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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

¿Reinserción? Cuatro violadores excarcelados que volvieron a atacar

“Más del 90 por ciento de los pederastas reincide”, alerta en La Gaceta la abogada y criminóloga Beatriz de Vicente. Aquí tiene cerca de 20 casos que niegan la reinserción.

El ‘caso de Diana Quer’ ha reabierto la discusión sobre la prisión permanente revisable, una pena que existe en todas las democracias de Europa. Su debate en el Congreso está pendiente después de que en octubre saliera adelante una proposición de ley del PNV que pedía tramitar la derogación de esta figura incluida en el Código Penal hace casi tres años.
Cuenta con el rechazo de buena parte de la oposición, pero el PP, que fue quien la impulsó, sigue defendiéndola. Además, en los últimos días se ha impulsado una campaña de recogida de firmas lanzada en la plataforma Change.org para que no se derogue, a la que se ha sumado la familia de Diana.
El ministro de Justicia, Rafael Catalá, ha dicho este lunes que «no tiene sentido suprimirla. Ha recordado que «se incorporó en la reforma del Código Penal en 2015 en el convencimiento de que es un instrumento que tiene utilidad porque cuando una persona comete delitos gravísimos parece muy conveniente constatar si se ha producido la rehabilitación».
«La rehabilitación no se produce solamente por el transcurso del tiempo, sino que parece razonable acreditar que una persona que ha sido capaz de cometer delitos gravísimos ha cumplido con ese fin de resocialización«, ha expresado el ministro.

En la calle tras la anulación de la Parot

Con la derogación de la ‘doctrina Parot’, a partir de noviembre de 2014 han ido quedando libres algunos de los peores historiales carcelarios.
Pedro Luis Gallego Fernández, el ‘violador del ascensor’; Pablo García Ribado, ‘el violador del portal’; Valentín Tejero, violador y asesino de Olga Sangrador; Manuel González, ‘el loco del chándal’; Miguel Ricart, el único condenado por la violación y asesinato de las niñas de Alcàsser… y así hasta un total de 12 violadores fueron excarcelados, algunos de ellos condenados por abusar de menores.
Hasta el momento, cuatro han vuelto a reincidir. Félix Vidal Anido, conocido como el ‘violador del estilete’, fue condenado a 70 años por dos agresiones cometidas en Lugo en el año 1987. Cuatro meses después de salir de prisión, tras cumplir 35 años, asaltó a una mujer en su domicilio en Lugo en abril de 2014.
También volvió a las andadas Pablo García Ribado, conocido como ‘el violador del portal’. Fue detenido en octubre de 2014 en Guadalajara por abusos sexuales. En 1996 fue condenado a 1.721 años de prisión por 74 violaciones cometidas en Madrid entre 1990 y 1993. En el año que estuvo en libertad empleó una identidad falsa para ofrecer sus servicios como fisioterapeuta a domicilio en las localidades guadalajareñas de Torija y Trijueque. En estas visitas presuntamente abusaba de sus clientas, por lo que se le imputaron varias agresiones sexuales.
Otro de ellos es Antonio García Carbonell, que fue arrestado en Sabadell (Barcelona), en enero de 2015, por su presunta vinculación con el crimen de una mujer de 75 años en Cabanes (Gerona) en febrero de 2014. Había cumplido 18 de los 270 años de cárcel acumuladas por diferentes condenas, muchas de ellas por agresión sexual.
El pasado junio fue detenido Pedro Luis Gallego, rebautizado como el ‘violador de La Paz’. Salió de Alcalá-Meco en noviembre de 2013, tras pasar entre rejas 21 años por el asesinato de Leticia Lebrato, de 17 años, en Valladolid, y de Marta Obregón, de 19, en Burgos, y por 18 agresiones sexuales, unos delitos por los que fue condenado a 273 años de cárcel. Está en prisión provisional y sin fianza, acusado de cuatro violaciones, dos consumadas y dos en grado de tentativa, en los alrededores del hospital La Paz, entre diciembre de 2016 y abril de 2017.
El responsable de Instituciones Penitenciarias, Ángel Yuste, advierte de que el riesgo de los violadores excarcelados es máximo. Avisa de que son un gran peligro porque “tienen una tasa de reincidencia muy alta” y no se les puede aplicar medidas de control como la libertad vigilada.
En el caso de los pederastas, “más del 90 por ciento reincide”, según ha alertado en La Gaceta la abogada y criminóloga Beatriz de Vicente. “Están poniendo en la calle bombas de violar”, ha denunciado también Blanca Estrella Ruiz, de la Asociación Clara Campoamor, que ha pedido informar a las víctimas sobre la ubicación y cambios físicos de sus agresores.

«Unos 30.000 pederastas»

Juan José Cortés, padre de Mari Luz, ha reclamado en reiteradas ocasiones la “perpetua revisada” o medidas como las que adopta Portugal, que desde 2015 publica la lista de condenados por agresiones sexuales y pederastia.
Su pequeña fue asesinada en 2008 por el pederasta Santiago del Valle cuando debería de haber estado en prisión cumpliendo condena. Cortés se pregunta “donde está o para qué ha servido aprobar el registro de pederastas por el que luchamos y que anunciaron que se pondría en marcha en 2009”. “En España hay unos 30.000 pederastas que no sabemos ni quien son, ni como se mueven, que nadie los controla. No es motivo para estar tranquilo”, sentencia.
Desde el 1 de marzo de 2016, los condenados en España por delitos sexuales no pueden realizar actividades, trabajos o voluntariado en los que estén en contacto con menores, tras la entrada en vigor del Registro Central de Delincuentes Sexuales.
El psicólogo forense y exdefensor del Menor de la Comunidad de Madrid, Javier Urra, también pedía la cadena perpetua revisable en casos como el del pederasta de Ciudad Lineal, que no se rehabiliten en prisión. “Es muy importante que este tipo de delincuentes, que suelen ser reincidentes, se sometan a cursos de rehabilitación en prisión, y, si no los hacen o no superan los objetivos de los mismos, no pueden salir a la calle”. Sugiere el suicidio como ‘salida ética’ para pederastas irrecuperables. Este psicólogo y ex Defensor del Menor en Madrid defiende esta idea para violadores en serie o pederastas conscientes de que «reincidirán» tras cumplir con la justicia.
Por su parte, Miguel Gutiérrez, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría, admite que no existe coincidencia entre la comunidad científica sobre si es posible rehabilitar o no a estos sujetos. “Hay quienes creen que no es posible por su alta tasa de recaídas y quienes consideran que con las terapias adecuadas se podría rehabilitar a una parte. Son intervenciones muy complejas y en general con pronóstico malo”, explica.
A este respecto, el psiquiatra forense y profesor de la Universidad Complutense, Alfredo Calcedo, manifiesta que “en España tiene que haber un cambio de paradigma en relación al tratamiento de los delincuentes sexuales, debido a que las intervenciones psicoterapéuticas que se desarrollan en prisión no son suficientes para disuadirlos”.

‘Médicamente tratables, pero no curables’

“Son médicamente tratables, pero no curables”, afirma el doctor Jesús Poveda, profesor de psiquiatría de la Universidad Autónoma de Madrid. Tampoco acaba de creerse la normalización de estos individuos Antonio Cela, secretario general de la Sociedad Española de Criminología. Este exagente policial apuesta por rescatar del modelo anglosajón la figura del agente de la libertad condicional, que vigile los primeros pasos en el exterior de cualquier recluso.
En las cárceles españolas existen programas para la rehabilitación, donde la asistencia es voluntaria y los depredadores sexuales no suelen inscribirse. La pena máxima es de 20 años y el reo al cumplir tres cuartas partes de condena puede acceder a beneficios penitenciarios.
En otros lugares se aplican medidas que van desde la vigilancia permanente cuando salen de prisión, como ocurre en Reino Unido, hasta la castración química que prevén los países escandinavos. Bélgica ha autorizado la eutanasia a un violador y asesino, y numerosos países obligan a estos criminales a tratamientos de inhibición sexual.
“Dónde está la reinserción”, se pregunta María del Mar Bermúdez, madre de Sandra Palo, cada vez que se entera de que ‘El Rafita’ ha cometido un nuevo golpe.
Su hija, de 22 años, que fue violada repetidas veces, atropelladas en unas 15 ocasiones y quemada viva con gasolina. Espeluznantes hechos por los que Rafael Fernández García, alias ‘El Rafita’, uno de sus secuestradores, violadores y asesinos, fue condenado a cuatro años en un centro de internamiento y tres de libertad vigilada.
La mayoría de las detenciones han sido por robo de vehículos, usurpación de vivienda, daños y delitos contra la seguridad vial. Este individuo comenzó las tropelías a los siete años. Era ‘tironero’ y a los 11 pertenecía a ‘la banda del chupete’. Hasta la fecha acumula alrededor de una veintena de antecedentes policiales En la actualidad está en el penal de Segovia.
Tras la sentencia contra los autores del crimen, los padres de Sandra vienen reclamando una reforma de la Ley del Menor con el objetivo de evitar que delitos graves cometidos por menores queden “impunes”. Maria del Mar Bermúdez también se pregunta “cómo se puede proteger y darle tantos privilegios a los asesinos y tener tan desprotegidas a las víctimas, las grandes olvidadas”.

Más casos que niegan la reinserción

Otros de los depredadores sexuales de la historia negra española que tras salir de prisión o en un permiso penitenciario han vuelto a reincidir son José María Real López, que sólo tardó dos horas en volver a abusar de una menor tras quedar en la calle; Marcelino Fernández Arnaiz, tres días en abusar supuestamente de otra, y Juan Manuel Valentín aprovechó un permiso para violar y asesinar a la pequeña Olga Sangrador.
También es el caso de José Francisco de la Cruz, alias ‘El Boca’, que a los tres meses de quedar en libertad, tras 21 años de condena por la agresión sexual y el asesinato de una niña, cometió un delito de violación con el agravante de reincidencia.
O de Santiago del Valle, que fue condenado por abusos en 2002, eludió la cárcel durante seis años, y en 2008 asesinó a la pequeña Mari Luz Cortés, de cinco años. Además, desde prisión intentó apadrinar a una niña colombiana de entre 10 y 12 años a través de una ONG.
A ellos se suma el pederasta de Ciudad Lineal, Antonio Ortiz, condenado a 70 años y medio de cárcel. Este individuo estuvo cuatro veces en prisión por diversos delitos y denuncias de agresiones sexuales entre 1993 y 2001. Contra el informe de los expertos penitenciarios, la Audiencia de Madrid lo dejó en libertad antes de cumplir los nueve años a los que fue condenado en el 2000 por una agresión a una niña.
Más pederastas o violadores que volvieron a cometer tropelías son Pablo García Ribado; Pedro Luis Gallego; Antonio García Carbonell; Elías Román; Alejandro Martínez Singuí; Féliz Vidal Anido; Fernández; T. L. N.; Valentín Tejero y Pedro Luis Gallego.
También volvió a violar tras pasar 15 años en la cárcel por tres violaciones, Borja P.L., de Camas (Sevilla). En marzo de 2016 volvió a prisión.
Este individuo estuvo preso entre 1998 y 2013 por otras tres violaciones cometidas en Sevilla. Estaba disfrutando del régimen de semilibertad derivado del tercer grado penitenciario, aunque por orden judicial no podía pisar la capital hispalense hasta 2018.
En febrero de 2017 aceptó ocho años de cárcel por una violación que cometió el 31 de diciembre de 2015. Cuando cumpla la nueva pena tendrá que estar otros cinco años sometido a vigilancia para evitar que vuelva a delinquir. También ha sido condenado a doce meses de prisión por quebrantamiento de la condena, ya que sobre él pesaba la obligación de no acercarse desde a Sevilla desde Camas, la localidad vecina en la que residía, cuando cometió su última violación.

En el juicio aseguró que se siente enfermo y que se vuelve «loco» con la ingestión de alcohol y drogas, a pesar de lo cual las toma, y mostró su esperanza en que los médicos y los psiquiatras encuentren una solución a su problema.

Otro reincidente es el ‘violador del Eixample’, juzgado desde este lunes en la Audiencia de Barcelona. El fiscal pide 90 años de cárcel para este sujeto, acusado de haber agredido sexualmente en el distrito barcelonés de ese nombre a cinco mujeres, de entre 18 y 26 años, y de robar a algunas de ellas entre octubre de 2015 y enero de 2016 y, en un caso, en 2004.
Tenía antecedentes al haber sido condenado a ocho meses de prisión en 2014 por una agresión sexual cometida en 2004, aunque finalmente no ingresó en prisión.
En el caso de El Chicle, que era el principal y después único sospechoso del secuestro de Diana Quer desde noviembre de 2016, mientras la Guardia Civil trabajaba en los informes que llevaran a su detención una joven denunció haber sido agredida en Nochebuena.
La chica iba caminando cuando un sujeto la aborda y le dice que le de su teléfono. Asustada se enfrenta al agresor. Hay un forcejeo, unas voces y el individuo, “con una agilidad mental rapidísima”, cambia de estrategia: ‘Tú no eres Carla… era una broma de tu novio, nada me voy’.
Éste pretende marcharse, pero se da cuenta de que la chica ha visto su matrícula. Entonces saca del maletero una herramienta, se la pone en el cuello y le ordena que se meta. Llega a meterla en el maletero, pero esta consigue sacar una pierna y evitar que cierre. Escucha gente alrededor y comienza a gritar. El agresor se asusta, se mete en el coche y huye.
La denuncia llega al puesto ordinario de Boiro. Un Alfa Romeo, con matrícula que comienza por 99 y una letra D. Cuando la información llega a la Policía de Noia saltan todas las alarmas: es el coche de El Chicle. También abordó a tres jóvenes, que cuando vieron en los medios de comunicación la foto del detenido por la desaparición y la muerte de Diana Quer, lo identificaron sin ninguna duda, según confesaron en Espejo Público, conscientes de que estuvieron a punto de ser víctimas de El Chicle.
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