«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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EL RÉGIMEN CONSTRUYÓ A SU PROPIA 'DISIDENCIA'

Venezuela se transforma en el Afganistán de la Iberosfera bajo la mirada cómplice de la ‘oposición’

Hugo Chávez
El fallecido presidente de Venezuela, Hugo Chávez, en 2012. REUTERS/Jorge Silva

Pueden haber sido sorprendidos en su buena fe todas las personas que intentan estar al día con la dinámica política venezolana. Sobre todo, si analizan al sufrido y depauperado país suramericano con la presunción de buena fe por principio elemental. Mala idea. Mala idea porque todo en Venezuela empieza siendo mentira, repetida mil veces hasta la náusea y ni así se convierte en realidad.

Es mentira que hayamos tenido una oposición real y comprometida con el país. Es mentira que hayamos tenido una fuerza política autoritaria en el poder, llamada chavismo. Ni hay un grupo de políticos en el poder ni hay un grupo de políticos haciéndoles oposición. Venezuela hoy, y desde 1999, solo puede analizarse desde la óptica policial, criminalística y con frialdad de novela negra, para poder entenderla a cabalidad.

Una larga simulación a dos bandas

El chavismo llega al poder simulando ser una fuerza política, cuando en realidad no era otra cosa que una banda de socialistas en su estado superior. Porque el socialismo cuando llega a su grado máximo se convierte en banda criminal. Siempre, avanzan hacia el crimen, hacia la corrupción, el liberticidio y el genocidio, si tienen tiempo. Los socialistas que no han llegado hasta allá no son la excepción, sino la intentona que no prosperó. Sea Felipe González o sea Salvador Allende, la raigambre criminal va marcada en el ADN del socialismo desde siempre.

Socialistas ya en fase criminal lo suficientemente clara, fueron quienes llegaron al poder en 1999 de la mano de Chávez. Ya Chávez era un asesino y un traidor cuando una sociedad irresponsable le dejó entrar al palacio de Miraflores, pues en 1992 encabezó dos militaradas con muertos, bombardeos a blancos civiles y magnicidio frustrado incluido. No era un manso cordero que se ensoberbeció en el poder. No. Era el lobo con la sangre chorreándole por los colmillos y manchándole el hocico. Y simuló él que era un demócrata con ánimos reformistas, simuló la sociedad que todo era un gobierno más y simuló el mundo que nada malo pasaba, pues había que entender la democracia como la normalidad de una lección donde un asesino llega al poder por los votos y hay que dejarlo gobernar, como si la experiencia de Hitler ya se nos hubiese borrado de la mente.

Pero la simulación mayor arrancó ese mismo año, cuando quienes estaban llamados a ser la oposición a esa instauración del mal desde el poder, se plegaron a la simulación. Simulan ser opositores, sin serlo. Pactaron con el mal a cambio de salvar sus prebendas, sus parcelas y a sus patronos. La boliburguesía nació con el chavismo y la oposición falsaria fue su partera.

Fue Henrique Capriles, presidente de la Cámara de Diputados en 1999, quien se negó a defender al Congreso de la República cuando Chávez desde la constitución ordenó el cierre del poder legislativo y la disolución de la Corte Suprema de Justicia. Fue Henry Ramos Allup, jefe de la fracción parlamentaria más grande de ese parlamento, quien decidió pedir su jubilación y retirarse sin pelear ante la disolución de las instituciones republicanas. Fueron esos jefes de partidos quienes no solo se negaron a defender la burlada constitución de 1961, sino que se sumaron a la usurpación cuando en 2000 participaron en unos comicios organizados por el órgano electoral chavista, ese que le ha permitido 22 años de fraudes al régimen, con la anuencia de esa oposición hecha a la medida de las circunstancias criminales del Socialismo del Siglo XXI venezolano.

Fueron Julio Borges y Leopoldo López desde Primero Justicia, quienes se sumaron al sainete electorero fraudulento, resultando electos uno diputado y el otro alcalde del rico municipio capitalino de Chacao. Capriles tomó para sí la otra alcaldía capitalina de Baruta. Los nombres se repiten en distintas elecciones fraudulentas durante todos estos años, sin mayor interrupción.

Queda entonces preguntarse ¿Por qué un sistema electoral fraudulento permitía que resultaran electos estos personajes? ¿Por qué siempre salían ganadores en las contiendas a las cuales se sometían y, cuando perdían, hablaban de fraude solo tres días, sin atacar al problema de fondo que es el carácter fraudulento de ese sistema electoral?

¿Por qué el representante de Capriles ante la autoridad electoral, Roberto Picón, es hoy rector del CNE electo por el Parlamento Chavista?

Todas esas preguntas tienen una respuesta. La principal es una sola: todo fue mentira.

No hay sorpresas en el mundo de mentiras

Si conocemos entonces todo lo anterior, llegar a las acciones de la oposición falsaria venezolana hoy es un simple devenir histórico fácil de determinar.

No hay nada extraño en las posiciones de Capriles hoy, pues ha sido su posición todos estos años: ha sido un entreguista desde el primer día que se reunió con Chávez siendo presidente de la Cámara de Diputados en 1999. Fue entreguista cuando aceptó la usurpación en 2000 para colarse como alcalde, repitiendo en 2004 y alzándose en 2008 y 2012 como gobernador del estado Miranda. Fue entreguista cuando simuló pelear contra Chávez en la última campaña del difunto criminal y fue entreguista en grado sumo cuando le dejó la presidencia a Maduro tras el colosal fraude del cual fue objeto no el candidato, sino los ciudadanos que ese día salimos a votar y a defender nuestros votos en las calles, abandonados por una dirigencia que nos pidió, como siempre, devolvernos a casa a ver la toma de posesión del nuevo tirano por televisión.

No hay nada extraño en el discurso y las posiciones de Henry Ramos Allup, pues solo está siendo fiel a los intereses corruptos a los cuales ha estado asociado toda la vida financiera y familiarmente. Es el mismo Ramos Allup que desde la fracción parlamentaria de Accidón Democrática, conspiró contra el presidente Carlos Andrés Pérez, de su propio partido, para sacarlo del poder. Es el mismo crápula capaz de mandar a hijos ajenos a ponerle el pecho a las balas de las hordas asesinas del chavismo, mientras sus hijos hacían negocios con la PDVSA controlada por el chavismo. No hay nada nuevo bajo el sol.

Ni lo hay en un Guaidó escondido, como siempre, de sus responsabilidades, ni hay nada distinto en el falso héroe, profeta de la nada y estafador mayúsculo de Leopoldo López, que fiel a su costumbre, dirá que no está de acuerdo con nada, pero participará en todo.

Porque así han sido.,

Porque así serán. Porque en el fondo, así son.

Venezuela está en la dinámica inventada por el estalinismo, muy temprano: en manos de un régimen criminal que se construyó una oposición a la medida, antes que una oposición genuina pudiese organizarse por sí sola.

Solo queda la pregunta ¿Se organizará algún día una oposición genuina capaz de hacerle frente a esa organización del crimen trasnacional que es el chavismo? ¿O tendremos que seguir siendo la Afganistán de Suramérica, abandonada a su suerte y con una guerra silente donde no hay burkas pero sí hay más desplazados que en los territorios afganos?

Yo también quisiera saberlo.

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