la izquierda más radical de Colombia. Hoy tienen una representación minoritaria en el Congreso, pero esperan que la consulta que elegirá a Petro como candidato presidencial, jalone suficientes votos para superar la representación que tradicionalmente ha tenido la izquierda en el Congreso, a la que se sumarán las diez curules que tiene garantizadas las FARC hasta 2026.

En la coalición “centro esperanza” confluyen facciones del partido verde, liberales, disidencias del polo democrático, entre otras. Sus listas al Congreso irán avaladas por los partidos Verde, Verde Oxígeno, Dignidad (escisión del Polo Democrático), Colombia renaciente y ASI; pero el partido Nuevo Liberalismo, que participa en la coalición, tendrá sus propias listas a Cámara y Senado. Definirán un candidato presidencial único entre el exsenador Juan Manuel Galán (hijo del asesinado Luis Carlos Galán), el senador Jorge Enrique Robledo (representante del Movimiento Obrero Independiente y Revolucionario-MOIR), el exministro Juan Fernando Cristo (del ala samperista del Partido Liberal), el exalcalde de Medellín y exgobernador de Antioquia – Sergio Fajardo, el exministro de salud y ex rector de la Universidad de los Andes – Alejandro Gaviria y el exgobernador de Boyacá – Carlos Amaya. 

La derecha -aunque algunos prefieren seguir la sugerencia del presidente Duque y hacerse llamar “extremo centro”- confluye en la coalición “equipo por Colombia” e incluye a los partidos Conservador, de la U y Centro Democrático (aunque formalmente no se ha hecho un anuncio en tal sentido). Definirán su candidato a la presidencia entre el exministro Juan Carlos Echeverry, el senador conservador David Barguil, el exalcalde de Medellín Federico Gutiérrez, el exalcalde de Barranquilla y exgobernador del Atlántico Alex Char, y el exministro, y candidato del partido del presidente Duque, Oscar Iván Zuluaga. Empieza a despegar también el Movimiento de Salvación Nacional con Enrique Gómez Martínez como candidato presidencial, listas de candidatos al Senado y a Cámara en 13 departamentos; aunque han expresado que no participarán en la consulta de marzo.

Está por definir si el partido Cambio Radical, que lidera el exvicepresidente Germán Vargas Lleras y que controla el 15% del Congreso de la República, presentará o no un candidato a la Presidencia.

Actualmente entre los partidos de la U, Conservador, Centro Democrático y Cambio Radical controlan el 60% de los escaños del Congreso; mientras que la izquierda apenas tiene 9 senadores y cinco representantes a la Cámara elegidos, a los que se podrían agregar los cinco senadores y cinco representantes de las FARC, pues suelen operar como bloque. El “centro” por su parte, se dispersa entre 14 senadores y 35 representantes a la Cámara del Partido Liberal, nueve senadores y nueve representantes del partido verde, entre otras fuerzas menores.

No es probable que la participación electoral supere con creces el 50% y sí muy probable que los partidos tradicionales, liberal y conservador, al igual que aquellos cuyas facciones tienen origen en estos, como Cambio Radical, la U y el Centro Democrático, conserven una votación importante en la elección parlamentaria y, por lo tanto, suficientes curules para mantener el control del legislativo.

En Colombia la dinámica de la elección al Congreso es muy diferente a aquella que orienta la elección presidencial (de la que las consultas de marzo son prácticamente unas “primarias”). Ejemplo de ello fue la consulta entre el Partido Conservador y el Centro Democrático en 2018, pues Duque obtuvo en ese evento más del doble de la votación que obtuvo su partido para el Senado. De igual modo, los votos que obtuvo en esa consulta Gustavo Petro, no se vieron reflejados en los votos que obtuvieron sus listas a Cámara y Senado.

Lo que sí quedará muy claro en marzo es qué coalición tiene más votos para la primera vuelta presidencial de mayo. Los electores suelen “ir a la fija” (como se dice coloquialmente en Colombia), y subirse al tren que tenga posibilidades reales de ganar. Si la derecha no logra más votos que la izquierda en la consulta o, aún peor, si es superada por la coalición de centro; las posibilidades de un gobierno de izquierda radical o moderada, en su versión “centro”, aumentarán considerablemente.

Sin embargo, la clave estará, como pocas veces en la historia, en el control del Congreso. Si bien Colombia es un sistema presidencial y el ejecutivo podría, como ya lo anunció Petro, gobernar por decreto. El parlamento unido y en oposición hoy cuenta con suficientes herramientas para censurar al gabinete y obstruir el eventual tránsito hacia el socialismo. Que el clientelismo y la chequera del Gobierno pueda superar esa oposición también es algo factible, no se puede negar. De allí que muchos prefieran que la izquierda vuelva a ser derrotada en las urnas y esta vez con suficiente amplitud. Veremos.

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