El intelectual francés y candidato a la presidencia de la República, Éric Zemmour, a quien las últimas encuestas postulan como el rival de Emmanuel Macron en una hipotética segunda vuelta, ha arremetido contra el separatismo y contra el respaldo que recibe de los burócratas de Bruselas.
Las recientes declaraciones de Zemmour son una rectificación a las que hizo en el año 2017, poco después de la celebración del referéndum ilegal del 1-O, cuando defendió que «Cataluña no es populismo» sino «una vieja nación europea» y asumió buena parte de los argumentos del separatismo catalán al afirmar que «el nacionalismo nació en el siglo XIX» y que «se basa en una lengua, una cultura o una historia común como Alemania o Italia que e forjaron al mismo tiempo». «Siempre que Cataluña se rebela, Madrid reprime», llegó incluso a señalar en una entrevista con la revista francesa ‘Equinox‘.
Ahora, cuando el francés ha saltado a la palestra como el posible rival de Macron y su ‘apoyo’ al separatismo ha sido traído a colación en España -el diario ‘El Mundo’ convirtió la semana pasada este asunto en un tema nacional-, Zemmour rectifica y cambia su discurso para acusar a los federalistas europeos de apoyar al separatismo como parte de una estrategia para «debilitar» a la naciones «frente al rodillo de la UE«.
Si alguien de este lado de la grieta tenía dudas sobre si 'cancelar' a Zemmour por su supuesto apoyo a los indepes, este discurso suyo ayer en el puerto de Ajaccio criticando a la UE y al separatismo catalán, vasco y corso las disipa completamente. pic.twitter.com/kEkHA0HAXN
— Serpifeu de Bouillon (@gongorasamterry) October 11, 2021
«Los federalistas europeos no son imbéciles. Saben que las naciones son un obstáculo para su proyecto, y a ellos lo que les interesa es dividir para reinar mejor. No seáis ingenuos, no es por generosidad que desde Bruselas apoyan con la boca pequeña el separatismo catalán, vasco o corso. Saben que una nación dividida está debilitada frente al rodillo de la UE», ha afirmado en una conferencia pública en la capital de Córcega, Ajaccio.
El intelectual, cuya candidatura todavía no es oficial, ha provocado un terremoto en la política francesa al superar en un sondeo a Marine Le Pen, que ha caído, por tanto, a la tercera posición en intención de voto. En los últimos años, se ha convertido en el ‘enfant terrible’ de las ondas en la televisión francesa, cargando sin filtros contra la inmigración masiva y contra la tiranía del lobby LGTBI, y a favor de la tradición francesa.
Su ascenso en la derecha nacional francesa, donde todo el pescado parecía vendido, es una prueba más de lo desesperada que es la situación del país. Hace unos meses explotaba un considerable número de militares en una carta dirigida a Macron donde le advertían de una guerra civil inminente, algo que ha repetido en mayo Henri Guaino, antiguo asesor del expresidente Nicolas Sarkozy.